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“Me gusta la soledad no impuesta, me hace soñar despierto”

El pabellón Anaitasuna acogerá esta noche la actuación del artista gaditano a partir de las 21.30 horas. Los precios de las entradas son de 33,35 y 36,35 euros (con sombrero incluido)

“Me gusta la soledad no impuesta, me hace soñar despierto”Foto: Cedida

pamplona - “He aquí mi nuevo trabajo, mi nuevo sueño, mi nueva ilusión, mi nuevo parto y mi nuevo hijo”. Así de sincero y emotivo presentaba José Luis Figuereo, el Selu, artísticamente conocido como El Barrio, a su último disco, el número 11 de su carrera, cuando vio la luz el año pasado. Un trabajo que le ha embarcado en una gira por grandes recintos (será de los pocos artistas estatales que todavía actúe ante semejantes aforos) y que hoy le trae hasta la vieja Iruña, hasta el pabellón Anaitasuna.

Antes afrontar su cita pamplonesa, casi con la única preocupación del frío en su mente, el artista gaditano hizo un somero repaso a los entresijos de sus nuevas canciones y a lo que le ha supuesto su regreso a escena después de tres años en barbecho.

Ha vuelto El Barrio pero, “todavía hay gilipollas que creen que se está muriendo”, como dice en el segundo corte de su nuevo disco, Hijo del Levante.

-Eso es en respuesta a un bulo que se lanzó sin ser cierto, simplemente porque fui a un endocrino para perder unos kilos.

En estos tres años de barbecho ha dado a luz a 15 canciones que han definido como un canto a la esperanza y a la búsqueda de la alegría, ¿quizá la tarea más complicada hoy en día?

-Los tiempos que corren no son buenos, basta con poner el telediario y ya te agobias con todo lo que hay por ahí... Por eso yo intento brindar la posibilidad de que la gente olvide lo malamente que está el país y se una a la música, que si es capaz de amansar fieras también puede alegrar el corazón.

El amor y el desamor surcan las canciones de El Barrio como si estuvieran integrados en el ADN de las mismas, como si quisiera mostrar el yin y el yan del ser humano...

-En mis temas siempre tiene que haber amor y desamor. Para componer y crear es más fructífera la pena y el desamor, mientras que para expresar y cantar es mejor la alegría y el amor.

Inmerso en una gira en la que de nuevo está colgando el cartel de no hay entradas en varias ciudades, incluso haciendo dobletes, ¿se acuerda ahora del ninguneo al que fue sometido al principio, y no tan principio, de su carrera?

-Los principios no suelen ser buenos para nadie, y para mí tampoco lo fueron porque me mantuvieron en el anonimato, fue un duro camino de espinas del que salí, gracias a Dios y al boca boca de mi gente y dando la cara disco tras disco, sin bajar el listón. Entiendo que los medios de comunicación tienen que vivir de la audiencia, pero es que esa audiencia no es otra cosa que el público, el mismo que yo gané a través del boca boca.

Entre sus nuevas frases apunta a que ha curado sus heridas... perdona, pero no olvida.

-No las olvido pero sí las he perdonado, yo no soy una persona rencorosa... Ya, gracias a Dios, todo el mundo me quiere y voy en consonancia con mis tiempos, ahora sí... Ahora sí, pero desde hace poquito (risas).

En esta nueva etapa, El Barrio cuenta con nueva banda para directo y nueva discográfica, creada con su participación. ¿Era el momento para ambos cambios, los necesitaba o, en el caso del sello, es casi la única opción que las discográficas les han dejado a los artistas?

-Respecto a la nueva banda, la verdad es que me hacía falta un poco de savia nueva porque llevaba desde 1996 casi con los mismos músicos. Lo que he hecho ha sido renovar un poquito los aires, con guitarra eléctrica, solista, que es muy importante, y bajo nuevos... La verdad es que estoy muy contento con la nueva banda porque está yendo todo muy fino y bien llevado. Y, en cuanto al sello, yo nunca he estado en grandes discográficas, siempre he editado mis discos con un sello independiente muy chiquitito, y por eso me he sentido cómodo porque nunca he sido cola de león sino cabeza de ratón, de forma que cuando levantaba el teléfono siempre me atendía el director, no un AR ni ninguno de esos de IBM que tienen (risas).

Toca casi todo, canta casi todo, está encima de todo lo que supone su gira y la edición de sus discos. Al margen de demostrar una increíble capacidad de trabajo, es evidente que prefiere controlar lo que rodea a su carrera que centrarse solo en componer, grabar y tocar, como hacen otros artistas.

-Siempre he estado encima de mi carrera, es cierto, pero también trabajé con arreglistas. Eso sí, desde el disco Ángel malherido tomé yo las riendas de la composición, producción y grabación, y desde entonces fue todo para arriba..

La guitarra más elegante, la de Vicente Amigo, la utiliza en este disco para sacar a relucir el miedo que provoca el hombre cuando se convierte en animal; una lacra, la de la violencia de género, que, lejos de amainar, parece que va a más...

-Qué te voy a decir yo de esto, tío, son gente que no tiene conciencia; si no te interesa pues le das boleto y ya está, no tienes que llegar a esos extremos.

¿Se puede torear al destino?

-Al destino se le puede dar unos capotazos, pero al final te coge; si llega tu día y no tienes dinero te mueres, pero si tienes, igual puedes comprarte dos pastillas que te pueden permitir seguir dando algunos capotazos (risas).

Dice en este disco que siempre ha sido raro, pero, ¿quizá en la rareza está la normalidad?

-Más que raro soy muy solitario, siempre ando solo por mis playas, fijándome en las cosas... Me gusta mucho la soledad no impuesta, sabes, es algo que me hace soñar despierto y me hace ver cosas que luego puedo corregir.

¿Qué es lo que más le ha costado de sacar a su alma de la cuarentena y subirla de nuevo a la carretera?

-Lo que más me ha costado es componer y escribir un disco que superara al último.

Cierra el álbum con, quizá, la canción más dura, un tema que hace referencia al alzhéimer, una enfermedad tan terrible que, además de las secuelas físicas, provoca la pérdida de la memoria y del principal motor humano, el amor. Y, curiosamente, pone fecha a la historia del tema, un 14 de febrero, cuando su concierto de Pamplona será el 13 de febrero...

-El amor es la palabra más bonita que nos han podido inculcar desde niños, y eso no se debiera perder nunca. Y ya que le hemos puesto fecha al día, nada más bonito que hacerlo casi coincidir con el concierto de Pamplona. Creo que hay gente que es maltratada, a otros los ves hundirse en el estrecho... Pero pienso que la gente que da amor, al final, de alguna manera, lo recibe y le salen las cosas bien... Si una persona es religiosa y no se aleja mucho del círculo de Dios, tampoco se alejará del amor.

Parafraseándole, si hiciera un Repasito al Barrio, ahora que ya ha pasado de los 40, ¿cree que los tiempos duros y las zancadillas fueron necesarios para llegar al momento actual? ¿Se queda con lo bueno?

-Sobre todo me quedo con lo bueno, con la familia tan maravillosa que tengo, con mi carrera bien llevada, con lo bien que me están saliendo las cosas ahora y, sobre todo, con la pila de gente que veo con un mismo sentimiento en los conciertos y cómo todos ellos han llegado hasta mí.

El levante. “Empiezo diciendo que el levante es un viento marinero que azota muchas veces la ciudad que me ha visto nacer. Un viento que tiene su cara y su cruz, su maldición y su bendición”.

Su cara. “Es su peculiar sonío en las cañas y matorrales del campo. Se divierte en los cordeles de los barcos de vela haciendo que estos den sonío a los atraques pesqueros, al chocar con las botavaras y mástiles de los veleros”.

Su cruz. “La putada que le hace al mundo marinero, que tiene que faenar con sus distintas artes pa llevar a sus casas el sustento familiar. Dejando despeinao el traje que engalana al maltrecho mar que viste al maravilloso Estrecho de Gibraltar”.

Su maldición. “To Cádiz se acuerda de este viento, no en forma cariñosa la verdad, pues te da flojera”.

Su bendición. “Qué bien sienta el levante cuando la tarde va muriendo”