Eduardo Noriega camina hacia la luz en "El mal ajeno"
la ópera prima de oskar santos llega a las salas el jueves Apadrinada por Amenábar y con Belén Rueda, la película reflexiona sobre cómo nos afecta el dolor ajeno
MADRID. Eduardo Noriega y Belén Rueda son las cabezas de cartel de El mal ajeno, un debut cinematográfico de lujo de Oskar Santos que, tras estrenarse en el pasado Festival de Cine de Berlín, llega este jueves a las pantallas españolas apadrinado por Alejandro Amenábar y con la intención de desmenuzar una cuestión esencial: "¿Podemos vivir sin que nada nos importe?". El equipo de la película presentó ayer en Madrid esta historia ambientada en la unidad de dolor de un hospital madrileño, donde Diego, el médico interpretado por Eduardo Noriega, emprende "un camino hacia la luz".
Ese recorrido busca desbloquear esa asepsia tan útil para su profesión pero con consecuencias desastrosas en su vida privada y encuentra el detonante con un misterioso suceso: cuando el compañero sentimental de una de sus pacientes más graves le dispara en el pecho antes de suicidarse. A partir de entonces, sus poderes curativos se multiplicarán hasta alcanzar lo sobrenatural y, en la búsqueda de los orígenes y las contrapartidas de ese don "descubrirá que en la vida, si no hay dolor, se es un muerto en vida", explicó Santos. El mal ajeno, además del sello de Amenábar para la factura técnica y la atmósfera de suspense, tiene un guión escrito por Daniel Sánchez Arévalo, en el que "se combina muy bien el mundo cotidiano de personajes y muy cercano con lo fantástico", según el ganador del Oscar por Mar adentro. Así, la película desafía los géneros para, entre tanto médico, tener un diagnóstico múltiple: "No me interesaba tanto la cuestión fantástica como lo que eso implica para los personajes. Quería tomar un elemento de género y explorar sus consecuencias", afirmó el director. Por ello, tampoco consideró que las cuestiones como los milagros, el sacrificio o la ayuda al prójimo tiñeran su filme de un aroma religioso.
"Para mí, curar es una profesión", aclaró Santos en relación a las cuestiones de fe. "Me gusta que una película no aleccione, que luego el espectador rellene los espacios vacíos según su manera de pensar". Noriega apostilló que "la película no ofrece respuestas, invita a la reflexión. Nos hace pensar sobre cómo nos afecta el dolor ajeno o por qué nos ponemos corazas con demasiadas cosas". El actor vuelve en este filme a asociar su nombre al de Amenábar, su descubridor en Tesis y Abre los ojos. "Un proyecto donde esté él siempre me resulta atractivo. Espero que sea el comienzo de un reencuentro, ¿verdad?", dijo entre risas mirando al ahora productor. Noriega destacó "la intuición y el talento" de Santos, un director que "es novel pero no lo parece" y que, al final, prefiere definir la película como "una historia de amor". A ese amor conflictivo, curativo pero a veces trágico, se suman todos los personajes: desde la novia del suicida (Angie Cepeda) hasta la esposa del mismo, una mujer alcohólica y con menopausia precoz a la que da vida Belén Rueda. La actriz vuelve al registro dramático, pero no se cansa de sufrir. "Es una alegría cuando te llega un guión tan sorprendente como éste cuando parece que todo ya está inventado", dijo. Completan el plantel Clara Lago, José Ángel Egido, Luis Callejo, Carlos Leal y Marcel Borrás.