PAMPLONA. “No quiero hablar sobre arquitectura”. Una frase tajante y más si la pronuncia un Premio Pritzker en el seno de un Congreso Internacional de Arquitectura. Pero para Rem Koolhaas (Rotterdam, 1944) tiene pleno sentido, tal y como demostró ayer en la ponencia inaugural del evento promovido por la Fundación Arquitectura y Sociedad que se celebrará hasta hoy en Baluarte. Europeísta convencido, el holandés se presentó como un intelectual comprometido con la marcha de la Unión Europea tras el brexit
“Soy un arquitecto europeo”. Así se definió el holandés en una estancia que se quedó pequeña para acoger a los asistentes.
Y habló de las dos tendencias artísticas y arquitectónicas que casi todos sus colegas -y él mismo- han seguido y que hoy son difíciles de conciliar, ya que una se basa en los valores continentales y otra en los anglosajones. Una referencia clara a lo sucedido hace unos días con el referéndum en el Reino Unido, que para Koolhaas puede tener “repercusiones tremendas”, más aun “si tenemos a Johnson y a Trump al frente”, porque, si se diera esa situación, “la dimensión anglosajona sería una amenaza para el mundo”. En los últimos años “hemos tenido que transmitir la idea de Europa mientras la construíamos, y quizá no lo hayamos hecho demasiado bien”, pero en lugar de limitarse a afirmar que la UE es solo burocracia, como hacen muchos ciudadanos, el arquitecto pidió paciencia. “No hay que esperar la perfección, hay que tener respeto por la acción inteligente”. Crear ese consorcio europeo “basado en nuestra historia” no es, en su opinión, un trabajo agradecido, pero hay que seguir adelante, “defendiendo esa idea de unión cultural” que tuvo sus primeros manifestaciones en las reuniones de artistas de distintas nacionalidades que se produjeron pocos años después de la firma del Tratado de Roma (1957).
Rem Koolhaas está firmemente comprometido con el proceso europeo, no en vano forma parte del Grupo de Reflexión sobre el Futuro de Europa, más conocido como Grupo de Sabios, junto con otras personalidades como Felipe González. “Nuestro objetivo es redactar un manifiesto de interdependencia”, frente a la independencia decidida por el Reino Unido y que también parecen anhelar otros países. A su juicio, la UE ha sido “incapaz” de convencer de todo lo que ha conseguido en las últimas décadas y de lo que se han beneficiado países como España o el mismo Reino Unido, “adonde hasta ahora iban las dos terceras partes del presupuesto de investigación científica de la Unión; a ver qué hacen ahora los investigadores que trabajan allí”.
El intelectual holandés compartió también con el público sus inicios en Londres, “entonces una ciudad horrenda con una comida horrenda en la que me costó sobrevivir”, y en Berlín, “que me influyó mucho” y le ayudó a determinarse como un arquitecto al que “nunca” le interesaron demasiado las formas, “sino intervenir en ciertas situaciones en la sociedad”. Como persona que no solo diseña, sino que también observa la realidad y practica el activismo político, Koolhaas, que de joven ejerció el periodismo, opinó que si en los años 70 en Europa aun estaban vigentes los valores de la Revolución francesa -libertad, igualdad y fraternidad-, en los 80, con el eje Thatcher-Reagan emergió el neoliberalismo, “régimen del que aun no hemos conseguido librarnos”. Como periodista y como arquitecto, Koolhaas siempre se ha interesado “por saber cómo esa ideología ha influido en las ciudades y en los modos de vivir”, concluyendo que ese sistema “nos fue seduciendo” y “haciéndonos pensar que la vida no era un reto, sino una situación cómoda en la que no hay riesgos ni peligros, pero tampoco aventura”. De este modo, pasamos del lema de la revolución a otro bien distinto, “comodidas, seguridad y sostenibilidad”, conformando una convención “peligrosa para nuestra supervivencia”.
“abrumado, triste y motivado” En un momento como el actual, en el que se están dando “procesos inéditos en la historia”, como el brexit y el auge de los populismos, el arquitecto se reconoce “abrumado, triste, pero motivado para luchar contra esta situación”. Y sugiere que Europa tiene que “abrir la mente” e incluir en su acción a países como la India y el norte de África. “Los arquitectos trabajamos en esos países y podemos ayudar con las redes de conexiones internacionales que creamos”. Y es que, en el viejo continente “solo somos el 18% de la población mundial y hemos actuado siempre como si nuestro sistema de valores fuera el correcto, sin acercarnos a conocer otros sistemas; hoy es importante hablar, negociar, sin que cunda el pánico por cuestiones como el terrorismo”.
Como paradigma de esas nuevas formas de relacionarse, Koolhaas habló de la Cumbre del Clima celebrada en París en diciembre y que se cerró con un acuerdo histórico entre 198 países. En ella, “Europa fue tan audaz que impulsó las negociaciones hacia arriba, aunque no hemos sabido celebrarlo y el éxito lo monopolizó Francia como anfitriona, y eso es triste”, lamentó, aunque a la vez se mostró convencido de que la clave de la acción europea en esa cita y en otras que se están llevando a cabo fue “la creatividad, la inteligencia y la energía”. “Tenemos que apoyar a sostener las estructuras políticas que hemos creado; nos protegerán de los riesgos a los que nos enfrentamos”, y “los intelectuales debemos tener un papel y decir lo que pensamos”. Rem Koolhaas lo hizo ayer. Sin duda.
“hemos obviado el medio rural”
El desafío. Koolhaas también se refirió ayer al cambio climático. “Estamos destrozando el planeta, hay que crear una conciencia y debe haber activismo” para generar ideas y “que no nos las impongan”. En ese sentido, lamentó que durante décadas los arquitectos hayan empleado gran parte de su energía hacia las ciudades, “que solo constituyen el 2% del planeta”. “Hemos obviado el medio rural y nos hemos dado cuenta de que tenemos que cambiar la perspectiva”, sobre todo teniendo en cuenta que “está cambiando más rápido que las ciudades”. Koolhaas también alertó de la automatización de los procesos agrícolas, que casi eliminan la presencia humana, y de la ocupación que grandes gigantes como Amazon o Tesla están haciendo de paisajes como el desierto de Nevada y otros, generando pabellones robotizados. “Tendremos que ser inteligentes y pensar en el futuro”, y si antes se diseñaba para personas, quizá ahora hay que hacer edificios que generen menos desperdicios.
kjetil traedal thorsen “La arquitectura no existe sin personas”
Kjetil Trædal Thorsen, al frente del estudio noruego Snøhetta, afirmó ayer en la sesión de la tarde que la arquitectura, a diferencia de otras artes, “no existe sin las personas; se basa en una tradición humanista. Por eso, solo existe cuando interactúa con ellas, con los usuarios”, ya que son su único elemento dinámico. Su estudio ha firmado obras como la Ópera de Oslo o el Memorial de la Zona Cero en Nueva York. Asimismo, se mostró convencido de que el mejor método de trabajo es el colaborativo, compartiendo ideas, y en esa línea añadió que “nadie, ningún arquitecto es el propietario en solitario de las ideas arquitectónicas, que van creciendo a lo largo de los proyectos”.
jean-philippe vassal “Las muchas preguntas a las que nos enfrentamos son una oportunidad para los arquitectos”
Por su parte, Jean-Philippe Vassal, fundador del estudio francés Lacaton Et Vassal, habló sobre la importancia de lo esencial en la arquitectura. “Las muchas preguntas y muy complejas a las que nos enfrentamos hoy en día, como sostenibilidad, ecología o smart city, son una oportunidad para los arquitectos”. “Necesitamos estrategias para conocer qué es esencial y para llevarlo a cabo. ¿Qué es esencial entonces? ¿Hacer lo máximo con lo mínimo?”, se preguntó el autor de obras como el Palais de Tokyo en París.