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‘El país del miedo’, un caso de acoso que busca su raíz y sus consecuencias

Su director, Francisco Espadas, presentó ayer su película en el Festival de Cine Ópera Prima de Tudela

‘El país del miedo’, un caso de acoso que busca su raíz y sus consecuencias

tudela - Un complejo cóctel de miedo y mentira atrapa a Carlos (José Luis García Pérez), un padre de una familia moderna, con valores, que ve cómo su mundo se derrumba cuando descubre que su hijo está sufriendo acoso escolar y que no sólo no sabe cómo frenarlo sino que engorda hasta convertirse en un monstruo inabarcable. Éste es el origen de la trama de El país del miedo, primera película del director Francisco Espadas, que estuvo ayer en Tudela, junto con el actor Eduardo Velasco (Fabián), para presentarla dentro del Festival Ópera Prima.

El título El país del miedo juega, a un tiempo, con lo que propone la psicóloga al niño para descubrir sus temores y, también, con una sociedad que vive supeditada a los miedos que crean a nuestro alrededor para sujetarnos. Para Espadas, “al Estado, al poder, le interesan los ciudadanos cobardes para podernos manipular. El miedo al terrorismo, la gripe A... y ahora la crisis y el más sublime es perder el empleo. El poder utiliza el miedo para tener a los ciudadanos sometidos”. Velasco, por su parte, añadió que “todas las religiones que hay en este planeta se alimentan del miedo. El poder utiliza la sensación del miedo”.

La idea original parte de una novela de Isaac Rosa, pero con algunos cambios, “la novela intercala ensayo con narrativa. Hace una regresión profunda sobre el miedo y la sociedad actual y cómo se han ido creando los miedos y variado desde el siglo pasado”. Al realizador le atrajo de la novela que “ninguno de los personajes es positivo y todos son contradictorios”.

los personajes El comportamiento del protagonista, Carlos (José Luis García) se hace difícil de entender para el profano; un adulto y padre atenazado y manejado por una niña de 12 años, un acoso que en la novela lo realiza un niño. “Sustituí el niño por la niña acosadora porque es más difícil enfrentarte a ella, me costaría más trabajo defenderme de una niña de 13 años que de un niño de 13 años. A esa edad las niñas son más maduras que los niños. Además hice una apuesta por un actor maravilloso José Luis García Pérez y que el espectador sintiera lo que siente el personaje”. Velasco defendió este cambio porque “cualquier tipo de agresión, roce o toque que tengas es infinitamente más delicado. Es el peso del miedo, de la consecuencia de enfrentarse a una menor. La niña te agrede y tiene toda una legislación a su servicio. Hay que preguntarse: en situaciones extremas como ésta, ¿qué habría hecho yo si me encuentro en su lugar?”.

Uno de los elementos claves para que el miedo tome cuerpo en la vida de Carlos es la mentira que rodea su vida y que hace que el temor engorde hasta hacerse insalvable. “Uno de los errores del padre es la mentira, cómo construye una realidad paralela y hace cómplice al niño del engaño a la madre. La mentira agrava el problema y es un personaje que no toma la solución adecuada en el momento preciso”. El actor Eduardo Velasco incidió en que “la mentira se convierte en una cárcel que engorda ese sufrimiento. No tiene otra escapatoria”.

Precisamente Velasco reveló que él, de adolescente, tuvo que cambiar de instituto al sufrir acoso escolar y llamó la atención sobre la importancia de quienes miran sin hacer nada. “Bullying ha existido desde que el mundo es mundo a niños, adultos o de empresa. Ahora ponemos nombres a esas cosas. En mi caso, de adolescente tuve que cambiar de instituto porque sufrí bullying y acoso. No me duele asumirlo y decirlo. Quien esté libre que tire la primera piedra; o haberla sufrido, o haberla visto y no denunciarla, o no apoyar a quienes lo han sufrido. ¿Dónde está la raíz del problema? ¿Cómo afrontarlo? Ese es el interrogante”. Precisamente, ese interrogante marca una de las miradas más difíciles, la constatación de que no hay una solución al problema, que el padre no se ve respaldado ni por instituciones, ni por el centro, ni por la sociedad y decide recurrir a su cuñado, su antítesis. Fabián (Eduardo Velasco), su cuñado es un policía que en el fondo es tan pobre hombre como Carlos, pero lleva el disfraz de gallito. “Son la antítesis, Carlos progresista y con valores y Fabián lo tiene claro desde el principio ‘dos hostias y se acaba en un momento”. El actor que lo interpreta, Velasco, añadió que “con un uniforme se cree alguien, seguramente en su juventud sería un acosador aunque en el fondo sigue el lema de en mi casa se hace lo que yo me dejo y en el trabajo se hace lo que me deja el jefe”.

Ambos hicieron alusión al libro El señor de las moscas para hacer referencia a la importancia de que cuando un acosador huele el miedo hace más mella en la presa. La película se está proyectando en centros escolares tanto de España como de Estados Unidos.