madrid. Más de un centenar de fotografías de claro contenido social, fruto de viajes por Bosnia-Herzegovina, Guatemala, Cuba y Uruguay entre 2000 y 2004, y que narran historias de supervivencia después de un conflicto, componen el libro Vidas y tránsitos, del fotógrafo español Miguel Lizana.
Son instantáneas, indicó el autor, que narran "historias de superación" en zonas donde ha acaecido "algún tipo de conflicto, ya sea bélico, como en Bosnia, o económico, como en Uruguay", y que reflejan las situaciones cotidianas de las personas retratadas. Vida y tránsitos, editado por Tropo con el apoyo de la Agencia España de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), lo definió su autor como un trabajo de "fotografía humanitaria y social" llevado a cabo "sin urgencias" y "con serenidad, con mucho cuidado y mucho tiempo".
Lizana, que se licenció en Derecho en Zaragoza, donde nació, y se diplomó en Fotografía en el Kensington and Chelsea College, de Londres, explicó que en su trabajo no recurre a "la noticia del día a día" sino que, todo lo contrario, se acerca a los sitios para fotografiarlos "después de la noticia". Así, Vidas y tránsitos trasmite ese "después" de un conflicto y sus más de cien instantáneas tienen "un contenido social claro", pero con la intención, "no de subrayar el dolor, sino más bien de sugerirlo", por lo que "no son demasiado explícitas". Lizana señaló que su libro, además de "un lado de denuncia", tiene "un lado estético", y que para él optó por emplear la película Kodak TRI-X, usada por fotógrafos como el brasileño Sebastiao Salgado. Con ella captó esas escenas prendidas de "cotidianeidad" en blanco y negro, porque, según él, es más "evocador" y les añade "un punto de dramatismo" a las instantáneas. En su libro, Lizana apostó por apoyar sus instantáneas con versos de diferentes autores. Así, el poema Una más alta empresa, del poemario Metales pesados de Carlos Marzal, sirve de prólogo. A continuación, cada una de las cuatro series en que se divide el volumen se abre también con un poema. Así, la dedicada a Bosnia-Herzegovina comienza con el poema La larga glosa, del alicantino José Daniel Espejo; y la de Guatemala, con La resignación y la asfixia, del guatemalteco Javier Payeras. Apoyado en un Mustang del 66, de Lara Moreno, sirve de apoyo para las instantáneas de La Habana, y Bienvenida, del poemario Poemas de otros, de Mario Benedetti, para el trabajo de Uruguay.