pamplona - Nieto del geógrafo Alfredo Floristán e hijo de la pianista María Floristán, Juan Pérez Floristán (Sevilla, 1993) ha preparado un concierto “compacto y coherente” con obras de Schumann, Liszt y Beethoven, compositor que “sigue proyectando su sombra sobre todos nosotros”. El piano le absorbe casi todo su tiempo, aunque “en la próxima vida”, bromea, le gustaría estudiar Psicología y Fisioterapia. “Siempre aprendiendo”, esa es la actitud de este talento que el año pasado se convirtió en el primer español en 37 años en ganar el Concurso Internacional Paloma O’Shea.
Mañana debutará en Navarra, la tierra de su madre y de su familia materna, ¿cómo se siente ante esta actuación?
-Este tipo de conciertos siempre supone una mezcla de sentimientos, desde la alegría de poder tocar para los tuyos hasta la responsabilidad que ello conlleva. Navarra es mi segundo hogar, conozco muy bien esta tierra, y para mí será un placer enorme tocar rodeado de tantos familiares y amigos. Si a eso añadimos que es una especie de homenaje a mi madre y a mi familia materna por haberme ayudado a ser lo que soy a día de hoy, ya ni digamos?
¿Vendrá su madre? ¿Aprovechará para quedarse algún día por aquí?
-Vendrá, por supuesto; ¡no podía perdérselo! Y no solo ella: viene casi toda mi familia, toda ella procedente de Pamplona directa o indirectamente (cuando no de Arguedas, de Irurita, de Puente la Reina?), así que ya me estoy imaginando la cena y fiesta postconcierto. Por desgracia, no voy a poder quedarme el tiempo que querría, pues a los pocos días toco en Madrid, Úbeda, San Petesburgo, Badajoz?
¿Qué programa ha preparado?
-Es una especie de ciclo compacto y coherente con el que pretendo mostrar lo estrecha que era la relación entre compositores que ni siquiera llegaron a coincidir en el tiempo, tan potente era la influencia que ejercían unos sobre otros, como es el caso de Beethoven con respecto a Schumann y Liszt. Por muchos años que pasen, Beethoven sigue proyectando su sombra sobre todos nosotros, músicos y artistas en general, y Schumann y Liszt, evidentemente, no fueron ajenos a esa influencia. Más bien al contrario, la abrazaron y bebieron de ella siempre que pudieron, aunque a veces les pesara e intimidara un precedente tan reciente en el tiempo y tan colosal. Además, no he querido incluir una sonata de las conocidas de Beethoven a propósito: quiero hacer ver claramente que Beethoven compuso muchísimas más obras geniales de las que se suelen conocer o recordar, y que normalmente no son tan oídas por el mero hecho, por ejemplo, de no tener un sobrenombre llamativo (Claro de Luna, Patética, La Tempestad?). Aunque sorprenda, las 32 sonatas que compuso para piano solo son todas geniales y únicas: no se parece ninguna a otra y, aun así, todas tienen mucho que decir.
En 2015 se convirtió en el primer español en 37 años en ganar el 18º Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O’Shea, ¿qué ha supuesto este reconocimiento?
-Desde luego para mí fue un honor poder recibir este premio, y espero estar a la altura. Aun ha pasado poco tiempo como para analizar qué ha supuesto en mi vida, pero quiero pensar que, a la larga, será casi todo positivo: la oportunidad de tocar en salas maravillosas e importantes y con orquestas estupendas, viajar y conocer diferentes países, trabajar con músicos de altísimo nivel, y, sobre todo, seguir aprendiendo. Siempre aprendiendo.
Supongo que también acarrea mucha responsabilidad.
-Sin duda. Sobre todo por el hecho de sentir ahora que estoy más en el foco de la atención y que todo lo que diga y haga puede ser interpretado de una u otra manera. En el mundo del arte casi todo es subjetivo, y la sensación de caminar sobre arenas movedizas es a veces bastante fuerte? Pero creo realmente que en España hay mucho afán por que el talento artístico nacional, que no es poco, salga adelante, así que también es mucho el apoyo que siento tras de mí.
Toca el piano desde muy niño, ¿fue uno de esos niños dirigidos por sus padres al principio o sentía auténtica predilección por el instrumento?
-Me encantaría tener la típica bella historia sobre cómo empecé o cuáles son mis primeros recuerdos musicales, pero creo que la inmensa mayoría de músicos empezamos con la música porque sí. Llámalo predisposición, casualidad, contexto, posibilidades, talento? El primer impulso que me llevó a tocar el piano sigue siendo para mí un misterio a día de hoy. Aunque la elección del piano en concreto sí está más clara: ¡tenía un piano de cola en casa!
Su madre le enseñó durante años, ¿era difícil distinguir el rol de madre/hijo del de maestra/alumno? -Nuestro caso, hasta donde sé, es muy raro. No conozco en persona a nadie que haya podido sobrellevar que su madre o padre les enseñaran nada, fuera música u otra cosa. En nuestro caso fue al contrario: era lo más natural del mundo. ¿Quién te conoce mejor que tu madre para saber qué te hace falta y cómo enseñártelo? Supongo que ayudó que mi madre sea una pedagoga maravillosa y que yo tampoco fuera nunca muy beligerante?
¿Qué maestros o personalidades de la música le han marcado más?
-La lista es larga y, aparte de mi madre y mi padre, Juan Luis Pérez, que también es un pilar de mi formación musical, he bebido de muchas fuentes, aunque después me he quedado solo con lo que me interesa, naturalmente. Si tengo que mencionar a los más importantes: Elisabeth Leonskaja, Eldar Nebolsin, Galina Eguiazarova (de la Escuela Reina Sofía, otro sitio que me marcó de por vida), Ana Guijarro? Y tantos otros con los que he tenido solo encuentros puntuales o a los que directamente nunca conocí en persona, pero cuya música siempre me ha influido; véase Nikolaus Harnoncourt o Kristian Bezuidenhout.
A los músicos, igual que a los deportistas de élite, siempre les preguntamos cuánto han tenido que sacrificar de su juventud para dedicarse a su pasión, ¿qué tiene que decir?
-He tenido que sacrificar mucho, eso sin duda. Aun así, no me gusta el victimismo: soy un afortunado. Me dedico a lo que me apasiona, y para colmo me gano la vida con ello. Por supuesto que le he echado muchas horas y he pasado muchas frustraciones. Y también es verdad que no he tenido una vida normal para nada, sobre todo porque he vivido cosas que normalmente se viven ya en la vida adulta. No sé qué tendría que decir un psicólogo en cuanto a la capacidad de un adolescente de aguantar según qué presiones... Pero con organización, disciplina y sobre todo alegría se dura mucho y se disfruta el camino.
¿Cuáles son sus autores o géneros de cabecera?
-Schubert siempre ha estado a mi lado, y me provoca algo que con pocas cosas experimento. Pero eso sería quedarme cortísimo. Hay tantos? Schnittke, Ligeti, Shostakovich, Bartók, Ravel, Falla, Debussy, Stravinsky, Schumann, Mozart, Beethoven?
¿Le gustaría estudiar alguna otra cosa al margen del piano?
-Ojalá tuviera tiempo. La Psicología y la Fisioterapia siempre me han fascinado. En la próxima vida, supongo?
Además de la clásica, ¿qué otra clase de música le gusta escuchar?
-Casi diría que el 80% de música que escucho en mis ratos libres es no clásica, aunque va por etapas. En cuanto a géneros: jazz, electrónica, rock progresivo, flamenco, latin, folk? En cuanto a artistas: Bebo Valdés, Chick Corea, John Coltrane, Brad Mehldau, Gerardo Núñez, James Blake, Bill Callahan, Paco de Lucía, Sabicas, Charlie Palmieri, Radiohead, The Ink Spots, King Crimson? ¡Y sigue!
Como joven de 22 para 23 años, seguro que el mundo de las redes sociales y de Internet no le es ajeno, ¿es muy aficionado?
-Soy aficionado en su justa medida. Considero que una adicción no deja de serlo por el mero hecho de que el 99% de la población la tenga. Que esté visto como algo normal el abuso de las redes sociales no quiere decir que lo sea. Y a pesar de mis esfuerzos, yo tampoco me libro. Uso Facebook, Twitter y YouTube, naturalmente, pero sobre todo por mi profesión. E intento tomarme las redes como un juego, una herramienta útil con la que experimentar y conectar con mis seguidores, pero nada más. Sigo prefiriendo irme de pintxos y dejar el móvil en casa.
¿Qué tal se vive en Berlín?
-La mar de bien, la verdad. Si me canso de España, siempre tengo allí mi piso para ir y disfrutar de lo maravillosa que es Berlín y la cantidad de oportunidades que ofrece y su riqueza cultural y artística. Y si echo de menos España y no puedo volver en ese momento, aquello está lleno de emigrantes españoles y jóvenes que se han ido por la terrible situación de nuestro país, así que podemos juntarnos y hacer una tortilla de patatas. Mejor celebrar que estamos juntos, aunque sea lejos de casa, a lamentar que no estamos en nuestra tierra.
Como músico profesional será consciente de que la movilidad será una constante en su vida, aunque supongo que esto también tiene atractivos.
-Es algo a lo que aun tengo que acostumbrarme. Todavía no sé con cuánta frecuencia me gustará desplazarme en un futuro. Por ahora son casi todo ventajas: cuanto más viaja uno, menos dogmático y más consciente es de que vivimos en un mundo mucho más grande del que escuchamos en los medios de comunicación y en el discurso de nuestros políticos, tan centrados en lo doméstico y con una estrechez de miras tan alarmante.
¿Cuáles diría que son sus objetivos a día de hoy? ¿Solista con orquesta? ¿Solista con grupo de cámara? ¿Recitales?
-Tengo la fortuna de tener gustos muy amplios. Cualquiera de esas salidas me apasiona, e incluiría el acompañamiento de Lieder, la dirección de orquesta? Y gracias a dios, no son excluyentes, todo lo contrario, se complementan. El futuro dirá.
¿Dónde te ves dentro de diez años?
-¡No sé ni dónde me veo dentro de dos años! Quién sabe. Supongo que de aquí a 10 años estaré asentado de alguna manera, con mi etapa de estudiante hace tiempo ya cerrada, con nuevos horizontes, rodeado de amigos y de familia y haciendo música, la que sea y como sea.