pamplona - El Horno de la Ciudadela se ha transformado temporalmente en una gran cámara de revelado fotográfico. En su interior, el artista Noé Bermejo (León, 1982) ha colocado el papel de una instantánea tomada en París en 1992 en recuerdo de una cena de amigos, pero de la que no hay imagen. No es la única. En el centro de la sala gravita una instalación de portarretratos sin fotos, decenas de pequeños marcos barrocos, propios de fotos de carnet o de cartera, marcos usados, olvidados y desechados con los que el autor quiere dialogar con el visitante sobre la memoria, como un dispositivo del recuerdo, pero también como un lugar de almacenaje, un espacio en el que revolver, hallar, esconder e intervenir. En el Horno, ahora ese lugar intangible se hace físico.

Así es el proyecto que ha realizado Noé Bermejo, que se titula Memoria, recuerdo y olvido, y que puede visitarse hasta el 28 de mayo. Explica Noé Bermejo que su trabajo gira en torno a la identidad y los atributos que sustentan la idea del yo. El diálogo con lo popular, los dobles sentidos y la proyección de varias capas de significado son algunas de las notas características de sus proyectos. Pero en lugar de construir imágenes, como en trabajos anteriores, en este proyecto el artista leonés se dedica a su exploración. “Con Memoria, recuerdo, olvido pretendo estar inmerso, de forma literal, en estos conceptos: la estrategia para la investigación plástica es analizar esa capacidad psíquica que es la memoria como un dispositivo físico”, indica el autor. Se trata de un proyecto de marcado carácter interdisciplinar, que se aborda mediante distintas instalaciones, construyendo a través de colecciones, encuentros y búsquedas en rastros, dibujos, cartografías, mapas mentales, esquemas, listados y objetos. - D.N.