Vingegaard es el rey de la Vuelta. Lo ha demostrado con creces en la Bola del Mundo, una subida imposible, que a mí, particularmente, no me dice nada. Sé que a algunos este tipo de ciclismo les gusta, pero la ascensión con rampas de garaje da para lo que da porque todos van parados. Es un escenario similar al del Angliru, donde es muy difícil obtener rentas.

Almeida necesitaba voltear 44 segundos y eso son palabras mayores ante un doble ganador del Tour. Se ha evidenciado con la victoria del danés para rematar la Vuelta. De hecho, solo había una posibilidad de que el portugués se llevara la carrera y era que él tuviera un día súper, como sucedió en el Angliru, pero que, sobre todo, Vingegaard tuviera un día malo.

Con un Vingegaard a buen nivel, sin estar top como en el Tour, ha bastado. Kuss ha comentado que el danés estuvo enfermo la segunda semana de carrera y de ahí su rendimiento en Asturias. Aún así ha evidenciado que es un ciclista de altísimo nivel porque no ha tenido que estar en su mejor versión para ganar. Además, se lleva la carrera con tres victorias de etapa y con la incógnita de saber lo que pudo ocurrir en Bilbao. Más allá de eso, el UAE ha hecho lo que se esperaba.

Todo el equipo al servicio de Almeida para endurecer la carrera, para meterle ritmo y jugársela en un uno contra uno frente a Vingegaard. En ese aspecto han realizado un gran trabajo, pero ante un Vingegaard como el de la Bola del Mundo es imposible. La subida, espectacular en desnivel, no da alternativas. Me gustaría destacar la gran etapa que ha hecho nuevamente Mikel Landa a pesar de los problemas de espalda que sufre. Lo ha intentado y ha llegado a pies de la Bola del Mundo junto con Ciccone, pero la etapa estaba marcada para los de general. En el duelo final, se ha subrayado la capacidad de Vingegaard, que tras ser segundo en el Tour, celebrará en Madrid la victoria de la primera Vuelta. Es un gran resultado.

El autor es director deportivo del Grupo Eulen-Nuuk.