Tiran más dos balones que ...
Hay muchas maneras de narrar los partidos de fútbol. La más común utiliza la exageración, los “goooooles” y “huysss“ y todos los gritos que funcionan en radio y televisión. Para la retransmisión de la Eurocopa en Francia en Telecinco, han elegido a Camacho, un entrenador de aquellos que ponían el equipo a jugar mientras él se echaba una siesta, vamos de esos que tácticamente tenían mucha fama pero que a la hora de currar dejaba mucho que desear y Kiko Narváez, un delantero centro pionero en lo de hacer posturitas tras meter un gol y que enseguida vio que lo suyo más que en el fútbol estaba en la tele, la herramienta perfecta para, en lugar de correr, hablar de cómo deben correr los demás. Ayer retransmitieron el encuentro junto con Manu Carreño, probablemente uno de los que comentaristas que mejor vista tenga a la hora de comentar un partido. La verdad es que el trío no promete mucho. Más bien se podría decir que o todo sale bien, es decir, Iniesta de mi vida mete otro gol al borde del descuento o esta cuadrilla seguirá la táctica de echarle la culpa al árbitro cada vez que la selección no consiga ir ganando. Eso pasó ayer y seguramente volverá a pasar en los partido que nos aguardan en los que, por cierto, recuperarán el horario nocturno. En el España-República Checa ya se rompió la siesta en un horario en el que no se puede competir porque a esas horas de la tarde todo está vendido en cuanto al punto de vista de la audiencia se refiere. Poca ventaja va a tomar Telecinco con la competencia con esta programación televisiva. Y es que, el éxito vendrá si la selección aguanta los seis partidos que le separan de la final. Si no, será una derrota deportiva y, por supuesto, una derrota televisiva. Ya lo veremos.