Beatriz Sanchís: "Debajo de toda maldad hay un dolor muy grande"
La directora del filme 'Todos están muertos', premiado en Málaga, pasó ayer por la Muestra de Cine y Mujeres de IPES La película se estrena hoy en salas
pamplona - Todos están muertos, el debut en el largometraje de Beatriz Sanchís, que llega hoy a las salas de cine avalado por su éxito en el pasado festival de cine español de Málaga, cautivó ayer a los asistentes a la 28ª Muestra Internacional de Cine y Mujeres que promueve IPES Elkartea y que se desarrolla estos días en los cines Golem de Pamplona.
La vida de una antigua estrella del rock -interpretada por Elena Anaya-, que vive encerrada en su casa y depende de su madre para todo es el eje central de esta cinta que obtuvo en Málaga el Premio especial del jurado y la Biznaga de Plata a la mejor actriz. La música, el amor desde diferentes perspectivas -diversas maternidades, amor entre hermanos, amor platónico e imposible...- y, sobre todo, la muerte -y su indispensable contrario, la vida-, son pilares de una historia emotiva, honda y vitalista a un tiempo, que surge de una motivación personal, casi podría decirse íntima, de la realizadora valenciana. "Nace de una experiencia personal que tuve siendo muy joven: la muerte de un amigo muy cercano, que para mí supuso un shock muy grande. Porque cuando somos pequeños y adolescentes se nos intenta proteger de la muerte; en lugar de educarnos en ella y considerar que forma parte de la vida y es algo que tenemos que aprender, se nos pone de espaldas a esa certeza. Para mí la muerte no existía en ese momento de mi vida, no tenía cabida, y de repente entró por la puerta grande y yo no estaba preparada para eso", cuenta Beatriz Sanchís, quien reconoce que aunque hay culturas -como la mexicana, con la tradición de la noche de los muertos, presente en la película- que a diferencia de la occidental asumen la presencia de la muerte en la vida cotidiana, algo universal de todas las culturas es que "conforme uno se hace mayor y va viviendo experiencias y se van muriendo familiares y gente alrededor, te vas educando forzosamente en la presencia de la muerte, pero cuando eres joven no tienes para nada este referente".
A la hora de idear la historia, la guionista y realizadora partió también de la premisa de que ella no se pudo despedir de su amigo, así que empezó "a elucubrar una fábula" dando la vuelta a lo sucedido y permitiéndose ese momento que le hubiera gustado compartir con él antes de que se fuese para siempre. Así, Beatriz Sanchís plantea el filme como una posibilidad de catarsis, extrayendo las consecuencias que ella misma extrajo a raíz de la pérdida de su amigo, y planteando la posibilidad de que afrontar la muerte puede devolvernos en cierta forma a la vida. "Soy una persona bastante positiva, intento sacar el lado bueno de todo, y me interesaba contar mi mirada y mi punto de vista, y si a alguien le puede ayudar, fantástico", responde a la pregunta de si cree que su película es terapéutica. "Yo tuve la experiencia con mi prima: acababa de fallecer su madre y se vino a ver la peli y yo no sabía cómo se lo iba a tomar, porque es bastante duro cuando alguien acaba de perder a alguien muy cercano; y al terminar estaba totalmente conmocionada, llorando como una magdalena, pero me decía: qué película más bonita, cómo me ha emocionado... sé que sirve en ese sentido", apunta la realizadora, que da el protagonismo de su historia a la que fue su pareja sentimental, Elena Anaya, Lupe en la película, el personaje central y el que encarna ese renacimiento vital a partir de la muerte. "Juego mucho con los contrarios, la película se llama Todos están muertos pero al final es un camino hacia la vida. Habla de muertos en vida, como podría ser el personaje de Lupe, y muertos que vuelven a la vida", dice Sanchís, quien reconoce que no esperaba el éxito de Málaga. "No sabía cómo iba a reaccionar el festival ante esta película, porque es una propuesta diferente a lo que estamos acostumbrados en el cine español, y la verdad es que han reaccionado muy bien y ha sido toda una sorpresa", cuenta.
Todos están muertos aborda temas como el incesto, diversas maneras de afrontar la maternidad, la incomunicación, la frustración vital y, como consecuencia, la crueldad hacia los seres más queridos... Dice mucho con poco diálogo de temas tabú y de sentimientos que habitualmente no identificamos ni analizamos. "Me interesaba hablar de cosas de las que no se suele hablar, sin eludir el drama que subyace en personajes como el de Lupe, pero también sin juzgar a dichos personajes; más que juzgarles me interesa entenderles, entender por qué se actúa de determinada manera. Creo que debajo de toda maldad hay un dolor o una incapacidad muy grandes", reflexiona la directora del filme, en el que refleja a través de personajes contrarios -Lupe y Paquita, dos madres muy distintas- rasgos que están en cierta manera en todos nosotros. "Hay una voluntad de entender la maternidad, y me interesaba mucho enseñar los dos extremos; hay gente a la que le encanta el personaje de Paquita, la madre que todos querríamos tener en un momento dado; eso existe, es real, pero también hay otro tipo de situaciones y otro tipo de historias que se nos cuentan menos pero que están ahí, que son reales y que hay que hacerlas visibles también -en este caso a través del personaje de Lupe, al que da vida Elena Anaya-", dice Sanchís, quien se reconoce un poco en todos los personajes de su primer largometraje. "Todos tienen algo de mí, yo soy una persona que escribo muy desde dentro, desde mis tripas, y creo que de las vivencias de uno se pueden extraer todo tipo de personajes del mundo, porque todos tenemos algo de maravillosos y de espléndidos y generosos, todos tenemos algo de egoístas... podríamos conformar una gama infinita de personajes con rasgos que salen en nuestra personalidad en momentos concretos de nuestra vida. Porque uno es predominantemente de una forma, pero no es solo eso. Uno es de muchas maneras", apunta la directora.
la música, elemento dramático La música no es mero acompañamiento en Todos están muertos, sino "un elemento dramático más". "Soy una gran melómana, me interesa mucho la música porque es una de las artes más directas y más emocionales que hay. Te llega de una manera implacable", afirma Beatriz Sanchís, quien ha trabajado para su película con los músicos de Akrobats que han puesto atmósfera musical a todos los trabajos que ha hecho. "Llevo siete años colaborando con ellos, han trabajado en mis dos cortos La clase y Mi otra mitad y este ha sido el salto al largo para todos, y han hecho un trabajo excepcional", afirma.
elena anaya, en Pamplona. La actriz protagonista de Todos están muertos, Elena Anaya (Palencia, 1975), participó ayer en Pamplona en el coloquio posterior a la proyección de la tarde del filme de Beatriz Sanchís en la Muestra de Cine y Mujeres. Anaya (en la imagen en el parque de Yamaguchi) no pudo estar presente en la sesión matinal y posterior rueda de prensa debido a un compromiso con un rodaje de Televisión Española. Foto: Iban Aguinaga
Guión y dirección. Beatriz Sanchís.
Reparto. Elena Anaya, Angélica Aragón, Nahuel Pérez Biscayart, Patrick Criado, Macarena García y Christian Bernal.
Fotografía. Álvaro Gutiérrez.
Música. Akrobats.
La directora. Licenciada en Comunicación Audiovisual, empezó haciendo piezas de vídeo-arte y ha trabajado tanto en cine como en publicidad. Ha realizado además 4 cortometrajes. Su primer largo, Todos están muertos, ha obtenido más de 40 premios, una nominación al Goya y la presencia en festivales como el de Berlín.
hoy: 'rock the casbah' La cita de hoy en la Muestra de Cine y Mujeres (11 y 20 horas, Golem Baiona) es con el filme marroquí Rock The Casbah (2013), comedia agridulce en torno a funeral dirigida por Laila Marrakchi, cuyas películas nunca se han estrenado en España. La producción cuenta con la ayuda de la cinematografía francesa.
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