Ser turista y hacer fotos es algo que parece que va siempre de la mano, pero esa obsesión por inmortalizarlo todo se ha vuelto más compulsiva desde la generalización de las redes sociales, especialmente de Instagram. Parece que si no te sacas una foto y la publicas no has estado en determinado lugar. Y, como hay fotos muy comunes entre los turistas, siempre hay que dar un paso más: asomarse más que nadie a un acantilado, entrar en una zona vallada o prohibida para hacer la foto que nadie tiene o tocar cosas que no se pueden tocar. Y claro, luego pasa lo que pasa.
Desastre en Verona
Como lo que sucedió en abril en el museo Palazzo Maffei de la ciudad italiana de Verona, aunque las imágenes se han hecho virales ahora tras sacarlas a la luz el propio museo para intentar concienciar de los “comportamientos superficiales e irrespetuosos” que se deben evitar en estos museos. Porque por el afán de hacerse una foto, una pareja destrozó una obra valiosísima, la conocida como silla de Van Gogh. Se trata de una obra creada por el artista italiano Nicola Bolla en homenaje al cuadro La silla de Van Gogh, que el pintor neerlandés llevó a cabo en 1888.
La pieza, de un valor incalculable (aunque hay quien la valora en más de 2 millones de euros), es prácticamente hueca, sujeta en parte por papel de aluminio y recubierta de cientos de cristales Swarowski. Eso sí, a simple vista parece una silla normal y corriente que puede aguantar el peso de una persona. Pero no es así, como ha quedado demostrado.
En el vídeo, grabado por las cámaras de seguridad, se ve a una pareja posando junto a la obra, aprovechando que los guardias de seguridad se habían marchado de esa zona. Llega un momento en el que el hombre quiere simular que está sentado sobre ella, pero resbala y cae encima de ella, destrozando el asiento y dos de las patas. La pareja se marchó rápidamente como si nada hubiera sucedido y eso impidió que el museo pudiera reaccionar de forma inmediata.
Por suerte, aunque en un primer momento hubo dudas de si la obra podría restaurarse, finalmente, y tras un minucioso trabajo, se ha hecho, y de este modo la silla de Van Gogh vuelve a estar expuesta, aunque probablemente con más protección o seguridad para que no se repita en el futuro.