Una comedia involuntaria
"Felipe y Letizia" cosecha críticas feroces y pierde la guerra de las audiencias con "Hispania"
pamplona. Las feroces críticas a la primera parte de la miniserie de Telecinco Felipe y Letizia hicieron que la segunda entrega experimentara una subida de casi 800.000 espectadores y pasó de los 4.270.000 del lunes a 5.051.000 el miércoles. Esta vez se quedó a sólo 65.000 seguidores de Hispania (frente al medio millón del lunes) y a una décima de share de la serie de Antena 3. Sin embargo, lo más llamativo no es la contraprogramación que se vivió la semana pasada, ni la más que posible sanción a Telecinco, ni la guerra de comunicados entre las cadenas de Fuencarral y San Sebastián de los Reyes por emitir Hispania sin cortes publicitarios. Lo que realmente se ha convertido en motivo de tertulias y corrillos es la imagen que Felipe y Letizia da de la Familia Real, desde un Rey que se pasea en chándal ("Me llena de orgullo y satisfacción hacer mis compras en Decathlon", escribió un internauta en Facebook) hasta el acento francés de la Reina. También hay gazapos y errores graves de ambientación, como el viaje por los túneles de la M-30 tres años antes de que estuvieran finalizados o la degustación de un helado que aún no estaba en el mercado, además de diálogos que sólo pueden calificarse como curiosos. Algunos tertulianos hablan de falta de respeto y la achacan a que Telecinco "no es una cadena española" -en alusión al 40% de participación de la italiana Mediaset-. Internautas y críticos profesionales la tildan de bodrio, disparate, parodia y comedia involuntaria ("la mejor comedia de Telecinco desde Camera Café", se podía leer en Twitter). Ni la Zarzuela ni los Príncipes de Asturias han querido hacer comentarios, pero en la calle y en los medios no se hablaba de otra cosa.