A bombo y platillo La Sexta ha puesto en antena un producto informativo comandado por Ana Pastor como temporal sustituto de Salvados de Jordi Évole, en un nuevo esfuerzo de hacer de la información algo más que producto noticioso. La inquieta y pizpireta Ana se asienta en un glamuroso plató presidido por un magnífico plasma que estructura varias y variadas entrevistas, género informativo que le ha dado nombre y relumbrón. Fact checking es un formato de tele norteamericana que se ha convertido en máquina de la verdad de las declaraciones de los diversos y distintos personajes, que Ana disecciona con amplio aparato de infografía. Someter las declaraciones de políticos a pruebas de verificación no deja de tener su aquel, ya que en las facultades se predica que verificaciones y comprobaciones antes de la emisión mediática. Un par de programas emitidos vuelven a poner en valor el quehacer de esta periodista, ceñuda, variable, intensa y charlatana como pocas que recoge excelente porcentaje de audiencia. Su satisfacción por el resultado negativo y mendaz de las declaraciones que salpican el programa y escasa predilección por declaraciones ciertas y verdaderas escoran su quehacer a la denuncia y caza perpetua de la fauna política hispánica. Trufa el programa con entrevistas al borde de la silla que realiza con excitación preguntona intentando tumbar o llevar a su batea al invitado de turno, que Luis de Guindos salvó con paciencia profesoral y galanura ministerial. Un modelo en base a verificación de datos, dejando las conclusiones al personal televidente que asiste a una catarata de asuntos durante una hora con secciones como El españolito o poder ciudadano que dan paso a vox populi. En la dominical noche se ilumina la pantalla con AnaMatrix frente a la mentira y argucia de los malvados de actualidad.