pamplona. Las memorias manuscritas de Tajafuerce, fallecido en 1996 a los 95 años, cayeron en sus manos cuando trabajaba en su publicación anterior. "Me las trajo la familia y me impresionó tanto que este hombre se decidiera a escribirlas con 88 años que decidí tirar para delante con ellas", cuenta Francés, que lamenta no haber podido presentar la edición de estos recuerdos en Buñuel, a causa de las "presiones ejercidas por el Ayuntamiento". De hecho, al final del libro incluye la carta que envió al alcalde, con fecha de enero de 2011, para informarle sobre la existencia de este libro, así como para señalarle que la mejor fecha para presentarlo sería el 25 de agosto, "fecha en la que Luis hubiera cumplido 101 años", proponiéndole, de paso, que la calle que hoy se llama Cristóbal Colón pasase a llamarse Luis Tajafuerce Morales porque el valor de su testimonio representa a todos los que perdieron la vida en el 36 y a todos los que sufrieron durante años por estar en el bando de los perdedores. De hecho, para Pedro José Francés, este buñuelero "encaja a la perfección en el perfil de quienes fueron asesinados, gentes que no se conformaban con sus condiciones de trabajo, que tenían 35 o 36 años y cuatro o cinco hijos".
Pero las demandas del autor no fueron atendidas, es más "el Ayuntamiento ha hecho lo imposible primero para que el texto no se publicase y luego para que no se difundiera", tanto es así, que "ni siquiera nos dejó presentarlo en el kiosco de la plaza", denuncia Francés, al que también le entristece que esta situación haya provocado que los familiares de Tajafuerce "se retraigan". "Ahora se abrazan al libro, pero no dicen ni Pamplona, y ni las gracias me han dado", cuenta. Y añade: "Lo que debían hacer es mostrarse orgullosos de su padre".
que no se sepa Como la mula al surco narra la vida del buñuelero desde sus primeros recuerdos hasta que alcanzó la libertad definitiva de las cárceles franquistas. Y, a juicio de Francés, sus memorias, "escritas todas de cabeza", ejemplifican bien "esa parte de la historia de esta tierra, la que sucede alrededor de 1936, que los herederos de quienes vencieron no quieren que conozca nadie, que habiendo ganado la guerra ya está todo dicho, y muchos de los que fueron derrotados todavía ahora prefieren seguir cultivando el silencio que aterró a sus padres gran parte de sus vidas". Para romper con ese ocultismo, el autor cree que "quienes conocemos esas historias de gentes admirables por corrientes tenemos la obligación de transcribirlas", más que nada porque, "al final del camino, la historia no es patrimonio de nadie y a la vez es patrimonio de todos".
Sobre el contenido del manuscrito de Tajafuerce, Francés cuenta que al leerlo quedó "impresionado". Con sus palabras, "Luis creyó que con ellas contaba su vida, y en realidad cuenta la vida de todos los que las leemos, y de todos aquellos que perdieron la guerra", pero también la de "los que creen que la ganaron" y "de los que la sufrimos cincuenta años después". El autor añade que él solo se ha dedicado a dar a los textos un cierto orden, "todo lo demás es de Luis, que tiene esa forma de contar como la de nuestros abuelos" y que pasados los 80 años decidió que era hora de reivindicarse y de dejar constancia de su existencia. "Porque Luis no fue culpable de nada, y fueron a buscarlo a su casa dos veces para matarle, y fue condenado a 20 años de cárcel, y fue prisionero y a su familia la condenaron a pasar penalidades". Por él y por los que no pudieron contarlo, Francés seguirá peleando para que le den una calle para que en su pueblo, Buñuel, dejen de ser hijos predilectos "dos obispos, dos generales y dos pistoleros fascistas".