pamplona - El Festival Flamenco On Fire no solo ha vivido del directo, las jornadas sobre arte flamenco han dado buena cuenta de la teoría y la historia de este arte. Un ciclo de conferencias, talleres y charlas en las que, como no podía ser de otra forma, el maestro Sabicas ha tenido una papel preponderante. El flamencólogo Norberto Torres se prestó a repasar las claves del vida y obra del guitarrista navarro.

Sucede con Sabicas que, a raíz del la celebración en 2012 del centenario de su nacimiento y, principalmente, gracias a la celebración del Flamenco On Fire, su legado se está empezando a reconocer como era debido. Nunca es tarde si la dicha es buena, pero, ¿cómo describiría la importancia y el papel que ha jugado el guitarrista navarro en el flamenco?

-Lo describiría con dos palabras. Primero, profesionalidad; y segundo, internacionalización. Sabicas fue el hombre que dio el carácter profesional a, valga la redundancia, una profesión que todavía no estaba definida: la de guitarra flamenca de concierto. Y, una vez que definió este papel, Sabicas le dio proyección internacional.

Haciendo hincapié en ello, y apuntando además las soluciones técnicas que inventó, por ejemplo, ¿podemos decir que hay un antes y un después de Sabicas en la guitarra flamenca?

-Para dar esa proyección internacional de la guitarra flamenca, ésta necesitaba primero tener un sonido. En aquella época se estaba proyectando la guitarra clásica, sobre todo a través de la figura de Andrés Segovia. De hecho, se da un paralelismo entre la carrera de Andrés Segovia y Sabicas, ya que, además de haber compartido el mismo manager, enfocaron su instrumento de la misma manera. Es decir, Sabicas, partiendo de su virtuosismo y su técnica, consiguió un sonido propio para la guitarra flamenca, algo que no tenía hasta que llegó él. De esta forma, la guitarra flamenca de concierto pudo ocupar los mismos escenarios en los que ya estaba la guitarra clásica de Segovia, colocando a los dos instrumentos a la misma altura.

Quizá uno de los aspectos que más sorprenden de la trayectoria del Tío Sabas es que consiguió elevar la guitarra flamenca a los niveles citados partiendo de una formación prácticamente autodidacta, aunque también con maestros como su tío Ramón Montoya o Manolo el de Huelva.

-Lo de autodidacta... Realmente Sabicas fue un niño prodigio. Por otra parte, el flamenco funciona mucho con el sistema de mimetismo; es decir, aunque no haya nadie que enseñe, se convive con los artistas, con los guitarristas. De esta forma, uno va absorbiendo lo que ve como una esponja, y Sabicas tenía una facilidad tremenda para hacer suyo todo lo que veía y escuchaba. Por otra parte, Sabicas se formó sobre todo en el Villarrosa de Madrid, donde coincidió con los mejores guitarristas de la época, principalmente con Ramón Montoya y posteriormente Manolo de Huelva, que son los dos máximos representantes de las dos tendencias de la guitarra flamenca de la época. Ramón Montoya era la forma clásica, los arpegios, la sonoridad, mientras que Manolo de Huelva es el aire, el ritmo, el acompañamiento, la expresión. Sabicas coincide con ambos, absorbe sus conocimientos y los sintetiza.

Todo el mundo ensalza, como bien apunta, la técnica y el sonido de Sabicas pero, sin embargo, se pasa por alto otros hitos como el hecho de que el maestro de la Mañueta fuera el primero en fusionar el flamenco con el rock a través de su disco ‘Rock encounter’ (con Joe Bekc), ¿por qué?

-Quizá porque él mismo no le dio importancia. Sabicas fue protagonista de historias del flamenco que en su momento fueron coyunturales, en el sentido de que le animaba a colaborar en diferentes proyectos y él simplemente los hacía; pero es que su afán principal era la guitarra flamenca de concierto y dar conciertos él solo. Lo que sucedió es que alcanzó tal nivel que fue reclamado para multitud de proyectos en los que se vio involucrado, y que fueron pioneros en su momento aunque para él no dejaron de ser cosas casi anecdóticas a las que no les dio la importancia que, posteriormente, el tiempo les ha otorgado.

¿Por qué la figura de Sabicas, popularmente, no ha sido tan reconocida como la de Paco de Lucía?

-Aquí no se conocía realmente a Sabicas por las circunstancias que en aquella época vivía España, ya que, debido al franquismo, era un país encerrado en sí mismo. Lo flamenco era muy doméstico, muy del país, pero lo que había fuera apenas se conocía. Esto provocó que la dimensión de Sabicas pasara desapercibida; a Paco de Lucía le conocemos más porque vivió en otra época. Pero fue Sabicas el que abrió la libertad creativa de la guitarra, que posteriormente se desarrollo a partir de la transición, ya con otro contexto sociológico en el país que fue, como digo, lo que propició que se conociera popularmente más a Paco de Lucía. Pero lo de Sabicas ahí está...

Repasando su discografía, los entendidos coinciden en destacar principalmente dos trabajos, Flamenco Puro (1961) y El rey del flamenco (1965), pero, ¿cuáles son los trabajos preferidos para Norberto Torres?

-Hay un periodo en el que él alcanza su madurez y edita, por ejemplo, un disco junto a Mario Escudero (Flamenco Styles on Two Guitars), que el propio Sabicas apuntó como su disco favorito. Pero también están los que grabó con Carmen Amaya (Queen of the Gypsies, 1959; y ¡Flamenco!, 1972), que son insuperables y han quedado para la historia. Pero su periodo de madurez llega realmente cuando desarrolla su carrera como solista en la década de los 60, que comienza con el citado Flamenco Puro y digamos que acaba en 1972.

Y, el mundo del flamenco, ¿cómo vivió el hecho de que la revolución llegara de un gitano de Pamplona, y no de Andalucía?

-Sabicas rompió con una ley sagrada, entre comillas, que había en aquella época en el flamenco. Por un lado, no ser andaluz, aunque él era gitano y sentía el flamenco. Y por otra parte, apostar y dedicarse a la guitarra flamenca de concierto, cuando en aquella época se pensaba que todo aquello que tenía que ver con la guitarra de concierto no tenía nada que ver con el flamenco. De esta forma, podemos decir que él sufrió una doble marginación, por no ser andaluz y por ser concertista, no ser un mero tocaor.