Las dificultades de la vida cotidiana
Justo el primer día de julio de 1896 nos abandonaba la autora de La cabaña del tío Tom, osada novela de 1852 que daría fama eterna a la estadounidense Harriet Beecher Stowe, a quien debemos unas pocas obras más, como Gente de otros tiempos, de 1869, oscurecidas por la que, grandes pesares aparte, es la historia de una vida común en determinado momento histórico. Y los cimientos de esa difícil vida cotidiana son los de Natalia Ginzburg, otra autora inteligente que, hace un siglo, el 14 de julio de 1916, nacía en Palermo y que, en su complicada existencia, logró reflejar los miedos y las esperanzas de los europeos que sufrieron los desvaríos propios de unas clases políticas obsesionadas con la explotación del ser humano en cualquiera de sus formas. Lo consiguió a través de Las tareas de la casa y otros ensayos y de novelas como Todos nuestros ayeres (1952) o Léxico familiar (1963), libros reeditados este mismo año por Lumen.
Y eso fue lo que pasó es, por su parte, el nombre de otra de las novelas de Ginzburg que acaban de presentarse en e-book y en papel y en el sello Acantilado, con la ayuda de un prólogo a cargo de otro de los grandes de la literatura moderna italiana, Italo Calvino. En todos estos libros, la escritora y sus vivencias, en mayor o en menor medida, siempre están presentes, pues el relato de ficción es autobiográfico en su obra, de tal forma que el lector puede vivir de nuevo las aventuras y desventuras de unos intelectuales que lucharon por mantener viva la llama de la cultura y la de la literatura en tiempos negros, amenazados en todo momento por el largo brazo del fascismo. Y lo cierto es que Natalia Ginzburg, que ya en 1947 había publicado la citada Y eso fue lo que pasó y Voces en la noche en 1961, todavía regalaría libros posteriores de interés, como La familia Manzoni en 1983.
Es igualmente interesante, por otro lado, la presentación, el pasado año, de El queso y los gusanos, obra ensayística de Carlo Ginzburg, hijo de Natalia y de Leo Ginzburg, en la cual se recupera la vida de Domenico Scandella, más conocido como Menocchio, molinero y un par de años alcalde rural del siglo XVI que llegaría a sufrir dos procesos inquisitoriales por su afán lector y su inclinación a la divulgación de conocimientos incómodos para las clases altas de la época y que terminaría siendo quemado en la hoguera por orden de la nefasta y eterna Inquisición.
Lo dicho: la vida común no siempre es un camino de rosas.
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