pamplona - La equiparan con Picasso, con Stravinsky y con Frank Lloyd Wright. Por revolucionaria. Por su particular manera de entender el movimiento, por su técnica única y por su conexión emocional con el público. Martha Graham (Pittsburgh, Pensilvania, 1884-Nueva York, 1991) es un referente para cualquier profesional de la danza. Y su compañía, la más antigua de Estados Unidos en funcionamiento, visitará esta tarde Pamplona por segunda vez. La primera fue en 1986 en el pabellón Anaitasuna, una cita a la que acudieron miles de personas y en la que emblemática bailarina y coreógrafa estuvo presente, y la segunda será esta tarde, a las 20.00 horas, en el Teatro Gayarre dentro de la programación del Festival de Danza Contemporánea de Navarra DNA.
La función de hoy es posible gracias a la colaboración entre varios teatros, como el Principal de Vitoria y el Bretón de Logroño, tal y como indicó ayer la directora del Gayarre, Grego Navarro, que destacó que así es como se pueden traer “proyectos especiales que de otro modo no podríamos ver aquí”. Esa es también, a su juicio, la labor que deben hacer los teatros públicos. Una labor que, en el caso de Pamplona, se ha completado con “un esfuerzo extra” de la compañía, que ayer ofreció una clase magistral a 25 personas en la Escuela de Danza de Navarra.
‘deep song’ vs. ‘guernica’ El espectáculo de esta tarde combinará algunas de las piezas clásicas de la compañía, en plena gira de celebración de su 90º aniversario, con otras encargadas a coreógrafos contemporáneos, que, en algunos casos, se han inspirado en las que en su día imaginó la gran maestra, considerada como la madre de la danza moderna. “Cambió la danza en Estados Unidos y en todo el mundo”, afirmó Janet Eilbert, actualmente directora artística de la compañía de Nueva York, de la que también fue primera bailarina durante años. “Ella inventó una técnica propia, y quizá donde más claramente se vea es en Dark Meadow, que es una obra fundacional en ese sentido”, añadió la directora ejecutiva, LaRue Allen. Y siguió: “Lo habitual era centrarse en las piernas y en los brazos, pero ella lo cambió todo y se centró en que el movimiento comenzara en el torso, no en las extremidades, y hoy en día bailarines de todas las generaciones siguen esta técnica para aumentar fuerza y control, y esto también es atractivo para muchos coreógrafos contemporáneos”.
En cuanto al programa de hoy, arrancará con Deep Song, una pieza que es a la danza lo que el Guernica a la pintura. Graham la creó en 1937 inspirada en el sufrimiento de las víctimas de la Guerra Civil española y el vestuario se basa en el cuadro del artista malagueño. “Ambos distorsionaban la imagen del cuerpo para expresar la pena y el horror”, generando lo que la bailarina bautizó como la “anatomía del dolor”, apuntó Eilbert, responsable de la adaptación de Dark Meadow (Sweet), una versión más breve del clásico de Graham, que tomó elementos de los rituales de los indios del suroeste de Estados Unidos para plasmar la idea de aventura, de buscar y encontrar, “de la excitación que produce el viaje de la vida”, en definitiva.
A continuación, el público podrá ver Woodland, una coreografía “jovial, divertida y juguetona” que el europeo Pontus Lindberg ha creado para nueve bailarines. Después del intermedio, subirán a escena tres pequeñas obras, Lamentation Variations, basadas en el icónico solo Lamentation de Martha Graham, y que firman Larry Keigwin, Kyle Abraham y Sonya Tayeh. “Los tres han trabajado a partir de su estilo, pero en el fondo hablan de lo rico que es el legado de Martha”, continuó Eilbert.
La función finalizará con Diversion of Angels, que corresponde a otra etapa de la bailarina. La creó en 1948 y es una pieza sobre el amor, “lírica y jovial”, con referencias a Kandinsky y a Chagall.
diálogo entre ayer y hoy Janet Eilbert explicó que a la hora de contar con coreógrafos contemporáneos, la compañía estudia la temática de cada temporada y escoge al que creen que mejor puede adaptarse. Por ejemplo, hay años en que los espectáculos han girado en torno a la política, otros han abordado la cuestión del mito y la transformación y, actualmente, se centra en la relación entre lo sagrado y lo profano. Así, “hay coreografías de Martha que el público puede ver desde otros puntos de vista” y que, además, establecen un diálogo con los nuevos creadores, cuya agenda, a veces, es la única dificultad que hay que superar para sellar esa colaboración, “ya que siempre están muy interesados en trabajar con nosotros”, añadió la directora artística.
“no era una diva” Sobre la personalidad de Martha Graham se han escrito miles de páginas, “y hay mucha gente que piensa que era una diva que decía a todo el mundo lo que tenía que hacer, cuando en realidad era todo lo contrario”, afirma Eilbert. “Ella quería que cada uno sacáramos la parte creativa que llevábamos dentro, no que la copiásemos”, indicó y subrayó el énfasis que la mítica coreógrafa ponía en adaptarse a los cambios que experimentaba la audiencia y a los nuevas estilos, formas y movimientos de los bailarines que se iban incorporando a la compañía. “Ella iba incluyendo sus aportaciones, pero conservando siempre el mensaje emocional. Esto es una de las cosas más importantes que aprendí de ella, a mantener una conversación con el público”.
En cuanto a las inquietudes de la gran bailarina, Eilbert destaca que, ante todo, le preocupaba el tema del empoderamiento del individuo, del poder de uno. “Es muy recurrente en sus espectáculos, ya estuviera interpretando a Medea, Fedra o a una novia americana”, incidió. LaRue Allen coincidió: “Tenía unos estándares morales muy altos y todos los personajes que interpretó se movían en función de ellos. Además, siempre quiso que el público comprendiera por qué los personajes actuaban así, incluso en el caso de Medea”.
La función. La Martha Graham Dance Company actuará hoy, a las 20.00 horas, en el Teatro Gayarre.
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Es el corpus de obras que Martha Graham creó a lo largo de su vida y que hoy defiende la compañía a la que dio nombre y fundó en 1926.