no tenía experiencia previa como galerista pero sí un local comercial disponible, inquietud por emprender y sensibilidad por el arte. Factores suficientes para que Celia Palacio se lanzara a la aventura y abriera la galería de arte Canvas, situada en la calle Francisco Bergamín, 13 de Pamplona. El jueves pasado se celebró la fiesta de inauguración y ya puede verse en ella la primera exposición colectiva.

Un sueño cumplido para Palacio, a quien la palabra crisis no ha hecho sino animar a lanzarse en este proyecto. "Tengo el local en propiedad, en una zona comercial muy bien situada. Se quedó vacío y tenía la opción de volverlo a alquilar, pero hoy en día nadie te puede dar garantías de que le va a ir bien, así que, como siempre he tenido en mente la idea de montar un negocio propio, decidí quedármelo yo misma", explica la galerista.

Con Canvas, no solo inicia una nueva faceta como empresaria, sino que también es la primera vez que trabaja en un ámbito relacionado con el arte. Palacio cursó estudios de Ingeniería Técnica Agrícola y Pedagogía y actualmente trabaja a tiempo parcial en el Colegio de Educación Especial El Molino. "He trabajado en distintos ámbitos y tengo una gran capacidad para adaptarme y aprender. Me he probado a mí misma en otros retos profesionales así que ahora, aunque no tenga experiencia previa en galerías de arte, confío en mí y creo que puedo suplir la inexperiencia con otras cualidades como la intuición, la sensibilidad... Y gracias también a muchas personas que me asesoran", apunta.

Buscando apoyos en esa red de contactos de personas implicadas ha organizado la primera exposición colectiva, con una gran presencia de autores navarros. Los óleos de Miguel Ángel Echauri, Juan Larramendi, Joaquín Ilundáin o Elías Garralda pueden verse junto a otros de José María Barroso, Albert Lluch Blaya o Miguel Calderón Paredes. También está expuesta una escultura de Zacarías Pellicer -"una raíz de boj, una maravilla que ya está vendida"-, acuarelas, alguna litografía...

"Respecto a las tendencias artísticas estoy totalmente abierta, no me decanto por un estilo concreto sino que me voy a dejar guiar por mi intuición para ir abriendo mi propio camino", apunta Palacio, quien asegura que, partiendo de autores navarros le gustaría abrirse "a toda la Península". "Por ejemplo, algo que me encanta y nunca he visto en una galería es la ilustración para libros. Aunque se empleen otro lenguaje y otras técnicas es arte también, y me gustaría tocar esa tecla", afirma.

A la hora de jugar con la disposición de las obras en la galería, Palacio explica que prefiere exponer menos cuadros para no sobrecargar el espacio y así poner en valor cada obra, consiguiendo que destaque.

todo tipo de clientes La nueva empresaria considera que, al haber pocas galerías en Pamplona, "más que competir, nos ayudamos entre nosotras". "Respecto a los otros galeristas, cada uno tiene su público y sus pintores, y por supuesto que yo ahí no me voy a meter", añade Palacio.

La ubicación céntrica de Canvas y la gran cristalera que muestra al exterior la obra expuesta son otro reclamo para que "todo tipo de público" se acerque a conocerla, considera la galerista. "Es cierto que la venta de un cuadro no es por impulso, es una decisión más meditada, pero creo que los clientes pueden ser personas muy diferentes. Desde alguien que simplemente tiene sensibilidad hacia el arte y quiere un cuadro bonito, hasta un entendido que busque una pieza más concreta", explica Palacio.

En este sentido, considera que la crisis puede incluso jugar a su favor. "El arte es un valor refugio. Habrá gente que tenga un dinero ahorrado y pueda pensar que ahora mismo, en vez de tenerlo en el banco, puede invertirlo en un cuadro. Ese ahorro queda ahí y cada año se revaloriza. Además, lo disfrutas a diario en casa", asevera.

Palacio se dedicará a la galería en las horas libres de su trabajo en el colegio. "De momento estoy sola, no puedo contratar a nadie porque eso es un gasto terrible y no puedo permitirme ese riesgo", asegura.

Sin embargo, destaca el apoyo que le ofrecen otras personas implicadas en el negocio del arte y también el de su familia, donde hay algunos pintores aficionados y mucha tradición empresarial. "Creo que esta inquietud la tenía en la sangre. Pero sobre todo, como propietaria de un local comercial, me negaba a quedarme de brazos cruzados y menos en un momento como este. Hay que abrir nuevos caminos, yo por lo menos lo he hecho, y ya veremos a dónde me llevan", concluye.