“Solo he pretendido ser una persona honesta y coherente delante y detrás de la cámara”
María Escario es uno de los rostros más populares de la televisión. No en vano, este año cumple tres décadas ligada a TVE, casi siempre pegada a la actualidad deportiva
madrid - María Escario está de celebración porque este año cumple tres décadas ligadas a TVE en las que se ha “metido cada día” en millones de hogares españoles, y es que, según reconoce, “el roce hace el cariño”.
Acaba de recoger un Mainat, que se une, entre otros, al Ondas que posee. ¿Qué suponen estos reconocimientos?
-No es fácil llevar tantos años en televisión, en un medio tan agitado y convulso, y esa presencia mía tantos años en cámara también hace que la gente se haya familiarizado conmigo y me vea como alguien cercano, alguien que se mete en tu casa cada día. Al final, el roce hace el cariño. También llevar tanto tiempo pegada a la actualidad deportiva y haber permanecido fiel a esa línea. Creo que eso también es lo que reconoce ese premio: un premio a la constancia.
Hace 30 años no era habitual que una mujer se dedicara al periodismo deportivo. ¿Qué le llevó a dedicarse a ello?
-Mi pasión por el deporte como practicante y como consumidora. No me llegó de rebote, me gustaba y me pareció un mundo increíble. Entonces España era un país muy, muy pequeñito a nivel deportivo... Nunca pensé que el hecho de ser mujer tuviera que ser un obstáculo, no me lo he planteado nunca y normalmente no me pongo obstáculos, la vida ya se ocupa de ponerlos.
¿Cómo se vivía en aquella época el papel de la mujer periodista?
-Era muy difícil abrirse camino siendo mujer, porque aquello era un terreno acotado para hombres. Cuando llegué a la redacción de deportes de TVE, me di cuenta de que los deportes estrella estaban absolutamente copados por hombres. Me agarré a la gimnasia rítmica como vía para crecer profesionalmente, y a los seis meses ya estaba retransmitiendo un mundial. Fue mi plataforma para empezar a hacer cosas en pantalla, y allí me vio Pedro Erquicia y me llamó para trabajar con él... Nunca se sabe, me agarré a eso, porque, cuando entré, me dijeron que me dedicara a deportes de mujeres por aquello de “niña, no molestes mucho”, y eso hice y a través de eso conseguí llegar igual.
¿Sigue habiendo machismo en el periodismo deportivo?
-De otra manera, más sutil, pero claro que existe. No se miran igual las noticias con protagonismo de mujeres que de hombres, salvo cuando hay una medalla o un podio de por medio. Pero, habitualmente, el seguir la información deportiva femenina no existe como esa especie de obligación que tendría que pasar en un medio público como TVE.
¿Cuál ha sido su mejor y su peor momento televisivo?
-Sin duda, el mejor, Barcelona 92, desde el primer hasta el último día. Fue la sensación de ser partícipe de un momento que iba a cambiar la historia de este país, y no solo deportivamente. El peor momento, probablemente, fue el telediario que tuve que hacer unas horas después de fallecer Severiano Ballesteros, porque aquella noticia me llegó, personalmente, muy dentro. Ese fue un telediario que lo hice con las entrañas, me salió del corazón. También fue fastidiado el primer telediario después del derrame cerebral. No por nada, porque yo estaba bien, sino por sentirme tremendamente observada.
¿Cómo afrontó su relevo el año pasado como presentadora de los deportes después de 20 años?
-Cuando llevas 21 años ininterrumpidos presentando un telediario, ya tienes mentalmente hecha la maleta para que cualquier día te den la palmadita y te digan que viene otra persona. Te ponen a dedo y te quitan a dedo. Los responsables tienen todo el derecho del mundo a sustituirte cuando consideren oportuno. Otra cosa son las formas. El hecho en sí, perfectamente entendible; lo que nunca entendí ni entenderé son las formas.
¿Qué siente cuando le dicen que es un referente?
-Intento relativizarlo. Lo único que he pretendido hacer en la vida, delante y detrás de una cámara, es ser una persona honesta y coherente en su trabajo y, si eso ha traspasado la pantalla, pues fenomenal. No soy ninguna genio del periodismo, ni mucho menos. Solo he pretendido ser una persona normal y honesta, contar las noticias de la mejor forma posible e intentar buscar nuevas vías para contarlas de otra manera, ser un poco transgresora, un poco más moderna, no tan previsible, tener mi propio estilo.