barcelona - La periodista Pilar Rahola ganó ayer la XXXVII edición del Premio Ramon Llull de las Letras Catalanas, dotado con 60.000 euros, con Rosa de cendra, una novela histórica sobre la Semana Trágica de Barcelona, un conflicto que muestra de la mano de una familia que vive las contradicciones de ese momento.
El jurado, formado por Anne-Laure Aymeric, Carles Casajuana, Pere Gimferrer, Gemma Lienas y Emili Rosales, la ha escogido de entre las 52 presentadas al premio, convocado por Planeta, tanto por el trazo dado a los personajes, como por la mezcla de temas familiares e históricos.
Exultante, Rahola confesó que no se había presentado antes a un premio literario porque pensaba que primero debía “picar piedra”, pero después de dos novelas publicadas con éxito ha creído que ya se podía poner “el vestido de arreglar, que es este premio, que además garantiza su traducción al francés y al castellano”.
Los personajes del relato, que transcurre entre los años 1901 y 1909 y que puede verse como la continuación de su anterior novela Mariona, considera la escritora que “le han hablado del tiempo actual, aunque el siglo XXI no aparece en ningún momento, pero el lector podrá hacer interpelaciones peculiares”. Así, dijo que lo que ocurría en el interior de Solidaritat Catalana puede tener concomitancias con lo que sucede actualmente en Junts pel Sí, de la misma manera que en aquella época ya había movimientos alternativos más antisistema con cierto parecido a la CUP, mientras que el discurso de Lerroux lo ve muy parecido al de Ciutadans. La historia de la novela empieza donde terminaba Mariona, cuando la protagonista, una vecina del barrio de Gràcia, despedía a su nieto Albert Corner i Espiga, que iba a la guerra de Cuba. Corner i Espiga, aquí ya de vuelta, no es el mismo joven que embarcó, sino que su propia creadora lo ha calificado de un antihéroe, envilecido por aquel conflicto. “Nadie sale de una guerra como aquella mejor persona”, precisó Rahola. También hay un personaje anarquista y homosexual que trabaja con Ferrer i Guàrdia, con peso en la obra, una mujer joven que empieza a tener una mirada propia sobre la vida y otro de los protagonistas pertenece a la Liga. Por tanto, insistió, se trata del relato “de una familia que vive las contradicciones de la sociedad convulsa en la que vive, cuando empiezan a aflorar los grandes movimientos políticos, sociales y culturales que imprimirán el siglo XX”. - Efe