Keiko Hoshino, embaucadora acuarela de luces y sombras
La muestra se puede visitar en el Polvorín de la Ciudadela hasta el próximo 19 de abril
pamplona - A la caza y captura de la luz, y de su sombra, Keiko Hoshino es capaz de inmovilizarla, atraparla y cautivarla con su increíble técnica de acuarela. Bajo el título de Watercolors, el Polvorín de la Ciudadela acoge, desde ayer y hasta el próximo 19 de abril, un compendio de 59 obras de la artista japonesa afincada en Navarra desde 1990.
Tras una longeva dedicación al óleo, Keiko Hoshino decidió hace dos años pasarse a la acuarela. El resultado de este acertadísimo cambio, vistas las obras que ahora presenta y sin menospreciar en absoluto sus trabajos anteriores, lleva por título Watercolors y atesora desde bodegones, flores y retratos hasta paisajes costeros y lugares de la vieja Iruña tan reconocibles como la estatua de los Fueros, amén de una pictórica visita a Falces.
Según explicaba ayer la propia Keiko, “aunque siempre me había gustado la acuarela, yo me consideraba una artista de óleo. Pero hace dos años descubrí que la técnica de la acuarela era muy adecuada para expresar mis sentimientos... Me explico; nosotros, así como los fenómenos y elementos que nos rodean, somos, representados por la luz y las sombras; y yo siempre pensaba que ser artista significaba ser capaz de percibir esa luz, y sombra, tan fugaz. Y descubrí que la acuarela es muy apropiada para mí, como artista; además, disfruto pintando acuarelas... Cuando pintaba al óleo sufría mucho porque pensaba demasiado; con la acuarela es todo más directo, ya que es un técnica en la que, si piensas mucho, es muy malo, hay que dejar que trabaje el agua”.
A la hora de apuntar algunas claves de su obra, Keiko matiza que “me gustan los detalles, pero no todos... Es decir, si pintas todo al detalle se pierde el sentimiento y el destello de la luz; y es que yo siempre quiero ser muy consciente de la luz y la sombra”. Aunque prefiere pintar al natural, las obras que presenta tienen tanto modelos vivos como elementos o personas captadas de fotografías. “A veces pinto al natural, y en otras ocasiones recurro a las fotografías, sobre todo en los cuadros que plasman momentos nocturnos o escenas cotidianas en las que pasa mucha gente y me resulta complicado... Pero me gusta más al natural, de hecho, cuando voy al extranjero sí que me suelo llevar el caballete y me siento a pintar...”. Y, en lo que respecta a los colores, nutridos y directos, hasta el punto de que casi abrazan, Keiko también lo tiene muy claro: “Solo utilizo los que me gustan”.
La artista Keiko Hoshino, experimentada pintora y profesora, se licenció en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Kyoto en 1973. Cuenta en su haber con numerosas exposiciones, tanto en Tokio como en Navarra, donde hasta hace poco mantuvo abierta la galería Orizuru. En 2014, fue una de las 230 artistas de todo el mundo seleccionada por la Asociación Internacional de Acuarela, que tiene su sede principal en Turquía, lo que le permitió exponer en Estambul, Ankara e Izmir. Este año ha sido galardonada en un concurso internacional en Taipei y ha sido convocada para tomar parte en una exposición internacional organizada con motivo del 70 aniversario de la Agrupación de Acuarelistas Vascos y en otra en Hani (Vietnam).
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