Estamos asistiendo a una Vuelta cada vez más aburrida y anodina que está repitiendo el guión en demasiadas ocasiones. Las etapas son muy parecidas aunque con distintos ganadores. Es siempre lo mismo porque hay dos equipos muy superiores al resto. Eso está matando la competición. No pasa nada que ellos no quieran. En La Farrapona se ha impuesto Marc Soler, que era lo esperado en cuanto se ha configurado la fuga, muy numerosa. El Visma está intentando mantenerse junto al máximo y deja hacer con fugas de este tipo. Eso lo aprovecha el UAE para engordar la saca de las victorias con sus corredores.
Llevan siete y probablemente no sea la última. El 50% de los triunfos de la Vuelta son suyos. Es una barbaridad. Solo les queda a Grossschartner como candidato a otra victoria. El austriaco, sin embargo, no parece que es tan ambicioso como Vine, Ayuso o el propio Soler. En cualquier caso, están dominando la carrera. Solo Vingegaard se les resiste. Me parece que el Visma y Vingegaard están jugando a reservar demasiadas energías para estar juntos, pero al danés se le puede ir la Vuelta en cualquier detalle y no porque Almeida sea más fuerte. Un simple pinchazo le puede dejar sin carrera. Creo que tienen que correr con más agresividad para tener más colchón respecto al portugués. Fuera del duelo entre el Visma y el UAE, el resto apenas se tiene que conformar con las migajas.
El recorrido planteado no ayuda en nada para alterar el paso de la carrera, eso también es verdad. Las últimas etapas están siendo calcadas, una fuga con mucha gente, y un ciclista del UAE levantando los brazos. Que se repita esa escena una y otra vez hace que la competición caiga en el aburrimiento, porque se sabe que puede pasar simplemente ojeando el recorrido. Esa sensación es mortal para una carrera que lo que busca es ser emocionante. Han pasado las dos duras jornadas de montaña en Asturias y realmente no ha ocurrido nada. Todo sigue igual. l
*El autor es director deportivo del Grupo Eulen-Nuuk