Madrid. Diez años después de su muerte, el recuerdo de Enrique Urquijo sigue vivo, especialmente en las canciones de Los Secretos, la banda que fundó en los ochenta con sus hermanos, en plena movida madrileña, y que aún hoy sigue llenando salas y cosechando admiradores.
"Para nosotros Enrique sigue tan vivo como antes, lo sentimos muy presente, es como si no hubieran pasado diez años", asegura su hermano Álvaro Urquijo, inmerso en la última fase de una gira con Los Secretos que concluirá el 18 de diciembre en el Palacio de Deportes de Madrid.
Él no necesita conmemorar de ninguna forma especial el décimo aniversario de la muerte de su hermano, ocurrida el 17 de noviembre de 1999, cuando tenía 39 años, porque "nuestro homenaje lo hacemos desde el día que murió en cada concierto, con cada una de sus canciones".
Quienes sí han querido conmemorar este aniversario son sus seguidores, que desde hace días están organizando conciertos para recordar la voz y el principal compositor de Los Secretos, creador de temas clásicos del pop español como Déjame, Ojos de gata o Sobre un vidrio mojado, en ciudades como Toledo, Vigo, Barcelona o Madrid.
Y en estos homenajes queda constancia de que las canciones de Enrique Urquijo han conquistado nuevas generaciones porque los han organizado gente como Roberto, un cantautor de 24 años que trabaja en un ministerio, o como Miguel, un estudiante de Agrónomos de 23.
Ambos han estado pendientes de los dos conciertos que se han celebrado los pasados jueves y viernes en la sala Galileo Galilei de Madrid y en los que veintidós cantautores y bandas han interpretado sus temas. En el primer concierto se llevó a cabo un recital más acústico, mientras que el segundo día fue más eléctrico.
"Yo conocí su música a raíz del disco de homenaje a Enrique Urquijo que se publicó en el año 2000. Me gustó mucho y me compré todos sus discos. Fue la primera vez que una canción me había llegado tan dentro", recuerda Miguel.
Y es que aquel chico de las canciones tristes que murió de sobredosis en un portal de Malasaña ha dejado una profunda huella en el pop español: "En nuestros conciertos a veces hay niños que se saben las letras de las canciones", cuenta Álvaro Urquijo poco antes de ofrecer un concierto en San Sebastián para el que las entradas se agotaron con semanas de antelación. Para él, su hermano reflejó "parte de su personalidad", la más melancóica, en las canciones, pero "no todo en su vida era así, era una persona con sentido del humor, nos pasábamos el día riéndonos y seguro que seguiría riéndose ahora".
una canción con sabina Otro de los grandes nombres del mundo de la música, Joaquín Sabina, ha explicado que Enrique Urquijo que "era un tipo de una tiernísima tristeza, tan desvalido, tan dulce, tan buena gente, y tan automaltratado. No conozco a nadie que no le quisiera. Él era el único que no se quería".
Con Sabina escribió una canción que, según su hermano, era una de las que más lo retrataban, en unas líneas que decían: Cómo explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario. "Odiaba la fama, la industria, las entrevistas, pretendía ser alguien anónimo", asegura.
Enrique, Álvaro y Javier (el tercer hermano que fundó el grupo y el primero que lo abandonó) y el resto de esta banda perseguida por la tragedia (dos baterías murieron en accidentes de tráfico) se iniciaron en la música sin ninguna intención de hacer carrera.
"Entonces no teníamos ningún ejemplo, no existía esa idea o esa posibilidad, nuestro sueño era imitar a los que nos gustaban", recuerda Álvaro Urquijo, orgulloso de que Los Secretos, que han cumplido treinta años de actividad, fueran "pioneros" de las estructuras actuales del pop español.