pamplona - Javier Ibarra AKA Kase O es una de las voces más reputadas del rap estatal. Su gira se cuenta por sold outs antes de empezar. El Círculo es una carta de presentación imprescindible.

¿Cómo se afronta una gira en la que antes de comenzar están todas las entradas vendidas?

-Con muchas ganas de devolver a la gente todas esas ganas que han demostrado que tienen de vernos. Yo voy sabiendo que el público tiene ansia por verme. Voy a hacerlo lo mejor posible. Sé que los conciertos de jazz dejaron muy buen sabor de boca y que muchas personas no me han podido ver aun, no digo que me lo esperara, pero se han volcado porque saben que vuelan las entradas.

¿Puede ser este disco es el ejemplo perfecto de terapia, de redondo diván para exorcizar demonios?

-Tiene un poco bastante de eso, de exorcizar de demonios, de liberar traumas... Ha sido un proceso duro para mí quitarme todos los complejos de lo que esperaba la gente de Kase O, o de lo que Kase O había hecho en el pasado. Tuve que luchar mucho contra eso para ser yo mismo en el presente y ser yo mismo todo el rato en el disco, que la música me representara. Tuve que hacer un ejercicio muy duro para desvincularme de toda esa presión del ente de Kase O y de Violadores del Verso, que siempre pone el listón muy alto. Y opté por la solución de ser sincero y desnudarme, y que el disco fuera una especie de confesión.

No me puedo ni imaginar cómo tiene que ser enfrentarse al boli cuando todo el mundo estaba esperando el gran disco de Kase O.

-Imagínate... Fue muy duro. Ninguna rima era lo suficientemente buena para entrar el disco, ningún ritmo era lo suficientemente increíble... Hubo muchos meses de más que escribir, luchar contra eso, visualizar canciones, visualizarme a mí mismo, preguntarme muchas cosas ... Era como un doble o nada, las voces de mi cabeza me decían que iba a fracasar, que iba a ser una mierda, que Kase O ya estaba acabado; y la otra opción era consolidarme y que el disco fuera una pasada... Pero es que realmente tengo que hacer música para mí, lo que me molestaba era estar pensando más en lo que iba a decir la gente que en mis sentimientos o mi manera de ver la música. La primera parte del proceso fue pegarme una hostia contra mí mismo, preguntándome si iba a hacer lo mismo que hace 20 años, fue una discusión interna tremenda, hermano.

Y para acabar, menuda bromita la de anunciar que cancelabas el disco en las redes sociales, alguno todavía se estará recuperando del susto, por ejemplo tu mánager...

-Sí, todos tenían miedo al tuit este, y no lo veían muy claro. Pero como lo pasé tan mal y al acabar estaba tan de buen humor, decidí que era el momento de jugar yo con vosotros; hasta ahora habíais jugado vosotros con toda esa presión que me metisteis en la cabeza, pues ahora que lo tengo terminado y está todo guapo, me marco una broma.

Para escribir y contar la situación política actual del país, ¿necesitabas alejarte, verlo todo con la perspectiva de una distancia tan lejana como Colombia?

-No lo sé, no estoy seguro de si lo hice con esa finalidad, pero sí es verdad que allí estaba desconectado de todas las noticias españolas. Pero al volver, aunque no quieras, te roza, porque es invasivo y, al final, esta telenovela que tenemos montada en España te engancha. Cuando regresé me di cuenta de que hay mucho espacio para la política pero realmente no vale para nada, porque llevamos un año sin nada nuevo. ¿Cómo puedes llenar tantos días de lo mismo sin contar nada? Al volver sí he notado que está todo politizado.

“Tengo que volver a aprender a pensar”, dices en otro de los temas, suena a punto de inflexión, a reseteo mental.

-Sí, ese juego de palabras... “aprender a pensar, incluso aprender a olvidar, aprender a vivir para volver a aprender a amar” es un punto de inflexión claro, de cuando ya estás abajo del todo... Es ese momento en el que todos los pensamientos que tienes son erróneos, desconectados de la realidad y negativos; tienes que volver a aprender a pensar. Igualmente aprender a olvidar también es divertida la frase, porque son cosas que no se pueden aprender, como a vivir o a amar, es todo como muy metafórico.

“Hice un par de shows, a cada cual peor”, rememoras, ¿hay que mirar atrás para poder ser consciente del momento de éxito actual y saber lo que ha costado llegar hasta aquí?

-Claro, tío. Los que me siguen, lo saben. Pero la mayoría de la gente no es consciente de que llevamos desde el año 93 por ahí con nuestro rap, rulando donde fuera que nos dejaran, conciertos en colegios, con muy poco público, con muy poco concepto del rap... era una cosa súper rara, daba bastante vergüenza incluso actuar, bueno, eso depende de la jeta que tengas; y mis amigos y yo éramos más bien tímidos. Pero aun así, una fuerza interna nos llevaba a rapear. Hemos estado en conciertos infames, en los que no se oía ni una rima; y con diez personas en cada actuación. Pero, como digo, hay una fuerza interior, que por muy mal que lo pases, ¡plas!, te plantas ahí para decir lo que sea.

¿Dónde empezó este círculo y qué lo ha cerrado?

-El círculo, hablando de las maquetas, en ese sentido arranca cuando empecé a grabar, que estaba solo, me hacía mis ritmos y luego pasé por el proceso del grupo. Pero estamos hablando de hace 20 años, y ahora me vi otra vez solo, en mi cuarto, igual que cuando grababa las primeras maquetas, intentando sentir pasión por el rap igual que cuando tenía 14 años, y hacer que ese chico que estaba en aquel cuarto se sintiera orgulloso de mí y de mi primer disco porque esto es lo que soñaba hacer, mi propia música. Posteriormente, investigando, el círculo parece que tiene ver con la eternidad, con la perfección, porque no tiene principio ni fin, con Dios, con el universo... que son términos que me flipan e investigo bastante. Así que el título me venía como anillo al dedo, nunca mejor dicho.

“El número uno”, “si quedan raperos pensando en competirle, mejor que lo escuchen”, “dame los honores de César Augusto”, ¿el rap de competi se lleva en la sangre, es inevitable?

-Mucha gente no lo practica. Pero nosotros lo llevamos en la sangre porque aquí, en Zaragoza, nuestros maestros, Presión y Allan Beller, todos hablaban de competición porque tenían mucho conocimiento de lo que se hacía en Estado Unidos, y allí el rap de vacile es como normal, es inherente a la competición. Todo el rap de Big Daddy Kane y Rakim era en plan a ver quién lo hacía mejor o enseñaba más habilidades, más que demostrar lo gánster que eres o tus andanzas, era un tipo de rap de habilidades métricas, técnicas y de léxico. Y yo sí que he bebido mucho de esa tradición, y a mí me flipa porque canalizas el ego por ahí.

Sorprende que un rapero espete que es reservado, “me protejo de hablar pues las palabras comprometen”, cuando resulta que la palabra es tu herramienta, tu arma, tu todo.

-Sí, sí, sí... Por eso le veo el conflicto. Porque tú dejas escritas en canciones afirmaciones rotundas o incluso radicales que ahí se quedan grabadas para siempre y te encasillan; y esto lo digo llevándolo al terreno del arte. Porque en la vida no hablas con la gente porque no paran de pedirte cosas, así que mejor no relacionarte para no tener que llegar al punto de tener que decir que no, que no, que no y que no. Ese es el sentido de esta frase: no quiero hablar de nada porque estás atento a cada palabra que digo. A mí me pasa eso con la gente, casi no puedo ni bromear porque se les queda grabado todo lo que dices; así que mejor estar callado. Pero respecto al rap, como tú dices en la pregunta, no sabes el sacrificio que es medir cada palabra y tenerla grabada delante durante al menos unos años, eso ha hecho que mi rap haya sido menos radical y más abstracto; que sea más personal y de la experiencia. No puedo criticar según qué cosas sino tengo la experiencia. Mi pensamiento es doble, es binario, pienso las dos partes de cada cosa, de cada historia.

Sexo explícito rapeado, con Najwa de partener, si uno cierra los ojos puede llegar a correr cierto riesgo...

-¡Aha!, qué bonito... No sé lo que siente la gente realmente cuando oye la canción, eso es imposible. Tú me lo has podido transmitir con esa metáfora pero lo que he pretendido es que fuera una canción tierna, que no fuera grosera, que compensara el trato que hay hacia la mujer desde muchos ámbitos de la sociedad y, por supuesto, desde el rap. Quería que la mujer quedara bien, como una diosa, que todo fuera divertido y maravilloso; y sin decir palabrotas, porque es una canción que casi puede escuchar un niño. No sé el efecto que provoca en los chicos o en las chicas, aunque sé lo que quieres decir porque me ha llegado a pasar escuchándola (risas).

Nos encontramos, en líneas generales, ¿ante un Kase O desengañado, desencantado con el mundo, desconfiado...?

-En la canción Basureta (Tiempos raros) todo esto que estás diciendo puede ser, porque es una canción que narra una depresión y, efectivamente, durante ese tiempo las cosas carecían de belleza para mí, incluso la vida... La gente que haya pasado depresiones sabe lo que es, que no puedes salir, está todo mal y es un bucle; porque como estás mal y quieres estar bien y estás mal, pues te pones peor. Y en ese sentido, delante de paisajes maravillosos no sentía nada, y eres consciente de ello porque tu tristeza te impide ver la belleza. Por eso acabas diciendo frases como esa de que “no crees en nada”.

-Siguiendo con Basureta, es una canción que casi acojona porque Kase O ha demostrado que se puede rapear y llorar casi al mismo tiempo.

-Sí, fue algo que surgió en los ensayos, al ver que me emocionaba con según que frases, era como si me estuviera confesando delante de un cura. Eran cosas duras para mí y no las podía evocar fríamente, así que explotamos ese rememorar los momentos, entrando en un pequeño trance. Elegimos esa opción pero podíamos haberlo hecho de otra manera, más narrativa, de esta forma gana en unos aspectos pero pierde en dicción y entonación. Pero preferí arriesgarme de alguna manera, porque estaba guay, era teatral, estaba bonito.

Rap superdotado es el tema que has elaborado con Violadores del Verso para este álbum. Tras el trabajo que supone un disco en solitario, solo por hacerlo de forma mas relajada, ¿podemos en pensar en el regreso del grupo, aunque solo sea por ver esto “multiplicado por tres”?

-Yo siempre digo que el mejor disco de Violadores está por hacer. E imagínate ahora con las experiencias individuales que hemos tenido, nuevas tablas, nuevos conceptos, el discazo terrible que haríamos... Con nuevos ritmos del Rumba, que tienen un color muy especial. Y luego notamos que al grabar esta canción, es que nos ponemos y lo hacemos. Pero es una cosas que hay que tratar con mucho cuidado, hay que volver con mucha fuerza, que sea un discazo, trabajando mucho en ello y que se alineen los astros para empezar a juntarnos y que surjan buenas ideas. Esa es una puerta que siempre está abierta.