pamplona - Tras el parón sanferminero, el Mesón del Caballo Blanco recupera su febril actividad musical veranienga y lo hace con Leña al mono, grupo integrado por veteranos de la escena local que, “por puro placer”, se han lanzado a rendir tributo a los míticos Leño. El concierto, como todos los del ciclo, comenzará a partir de las 20.30 horas y cuenta con acceso libre.
Patxi Garro, bajista del trío, resume la trayectoria de esta incipiente que no novata formación, que para la actuación de esta tarde estará integrada, además de por Garro, por Javier Lizarazu Puntxes (batería) y Juanjo Ojeta (guitarra y voz), como trío base, complementado con Joaquín Taboada (teclados), Koki Gómez (saxo), Selva Barón (coros) y Arantxa Ojeta (coros).
En cuanto al origen del proyecto, en un momento en el que la proliferación de grupos tributo ha generado una polémica notable, Garro apunta que “nosotros hemos hecho esto simple y llanamente por placer. El proyecto surgió de la manera más tonta. Los tres somos miembros de la Woodstock Blues Band y cada vez que en un concierto hacíamos temas de Leño, el sitio se venía abajo y la gente arriba. Hasta que un día, después de un concierto comentamos la posibilidad de hacer un grupo tributo a Leño debido a la respuesta que tenían sus canciones, pero lo dijimos en plan chorra, hasta que en un ensayo nos pusimos a probar cuantos temas de Leño recordábamos... Además, Juanjo tiene un timbre de voz que se asemeja a Rosendo y toca la guitarra de forma muy similar. El caso es que nos decidimos a montar un repertorio solo de Leño, hasta el punto de que preparamos todos sus temas”.
En cuanto a la polémica de los grupos tributo, Garro matiza que “los grupos tributos estamos pagando la frustración de mucha gente que ve cómo su banda de temas propios no funciona, y entonces echa la culpa a los demás. Y parece ser que ahora los grupos tributo tienen la culpa de todo, pero es como en botica, hay tributos buenos y malos. Por otra parte, un grupo tributo juega con lo sentimental, es decir, el repertorio. De hecho, hay casos sonados de grupos tributo que no son nada del otro jueves y funcionan. ¿Por qué? Porque tienen canciones, y lo fundamental en la música son las canciones. Y en este sentido una banda tributo juega con cartas ganadoras porque tiene un repertorio que ya ha llegado al corazón de la gente. Y en el caso de Leño, que es el grupo emblemático del rock urbano, o del rock entre el 78 y el 82, pues al final juegas con los sentimientos de mucha gente y con los tuyos propios. Y es que contamos con un repertorio inigualable, y la gente se va con una sonrisa de oreja a oreja no porque nosotros seamos buenos, sino porque cuando salieron aquellos todos teníamos menos años y es casi una vuelta a la adolescencia”.
En el caso de Leña al mono, además, lo que se pretende es que las canciones suenen tal y como Leño las ponían en escena. “La idea es hacer las canciones como las hacían ellos, intentando recuperar su sonido, repasando toda sus discografía. Leño editaron 30 canciones, una de ellas acústica, que en Zentral la hicimos con Aurora Beltrán y que hoy no haremos, y la nana, que tampoco entre en el repertorio; las demás, intentamos hacerlas todas”, explica Patxi Garro.