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Calderetes de la Txantrea: hambre de barrio sano

Como cada año, celebra sus tradicionales calderetes populares en su penúltimo día de fiestas, protagonizados por el buen tiempo y el ambiente acogedor

La cuadrilla Nafarkoade posa con el calderete que lleva un par de horas cocinando en el Paseo de Alemanes.Iñaki Porto

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La Txantrea, como cada año, ha aromatizado hoy sus calles con el olor de sus tradicionales calderetes populares en su cuarto y penúltimo día de fiestas. Cientos de jaimas han llenado a primera hora de la mañana la zona de Alemanes y han cubierto del sol a la multitud de personas que se han juntado alrededor del fuego para convertir un guiso clásico en barrio y comunidad.

El programa de fiestas de la Txantrea indicaba a los chefs y comensales que la hora oficial era las 14.00 horas en el Paseo de Alemanes. Sin embargo, los locales conocían la realidad y con previsión se han adelantado unas siete u ocho horas al lugar de encuentro. “Nosotros hemos llegado a las 6.30 horas de la mañana. Para entonces ya había montón de mesas y sillas que han montado hoy o que habían dejado preparadas el viernes, incluso el jueves”, ha atestiguado Javier Cayetano, txantreano veterano.

Javier nunca ha fallado a esta cita culinaria, que hace tan solo “unos 15 años” que ocupa la zona de Alemanes hasta la calle San Cristóbal. “Antes se hacía en la campa de Irubide porque se encendía fuego, pero luego cambió”, ha aclarado Beatriz Cayetano, su hija. La txantreana ha heredado el cariño de su padre por el buen comer y, sobre todo, por el buen celebrar.

“Tengo 48 años y lo conozco de toda la vida. Te juntas con la familia, amigos, gente que no veías desde hace tiempo e incluso conoces a nueva”, ha asegurado Beatriz. Una costumbre que se refleja en la receta “de siempre”. Así, las costillas de “cuto”, las patatas y “las ganas de comer”, han alimentado a las 12 bocas de los Cayetano y sus amigos.

El resto de veteranos del barrio también programaron una alarma muy temprana. Integrantes de la Txantreako Konpartsa estaban a las 7.00 horas en el paseo con el campamento montado. Eso sí, han sido de los pocos que no han desplegado una carpa. “Nunca la usamos, si vemos que llueve vamos a los porches o a la bajera de nuestros gigantes”, ha confesado Alberto Biurrun, miembro de la Comparsa.

Miembros de la Txantreako Konpartsa posan con su calderete a la espera del resto de comensales que están por las calles con las figuras.

Para este paladar experto, que lleva “toda la vida” preparando el calderete, menos es más. Con tan solo cordero, cebolla, pimiento verde, patata, zanahoria, un “chorrotón” de vino y una piparra picante el éxito está asegurado. ¿Y el secreto para que salga perfecto? “Que la carne sea buena y que se cueza a fuego lento, unas dos o tres horas”, ha afirmado. Una cocción ideal que ha alimentado a los 40 miembros hambrientos de la comparsa, que a las 11.00 horas han sacado a bailar a sus figuras desde la Plaza del Félix.

Aunque para hacer un buen guiso no sea necesaria la experiencia, quizá sí colabore y eduque a los próximos experimentados en el calderete. La cuadrilla Nafarkoadre debutó el pasado año en los fogones, aunque lo lleven haciendo hace mucho antes con los “guraso” –padres en euskera–.

“Esta vez hemos cambiado el cordero por el conejo y hemos venido a las 10.00 horas, que la última vez se nos hicieron las 11.30 horas, y porque tuvimos suerte pillando sitio, que si no...” ha admitido Iosu Casado, vecino. Para este grupo de nueve amigos, “la comida es lo de menos, lo mejor es el proceso, estar en la calle, hacer el tonto todos juntos”, ha añadido.

"La comida es lo de menos, lo mejor es el proceso, estar en la calle, hacer el tonto todos juntos”

Iosu Casado . Vecino de la Txantrea

Sus compañeras de quinta, Las Burris, también se han animado a la comida, aunque no al estilo tradicional de este día. “En general no nos gusta mucho el calderete, así que vamos a hacer fideuá”, ha relatado Paula Unanua, vecina veinteañera. La organización ha sido la clave para que la única discusión que han tenido haya sido con la bombona de butano. “Unas hicieron la lista, otras compraron, otras han venido a las 9.30 horas a montar todo y luego el resto al medio día para empezar a cocinar”, ha continuado.

Las Burris sonríen a cámara mientras cocinan las alitas de pollo para su fideuá.

Ser txantreano “de toda la vida” tampoco es un requisito para participar en este acto popular lleno de música, risas, buen ambiente y sol. Y algunos de los protagonistas de hoy lo han corroborado. La “cuadrilla de los helados” lleva cooperando en el cocinado hará “unos cinco años”, ha expresado Idoia López de Di castillo. Fermín Fernández se ha colocado como jefe de cocina de los 30 comensales. “Organizo todo, hago la compra y el calderete, aunque al resto los tengo de pinches”, ha confesado con tono amable.

Estos amigos no solo han destacado por número, sino también por decorado. En talla de bebé, de niño, de mujer y de hombre, daba igual, las camisetas azules con estampado de carta de helados no han pasado desapercibidas. “Es el primer año que lo hacemos. En 2024 Koldo propuso la idea y la hemos cumplido. El año que viene nos mantendremos y, quién sabe, igual hacemos nueva tendencia”, ha bromeado Fermín.

La "cuadrilla de los helados" visten unas camisetas estampadas en uno de los días más bonitos de las fiestas.

Jaki Toki, la “despensa comunitaria de la Txantrea”, ha reunido a unos 200 estómagos y ha recordado que estas fiestas son para todos los “txantreanos del mundo. Este barrio es de trabajadores e inmigrantes y todo el mundo tiene derecho a participar”, ha reivindicado Asier Ostiz, voluntario. Es la tercera vez que la asociación se anima a participar y, a pesar de que no es cordero y patata, los 17 kilos de arroz con verduras y pollo halal han sido suficientes para alimentar el sentimiento de barrio sano y acogedor que caracteriza, como afirman sus vecinos, a este barrio pamplonés.