Es una tradición importada, pero cada vez tiene más seguimiento y adeptos por estas latitudes. Comercios decorados, fiestas, disfraces, eventos para los niños, películas de terror… Se ven calabazas y personajes monstruosos por todas partes, principalmente destinados a la noche del 31 de octubre, víspera de Todos los Santos, pero al igual que pasa con los turrones, esa decoración de Halloween cada vez se coloca antes y se retira después, con lo que no se limita a un día.
'Truco o trato'
De todo lo que rodea a Halloween, uno de los actos preferidos por los más pequeños es ir de casa en casa pidiendo dulces con el clásico truco o trato. Un recorrido inocente con la intención de recaudar golosinas, pero que no a todos los vecinos les hace la misma gracia. No es la primera vez que se ven discusiones en una comunidad porque hay quien quiere que los niños puedan ir por los pisos pidiendo dulces y quien se opone contundentemente.
Si bien es comprensible la ilusión de los pequeños por algo que sólo pueden hacer una vez al año, también se puede entender que haya personas que acaben hartas de que les suene el timbre a todas horas si, por ejemplo, les cuesta levantarse para contestar, están enfermas, trabajan desde casa o, sencillamente, no quieren que se les moleste. Pero a algunas se les va de las manos.
Amenaza llamativa
Es el caso de una vivienda unifamiliar en Navalcarnero (Madrid), que este pasado fin de semana trató de que nadie llamara a su timbre pidiendo golosinas con una táctica macabra. Colgó fuera de la verja, junto al portero automático, una figura que representaba a un niño, boca abajo, atado de manos y pies dentro de una bolsa de basura, con el siguiente mensaje escrito en mayúsculas en una hoja pegada al cuerpo: “Este es el último niño que pidió truco o trato”.
La foto la ha compartido la popular cuenta de X Líos de Vecinos, y en poco más de un día se ha acercado a las 250.000 visualizaciones, con decenas de comentarios de tuiteros que tiran de humor para destacar que probablemente los dueños de la casa consigan el efecto contrario al deseado: “Nadie puede decir que no sea muy halloweendeño”, escribe un usuario. “Si hay decoración de Halloween, se puede llamar”, afirma otro. “Eso es una invitación a tocar el timbre y salir corriendo, claramente”, incide uno más.
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