La Cátedra Oteiza publica la antología más completa sobre Richard Serra
recoge 57 escritos y entrevistas de los años 1972 a 2008El libro, presentado ayer en Bilbao, dedica un apartado a Jorge Oteiza, a quien Serra confiesa su admiración
bilbao. Richard Serra, considerado uno de los escultores vivos más importantes del mundo y uno de los artistas más experimentales, siempre ha tenido palabras de admiración hacia Oteiza, al que considera su "alma gemela". "La intensa soledad que manifiesta la obra del artista vasco conecta con un carácter existencial remoto que reconozco yo mí mismo", ha confesado en numerosas ocasiones. Ahora es precisamente la Cátedra Oteiza de la UPNA la que ha publicado la antología más exhaustiva hasta la fecha de la obra teórica del escultor estadounidense.
Y se ha presentado precisamente en el Guggenheim Bilbao, donde el artista creó el conjunto escultórico monumental más importante y novedoso de los realizados en su dilatada carrera: La materia del tiempo, 7 piezas de gran tamaño, basadas en figuras elípticas y espirales onduladas, realizadas con planchas de acero. El propio Richard Serra (San Francisco, 1939) confesó que era el encargo más importante de su carrera.
El libro recoge 57 escritos y entrevistas realizados entre 1972 y 2008 seleccionados por el propio artista y en su mayor parte traducidos al castellano por primera vez. Además, por expreso deseo del artista saldrá próximamente en euskera. "No se trata de una publicación sobre Serra, sino de un libro de Richard Serra", matizó Francisco Calvo Serraller, director de la Cátedra Oteiza, que presentó ayer la antología junto con el director del museo, Juan Ignacio Vidarte, el consejero de Cultura del Gobierno de Navarra, Juan Ramón Corpas, y la vicerrectora de Proyección Social y Cultural de la UPNA, Camino Oslé.
El origen de esta obra se remonta a una conferencia impartida por el poeta del acero en abril de 2009 en el Museo de Oteiza en Alzuza dentro del ciclo Escultores sobre escultura, organizada por la Cátedra Oteiza. Ese mismo día, Serra fue investido Doctor Honoris Causa por la UPNA. La Cátedra Oteiza ofrece a los escultores que participan en este ciclo la posibilidad de editar una selección de escritos, y el primer resultado de este proyecto es el libro de este escultor, cuya obra se caracteriza por su relación anímica y física con el acero y el plomo, dando lugar a unas piezas esenciales, minimalistas, abiertas a la mirada del espectador.
antología La antología incluye trabajos inéditos, que van desgranando el pensamiento teórico del creador, que el año pasado fue distinguido con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Richard Serra. Escritos y entrevistas. 1972-2008 recoge reflexiones sobre el arte, la técnica, la escultura, el dibujo, los museos, su propia obra y las circunstancias que la rodean. Poco a poco se van entrelazando hasta constituir una biografía artística y un recorrido por sus obras más importantes, entre las que destaca la de la capital vizcaína.
Entre los escritos se encuentra uno dedicado a Oteiza, titulado Oteiza, un lenguaje para la inmensidad, publicado con motivo del 85 cumpleaños del escultor vasco, donde Serra le confiesa su admiración artística y conceptual. "Tres obras de Oteiza me obsesionan a causa de su prevalencia. Cada una me plantea un conflicto con la Historia pues aún hoy se presentan como incuestionablemente vanguardistas, pese a estar concebidas entre 1957 y 1958. Homenaje al padre Donostia,Caja metafísica por conjunción de tres diedros y Homenaje al estilema vacío del cubismo. El espacio a partir de estas obras no tiene precedente", admite Serra.
apasionado Pero ¿cómo es el Serra que desnuda su alma en esta antología? El lector se va a encontrar a un artista que "no se ha ablandado con los años", puso de manifiesto Calvo Serraller. "Serra es un personaje muy intenso, complejo, inteligente, profundo y, además, muy atrevido, polémico, radical y apasionado, porque es un luchador que no ha eludido nunca ninguna cuestión e, incluso, ha provocado situaciones muy extremas". Según el director de la Cátedra Oteiza, "ha mantenido contra viento y marea, en estos 30 años, el fuego de su pasión, lo cual, como todas las pasiones volcánicas, a veces, produce espectáculos luminosos y enormes y, otras, muy destructivos para el propio artista". Como ejemplo se refirió a la negativa de Serra a adaptar su escultura a la arquitectura, cuando la mayoría de escultores tenía como objetivo colocar sus obras en plazas y ante edificios de las grandes corporaciones.