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Las leyendas en torno a la Palma de Oro de Cannes centran un documental

Estrellas del cine cuentan cómo cambió su carrera al ganar el galardón

Las leyendas en torno a la Palma de Oro de Cannes centran un documentalFoto: D.N.

madrid - Wim Wenders se fue a jugar al pinball con Jim Jarmusch después de llevarse la Palma de Oro del Festival de Cannes por Paris, Texas; Nanni Moretti se dejó olvidada en el aeropuerto la que ganó con La habitación del hijo; y Jane Campion fue la primera mujer en alzarse con el trofeo gracias a El piano.

Todos ellos rememoran aquellos momentos ante la cámara del director francés Alexis Veller en el documental La leyenda de la Palma de Oro, que estrena hoy el canal de televisión TCM, a tres días del arranque de la 70 edición del festival, con un jurado presidido por Pedro Almodóvar. La película combina el testimonio de los directores mencionados y otros como Martin Scorsese, Emir Kusturica o Steven Soderbergh, con la historia de cómo se fabrica el galardón, desde la extracción del oro en una mina de Colombia hasta aterrizar en la alfombra roja de Cannes.

Kusturica es uno de los pocos que la ha ganado dos veces; en 1985, por Papá está en viaje de negocios, y diez años después, por Underground. “Mi vida se aceleró después de ganar por primera vez en Cannes”, dice el director, guionista y músico serbio, que la primera vez ni siquiera acudió a la gala de entrega porque no quería formar parte “de esa locura”. Cuando estalló la guerra en los Balcanes a principios de los 90 Kusturica vivía en París. La Palma se había quedado en su apartamento de Sarajevo, que tenía alquilado, y cuando intentó recuperarla su inquilino le pidió una especie de rescate, recuerda.

También los hermanos Dardenne forman parte del selecto club de los ganadores por partida doble, por Rosetta (1999) y El niño (2005). La de Jane Campion con El piano (1993) fue una victoria amarga, a pesar de convertirse en la primera mujer en conquistar la Palma de Oro. La directora neozelandesa estaba embarazada cuando subió por las famosas escalerillas del palacio de festivales, pero su hijo murió diez días después de nacer. “Ganar la Palma de Oro es como recibir una corona para toda la vida, pero yo tardé años en darme cuenta”, asegura Campion. “Con mi mayor triunfo llegó también mi mayor tragedia, fueron unos meses terribles, tardé al menos diez años en poder valorar lo que ese premio había supuesto para mí”, confiesa.

Para el tailandés Apichatpong Weerasethakul el premio se convirtió en una cuestión política. “El mismo día que lo recogí, en Tailandia hubo cien muertos en la calle por la represión”, rememora el autor de El tío Boonmee que recuerda sus vidas pasadas (2010). “No supe celebrarlo, me sentí como un robot”, cuenta, “y cuando regresé a mi país me decían que yo no era tailandés (...), corría el absurdo rumor de que el ex primer ministro que acababa de huir del país había sobornado al jurado”.

Scorsese no era el maestro reconocido que es hoy cuando un jurado presidido por Tennessee Williams le otorgó la Palma en 1976 por Taxi Driver. Terminar la película le supuso al director neoyorquino enormes esfuerzos y discusiones, por lo que el premio fue un bálsamo. “La película no impresionó a nadie en Hollywood, fue Cannes quien la reconoció de verdad”, explica Scorsese.

Quien no se lo esperaba era un entonces jovencísimo Steven Soderbegh, que sedujo al jurado en 1989 con su ópera prima, Sexo, mentiras y cintas de vídeo. “Fue un accidente inesperado debido a un cúmulo de casualidades”, cuenta el director de Traffic. La película fue seleccionada a competición tras retirarse Dennis Hopper y el presidente del jurado en principio era Coppola pero fue sustituido en el último momento por Wim Wenders. “Cuando subes al escenario, todo se detiene, la perspectiva cambia, es como si te hubieran puesto un casco con visión panorámica, y sientes una perturbación física real, como si estuvieses drogado”, relata Soderbergh, a quien esa misma noche el premio se le “desintegró” en las manos.