Contraposiciones naturales
la galería ormolú acoge hasta el día 28 una muestra donde tatiana blanqué reflexiona, a través de los árboles, sobre una sociedad compleja y caótica
Las construcciones arbóreas desordenadamente ordenadas han servido a la artista Tatiana Blanqué para realizar una serie de reflejos paralelos y auténticos de una sociedad compleja, caótica y poco transparente. Son, como ella misma define, “contraposiciones naturales” en las que Blanqué va al origen de todo para trabajar la antropología a través de la naturaleza y reflexionar sobre “lo que nosotros aportamos al entorno y lo que este nos aporta a nosotros”. Una muestra de este trabajo se expone ahora, hasta el día 28 de este mes, en la Galería Ormolú.
“La naturaleza es el origen de todo”, dice con rotundidad Blanqué, quien ha optado por los árboles para reflejar estos “universos” tan personales que espera que el visitante “haga suyos” porque son elementos que le han permitido “salir del interior” y adentrarse en el exterior. “Antes, trabajaba mucho las arquitecturas vacías, pero me parecía algo muy impersonal, y poco a poco he ido siguiendo un camino en el que me he dado cuenta de la importancia que tienen para mí los árboles; con ellos experimento con lo que veo a mi alrededor y trabajo la antropología del ser humano pero desde el punto de la naturaleza”, apunta.
Lo hace, además, mediante un proceso bien cuidado en el que las capas son un elemento fundamental. “Realizo una primera base de dibujo y después añado papeles semitransparentes, con los que se engaña al ojo ya que dan la sensación de que el paisaje no acaba nunca”, dice. Además, sobre la pintura coloca un metacrilato en el que también actúa. “Está trabajado por fuera y por dentro y, así, da una impresión de lupa; parece que haya profundidad, y así es posible crear estos universos paralelos donde la conciencia de cada uno permite que vuele su imaginación y se meta en su propio mundo”, sostiene. Así, dice, “se consigue crear un mundo paralelo” en el que se presenta una “realidad movible, portátil, transportable y, en definitiva, realizable en cualquier lugar”.
La paleta de colores de Blanqué es muy sobria, con poco color pero puesto donde a la artista interesa. “Aunque no haya utilizado muchos colores, dan luminosidad a las piezas”, señala, para añadir que “no siempre es necesario hablar mucho para decir lo que queremos decir”, en referencia a la cantidad limitada de materiales que ha utilizado para esta muestra. “Menos es más”, resalta. A esto, la artista añade un nuevo material -que adquiere de las maquetas que se utilizan para crear los trenes- que da la sensación de tierra y de hierba. “Consiguen dar una parte real a los cuadros y es una forma de meter pequeños segmentos de naturaleza que sabes que van a perdurar”, afirma, para terminar con una conclusión: “Perdura porque es plástico, y a mi el plástico me encanta por la contradicción que me produce de aborrecerlo por lo contaminante que es pero, al mismo tiempo, quererlo; es una contraposición constante”.