Famosa por sus precios prohibitivos, en Japón el valor de lafruta se equipara a su calidad y exclusividad y depende de laspeculiaridades de su cultivo, siempre de temporada, la notoriedadde sus agricultores o su limitada producción.

En tiendas gourmet como Sun Fruits, en el lujoso centro comercialde Midtown (Tokio), estas piezas varían entre los más de 210euros por un racimo de uvas rojizas de la variedad Ruby Roman,cultivadas en la provincia de Ishikawa (noroeste de Japón), los160 euros de las afamadas sandías cuadradas o los 13 euros quecuesta una simple paraguaya.

Elaboración propia

Fundada en 1925, esta joyería de fruta, quecuenta con unos 170 empleados repartidos en seis tiendas de Tokio,ofrece también confituras propias artesanales, menús con zumosdel día, entre ellos el de naranjas de Valencia (España), dulces,almíbar y originales gelatinas que usan como recipiente el propiofruto.

"Ponemos las mejores frutas. Cultivadas con mucho esmero porlos agricultores japoneses", asegura la nipona Remina Chishiro,que trabaja en la exclusiva tienda de Midtown desde hace cincoaños.

En cajas de madera, con lazos y ribetes, aislados del exteriorcon celosías de papel cebolla o con bolsitas refrigerantes paramantener su temperatura, estos productos se venden con una cuidadapresentación acorde con la reputación de su contenido.

"No se cómo es en el extranjero, pero en Japón la fruta se escogecomo regalo", detalla Chishiro, en referencia a la tradiciónnipona que alaba la elección de una cesta con fruta como obsequioal visitar a alguien en un hospital, acudir a una cena o asistira un cumpleaños, al tratarse de un producto exclusivo y elegante.

Encerrado en una jaula de madera y recostado sobre paja, el huevode Godzilla, una sandía de gran tamaño y textura consistente,es uno de los regalos más preciados, al proceder de la reducidacosecha de un destacado agricultor de Hokkaido (norte).

La pieza, que se vende por unos 159 euros, cuenta con denominaciónde origen y una gran pegatina con el famoso dinosaurio mutantejaponés estampado en ella, lo que la hace doblemente atractiva.

A pesar de contar únicamente con un 15% de su superficie totalcultivada, debido a su particular orografía en la que predominanlas montañas y la costa, el archipiélago nipón, cuyos subsidiosestatales a la agricultura alcanzaron el 49% en 2010, cuentacon una selecta producción de fruta.

Al detalle

Amantes del detalle y la perfección, los japonesesencuentran en numerosos establecimientos información sobre laprocedencia de los productos, una ficha técnica sobre ese cultivoe incluso una foto con la cara del agricultor, orgulloso conel producto en sus manos.

En algunas tiendas van más allá y adjuntan hasta una decena defotografías con la evolución cronológica detallada de las frutas,desde cuando apenas son un brote hasta su empaquetado definitivo,lo que demuestra el carácter artesanal que impregna cada producto.

"Los agricultores cuidan cada fruta con mucho cariño, por esosalen tan sabrosas", explica Chishiro, mientras coloca con cuidadouna mesa en la entrada de la tienda con melocotones de Fukushima,provincia en la que en marzo de 2011 se originó la crisis nucleary cuyos alimentos son analizados con lupa.

Certificados con documentos que garantizan que el género no contienesustancias radiactivas de la central, estos melocotones, de espléndidocolor y tamaño, se venden en cajitas individuales a unos 8,5euros el par, y tienen como objetivo "apoyar a Japón y a Fukushima"tras la tragedia, añade Chishiro.

Al margen de su elevado precio y su perfección, la fruta en Japónha dado pie a una industria turística que tiene como reclamosentirse agricultor por un día.

Dos de los atractivos de las vacaciones agrícolas son la recogidade fresas o uvas por todo el país, cuyas granjas ofrecen la experienciade recolectar el fruto directamente del árbol, atiborrarse conél y, al mismo tiempo, visitar algún punto turístico por algomenos de 100 euros. >efe