El hombre más alto del mundo, el ucraniano Leonid Stadnik, reveló que no quiere participar en los récords Guinness y que quiere vivir tranquilo, según la agencia ucraniana Unian, a la que el "gigante" concedió una entrevista exclusiva. "Yo lo que quiero es vivir con tranquilidad y estar sano", confesó Stadnik, que fue operado en junio tras hallársele un tumor cerebral responsable de su incesante crecimiento.
El ucraniano, que hace un par de años medía 2 metros y 53 centímetros y que figuraba en el libro Guinness, ahora teme medir su altura, el principal problema de su vida, según dijo, aunque admitió que comenzó a golpearse la cabeza con las ramas de los arboles con las que no se daba antes. Tras haberse negado a renovar su récord, requisito obligatorio de Guinness, Stadnik perdió su liderazgo entre los gigantes del mundo.
A diferencia del turco Sultán Kosen, registrado oficialmente como el hombre más alto del mundo con sus 2 metros y 47 centímetros y a quien, al parecer, le agrada la atención del público, Leonid no quiere oír nada sobre su participación en concursos.
Cansado de la fama que le rodea, aseguró que lo bueno de estar en el libro Guinness fue que entonces no tenía problemas para vestirse: las compañías de las marcas más famosas le regalaban sus productos para promocionarse. Otro presente que obtuvo el "gran hombre de Ucrania" fue un coche que le regaló el expresidente ucraniano, Víctor Yúshenko.
Stadnik, que vive con su madre y una hermana que también es inválida, se dedica a cultivar uvas de las que tiene ya 140 variedades. No fuma, ni bebe; tampoco le interesan cuestiones políticas en las que no es "especialista", según comentó.