pamplona - Polifacético, multiinstrumentista y genio, en definitiva, de las seis cuerdas, Joseba Irazoki es, por derecho propio, uno de los grandes, y parece que por fin reconocidos, músicos que ha dado esta tierra. En esta ocasión centra sus palabras en desentrañar las claves y el proceso creativo de su último disco, Joseba Irazoki eta lagunak. Una colección de canciones sin parangón, que serán degustada especialmente por los músicos más que por el público en general, con sobresalientes letras en euskera.

Más que canciones, lo que encontramos en este Joseba Irazoki eta lagunak son exquisitos desarrollos instrumentales, pequeñas historias de minutaje diverso que, ¿tuvieron un punto de partida común?

-La idea de este disco surgió a raíz de un concierto que ofrecimos en la Casa de Cultura de Lugaritz hace año y medio, por lo tanto tenía muy claro que para el álbum iba a contar con los mismos amigos para que las canciones tuvieran un sonido de banda mas que de un cantautor acompañado por músicos. De esta forma, de todos los temas que tenía compuestos, decidí, junto con el productor (Johannes Buff), que las canciones digamos más standard de estrofa y estribillo las íbamos a descartar. Así, a las composiciones que se quedaron les fuimos dando forma con los amigos, pero en todas la base era la misma: un riff y una melodía. Es decir, eran piezas que estaban por terminar, aunque cuatro de ellas ya tenían cierto desarrollo porque las habíamos tocado en directo... Pero la base del trabajo es simplemente esa, coger un riff, una melodía de voz y desarrollar una canción.

El resultado, en muchos de los casos, desemboca en diferentes adjetivos, aunque quizá, el primero que venga a la mente es el de atmosférico.

-La gente que ha escuchado el disco me ha dicho cosas similares, como hipnótico... La psicodelia es muy extensa pero sí, es un disco muy de ambientes... Unos ambientes que ya casi nacieron en aquel concierto de Lugaritz, para el que como los amigos que iban a tocar conmigo eran multiinstrumentistas, sabía que le podían dar a la actuación diferentes colores y dinámicas. Y para el compacto intenté hacer lo mismo, funcionando con la misma gente porque son músicos con los que he trabajado desde hace mucho y sé que tipo de ambiente pueden aportar y qué tipo de música escuchan, que es muy parecida a la que escucho yo. De esta forma estaba seguro casi al 100% de que iba a funcionar dejándoles a su aire. El principio del arreglo de cada canción lo dejé libre y el resto lo íbamos concretando conforme íbamos terminando el disco; un álbum para el que, por otra parte, apenas hemos podido ensayar porque cuadrar las agendas de todos era bastante complicado. En este sentido, la forma de trabajo era muy sencilla, dos o tres empezábamos haciendo bases, con la idea de por dónde podía ir pero sin saber a dónde podíamos llegar. Esto ha provocado que algunas canciones nos costarán más que otras, ya que, por ejemplo, aparecía el trompetista para improvisar, no cuajaba, y había que probar con el violín. En cualquier caso, casi todos han dado rápidamente con la tecla. Eso sí, todos los temas ha tenido un importante trabajo final de mezcla, que ha sido más de composición y producción, en el sentido de crear algunas partes ya sobre las bases de los arreglos.

Joseba ha llegado a este trabajo desde su formato directo de one man band, dejando, por decirlo de alguna forma, su trabajo con banda para formaciones ajenas como Atom Rhumba o los citados Duncan Dhu. ¿Por qué decidió volver al cobijo de encabezar un grupo tras las aventuras en solitario?

-Lo de one man band fue algo que casi surgió por necesidad, no sabía siquiera si iba a editar un disco con ello... Fue un año en el que coincidió que se había acabado la gira con Atom Rhumba y no tenía otros proyectos inmediatos para tocar... Y en esta profesión, o tocas o te quedas sin sueldo; aunque tengas algo ahorrado tienes que seguir trabajando. Y me encontré con el momento perfecto para probar ese formato, al que le tenía muchas ganas, ya que el circuito por el que me iba a mover era casi el de gaztetxes y bares de por aquí. Pero, por otra parte, comencé a componer canciones que eran diferentes a lo que hacía con el formato one man band, con un rollo rock experimental muy marcado hacia al blues. Y es que siempre estás tocando la guitarra y grabando cositas, de forma que la carpeta va creciendo... El caso es que las canciones que más me gustaban de esa hornada eran completamente diferentes y me motivaban para hacer algo con banda. Además, en esa época estaba escuchando grupos de aquí como Gora Japon, Jupiter Jon o Borrokan, que hacían una música un poco diferente y casi me daba hasta envidia (risas).

Con el álbum ya entre las manos, y aunque los compromisos de Joseba Irazoki son múltiples, así como los de los músicos que han formado parte del disco, ¿disfrutaremos de alguna presentación en directo de estas canciones?

-Estamos todos muy liados, de hecho, cuando en su día les llamé les dije que iba a ser solo para un concierto y ya ves (risas)... Nos gustaría hacerlo en unas condiciones dignas, ya que somos seis músicos, por lo que hacer una gira de muchas fechas será complicado, pero sí que nos gustaría presentarlo en un formato de conciertos especiales. Aunque quién sabe, igual de repente nos empiezan a llamar y nos pagan la leche (risas), pero no creo... Haremos unos pocos conciertos buscando sitios que sean un poco berezi, que nos gusten de sonido y que por tipo de público vaya a venir gente. Pero creo que no serán muchos.

Joseba cuenta habitualmente con letristas ajenos para sus canciones, como así ha sucedido en este disco, que cuenta quizá los mejores textos que han poblado sus canciones hasta el momento.

-Estoy muy contento con ellas, la verdad. Uno de los responsables es mi primo Mikel Taberna, con el que ya llevo muchos años colaborando. Y luego está Beñardo Goyeche, que también me había hecho algunas letras y que también escribe para Petti; y también mi cuñado, que solo escribe para mí (risas) y me gusta mucho como lo hace. Además, los tres son de Bera por lo que usan el euskera que utilizo yo, lo que me hacer sentir bastante cómodo. Y por otra, parte, lo que hago es darles temáticas que a mí me interesa que traten y que también me siento cómodo al cantar. Vamos que de momento no creo que me vaya a poner a escribir porque hay que emplear mucho tiempo en ello, como con cualquier instrumento, y lo mío es dedicarle tiempo a la música más que a escribir; me siento muy cómodo en esta situación, sobre todo porque las letras que me hacen creo que están muy guays.

De dos años a esta parte parece que Joseba Irazoki se ha convertido en el guitarrista de moda en el Estado, ya que tras terminar la gira con Duncan Dhu pasarás a formar parte de la banda de Nacho Vegas con el que en 2015 también realizarás el pertinente ciclo de conciertos. Parece que es el momento de recoger los frutos de tanto esfuerzo y trabajo, ¿como lo está viviendo?

-En Euskadi siempre me han llamado, pero este año parece que ha sonado mi nombre a nivel estatal... Esto es así, a veces parece que no estás y de repente alguien oye hablar de ti, entiendo que bien, y te vuelven a llamar... Así que este año estoy bastante contento porque me han salido dos giras potentes, el 3 de diciembre acabaremos la de Duncan Dhu y todo el invierno estaremos con la de Nacho Vegas.

La banda. Joseba Irazoki eta lagunak son: Felix Buff (batería y percusión; Willis Drummond), Iban Urizar (trompeta y clarinete), Igor Telletxea (trombón y vibráfono; Xabier Montoia, Petti...) Jaime Nieto (bajo; We Are Standard), Ager Insunza (guitarra y violín; Audience) Joseba Irazoki (voz, guitarra, banjo y autoharp), Iñigo Irazoki (grabación en Sara y sonido en directo) y Johannes Buff (grabación, mezcla, guitarra y voces).

Discos. Joseba Irazoki (Bera, 1974) cuenta con 15 discos editados, eso sí, bajo diferentes proyectos y formatos como la oso banda, Do, On Benito o junto a diferentes músicos. Además, ha tocado para artistas como Xabier Montoya, entre otros muchos, ademas de formar parte de Atomo Rhumba o Duncan Dhu y colaborar en numerosos discos ajenos.