Joaquín Sabina lo predijo: “No están viendo ustedes un buen concierto por mi parte hoy”, dijo a mitad de su espectáculo en Madrid. Pocos minutos después, abandonó el escenario del WiZink Center porque se quedaba “totalmente mudo”, en esta gira “interminable” y repleta de problemas de salud. “Joaquín no va a poder seguir el concierto. Lo sentimos de todo corazón”, explicó Pancho Varona alrededor de las 23.20 horas, tras haber abandonado Sabina el concierto sobre las 23.00 horas, una noticia que se ha convertido en trending topic.
El cantante había colgado el cartel de entradas agotadas para la cita de antes de ayer en Madrid, la quinta en el WiZink Center de la gira Lo niego todo, y la quinta que saldaba con lleno en el estadio, que comenzaba a las 21.40 horas recordando sus problemas de salud durante la gira.
“Buenas noches, muchas gracias, Creo que saben ustedes que en medio y al final de esta gira interminable he andado recorriendo pasillos de sórdidos hospitales”, expresó el cantautor, que durante esta gira ha tenido que reprogramar una serie de conciertos por diferentes problemas de salud. “Lo digo porque, como sucede tan a menudo, cuando les cuenten que envejecer es una cosa fantástica, porque la experiencia y la sabiduría... mienten como bellacos. Envejecer es una puta mierda”, aseveró en el escenario, arrancando los aplausos de los madrileños.
Salió al escenario con su sempitermo bombín en la cabeza, y sin dirigirse al público. Tan solo quitándose el sombrero y reverenciándose ante su entusiasta público, que no paró de ovacionar al artista. Y en vez de empezar con un tema de Lo niego todo, decidió hacer un guiño a su ciudad adoptiva iniciando el espectáculo con Yo me bajo en Atocha, que enloqueció al WiZink Center con estrofas como “La primavera sabe que la espero en Madrid”.
“Lo único que realmente lo rejuvenece a uno es sentir esas cosas en el estómago, esos nervios terribles, que pasan cuando uno sube al escenario en Madrid”, decía el de Úbeda, aunque después reconocía que no era un “buen concierto”.
repertorio Después del emocionante Yo me bajo en Atocha, el cantante prosiguió el recital, en el que casi habló lo mismo que cantó, con temas de su nuevo álbum como Quien más, quien menos, a continuación No tan deprisa, seguido de Lágrimas de mármol, Sin pena ni gloria y Las noches de domingo acaban mal. También hubo espacio para temas clásicos como El boulevard de los sueños rotos y De purísima y oro, su canción “preferida” y una que no suele cantar en sus conciertos, que ha dedicado a sus hijas, Carmela y Rocío, a sus suegros, y a sus sobrinas nietas.
“Hay días que se cruzan los cables del corazón y la garganta”, apostilló el cantante antes de interpretar Y sin embargo, canción con la que abandonó el escenario y dejó a su banda continuar con el espectáculo. Antes intercaló canción y canción con confesión y confesión: “Mi plan no era envejecer sin dignidad. Mi plan era pasar de la adolescencia a la vejez, sin ser adulto. Es decir, llegar a los 69 años, que es el número más glorioso que puede conseguir un buen viejo verde”.
Sabina estrenó la gira Lo niego todo en mayo de 2017 en México, después de tener que reprogramar las fechas de su inicio en marzo tras ser operado de una hernia ventral, y después tuvo que volver a interrumpir el tour cuando en abril de este año sufrió una tromboflebitis en la vena ilofemoral de la pierna izquierda. En teoría, Sabina acabará la febril gira el 14 de julio en la plaza de toros de Granada, aunque antes pasará por A Coruña, Córdoba y Albacete.
Alrededor de 17.000 personas abandonaron el pabellón, entre reclamaciones por la devolución del dinero y el rumor de que quizá se tratase de la última gira del cantautor. - Efe