“Toda persona que comparte su historia lo hace con generosidad y merece respeto”. El realizador pamplonés Iñaki Alforja citó esta frase del reportero artajonés David Beriáin Amatriain, asesinado en 2021 durante un rodaje en Burkina Faso, como ejemplo de lo que hacen Amaia Remírez y Raúl de la Fuente desde Kanaki Films, productora navarra distinguida con el Premio Príncipe de Viana de la Cultura de este año. Por su parte, durante la recepción de esta distinción, ambos cineastas han reivindicado la cultura como “espacio de lucha” y “medicina para el alma”.

En un acto celebrado en el Palacio Real de Olite y encabezado por la presidenta del Gobierno foral, María Chivite, junto al presidente del Parlamento de Navarra, Unai Hualde; la consejera de Cultura, Deporte y Turismo, Rebeca Esnaola, y el alcalde de Olite, Josu Etxarri, Alforja ha defendido la elección de ambos cineastas para este galardón por ser “un referente para todas las productoras y para todas las personas que nos dedicamos al audiovisual en esta tierra”.

Raúl de la Fuente y Amaia Remírez, junto a once de los trece consejeros del Ejecutivo foral; la presidenta María Chivite; el presidente del Parlamento, Unai Hualde; la delegada del Gobierno, Alicia Echeverría, y el alcalde de Olite, Josu Etxarri. Javier Bergasa

Historias que transforman

El productor, fundador de Sagone Films, y miembro del Consejo Navarro de la Cultura y las Artes, ha pronunciado un discurso en euskera y en castellano en el que ha recordado los tres Premios Goya logrados por Remírez y de la Fuente –por Minerita, Un día más con vida y Maldita–, así como sus dos preselecciones para los Oscar y su distinción a la mejor película de animación en los 31st European Film Awards por su audaz largometraje en torno a libro homónimo de Ryszard Kapuscinski. Una coproducción de cinco países y 10 años de gestación. 

Precisamente, Alforja ha destacado cómo Kanaki Films ha convertido en su “brújula ética y creativa” una frase del reportero y escritor polaco: “El deber del periodista es ponerse del lado de los débiles”. Desde la pequeña localidad de Unciti, “han elegido contar historias que no siempre se quieren escuchar, que no encajan en el ruido fácil ni en la superficialidad de lo inmediato. Historias que sacuden, que duelen y que transforman”, ha agregado. Y es que, “en un mundo saturado de información efímera, de clikbaits que no llevan a ninguna parte, el cine documental se alza como un acto de resistencia intelectual: investiga, profundiza, escucha y observa. Nos obliga a detenernos, a mirar con otros ojos, a entender antes de juzgar”. Porque, en su opinión, este formato audiovisual “tiene la capacidad única de emocionar y educar, dedespertar la empatía y transformar conciencias”. 

“En un mundo saturado de información efímera, de 'clickbaits' que no llevan a ninguna parte, el cine documental se alza como un acto de resistencia intelectual"

Iñaki Alforja - Cineasta

“Mirar el mundo desde la empatía”. Eso es, precisamente, lo que, a su juicio, hace Kanaki Films: “Pone la cámara a la altura de los ojos de quien sufre, nunca desde arriba. Porque no juzga, acompaña”; y sus fundadores tienen claro que hacer cine documental “no es solo contar historias: es abrir ventanas al mundo, tender puentes entre realidades diversas y escuchar a quienes durante demasiado tiempo han sido silenciados”. En definitiva, “es capturar la esencia de la vida, sin adornos, sin filtros, con toda su belleza, su crudeza y su complejidad”. 

Ambición ética y estética

En los trabajos de Remírez y de la Fuente, habitan la valentía, el compromiso y la ambición. “Una productora de esta tierra apuesta por contar historias que viajen por todo el mundo, arriesgando siempre en lo narrativo y en lo estético”, ha indicado Iñaki Alforja sobre estos cineastas cuya última película hasta la fecha, Los Williams, habla de Iñaki y Nico, “pero también de migración, de integración y de racismo”.

Este modo “valiente, bello y necesario de mirar el mundo”, se plasma, asimismo, en su lenguaje audiovisual. “En Kanaki, cada imagen está elegida con precisión poética: la luz justa, el encuadre que no invade, el momento exacto. La belleza como acto político”; ya sea en la cárcel más atroz del planeta –El infierno–; en los desafíos sexuales y reproductivos que afrontan mujeres de las zonas rurales de Mozambique –Virgen negra–, o en un país olvidado del Caribe cuya población lucha con coraje para salir adelante (I Am Haiti).

Iñaki, durante su discurso en el Salón del Rey, que no pudo acoger a todas/os las/os invitadas/os y mucho menos a la prensa. Javier Bergasa

Echando un vistazo general a su trayectoria, se ve que “les ha ido bien”. Y esto es así, en palabras de Iñaki Alforja, porque han sido fieles a sus principios. Porque han creado lo más difícil para cualquier creador/a: una mirada propia. Han hecho del documental algo que importa... Y han sabido hablar de lo que duele: la pobreza, la desigualdad, la opresión, el racismo, la violencia, la igualdad, pero también de la lucha por la libertad, la dignidad y la justicia social”. Y, en los tiempos en los que vivimos, “donde el fantasma de los valores más reaccionarios recorre el mundo, necesitamos voces que no callen y miradas que no aparten la vista. Productoras como Kanaki Films, que se atrevan a caminar hacia lo incómodo, hacia lo oculto, hacia lo esencial”, ha concluido el cineasta.

En un acto en el que Francesco Casali y Leire Fernández Sáinz de Murieta han interpretado Haiti cherie y Siyahamba, por elección de los premiados, y al que ha asistido el Gobierno de Navarra casi al completo –han faltado Félix Taberna y Fernando Domínguez–, Amaia Remírez y Raúl de la Fuente han remarcado que sus trabajos son una forma de “conocer y acoger” al otro, "al extranjero, al diferente en género, nacionalidad o religión”. Y en un día tan señalado para los dos, han subrayado que “no cabe la pasividad ante el exterminio de un pueblo”, como sucede en Gaza, y han reivindicado “la curiosidad, la información y la cultura frente a las apariencias”.