Pamplona - En 2016 vio la luz el artículo Bauhäusler on the Franco-Spanish Border, resultado de la investigación llevada a cabo por la guipuzcoana Laura Martínez de Guereñu (Legazpi, 1973) para un trabajo de mayor envergadura, Bauhaus, España, América. Intercambios y transferencias culturales (1928-1975). Una investigación que, entre otras cuestiones, sacó a la luz un dato más que curioso sobre la historia vital y artística de Pamplona: en 1929, los artistas Wassily Kandinsky y Paul Klee visitaron la vieja Iruña. Sí, su visita fue fugaz pero, con toda probabilidad, llegaron a pernoctar en la capital navarra amén de recorrer alguno de sus enclaves principales, como la plaza del Castillo (entonces datada como la plaza de la Constitución). Prueba de ello son las cuatro postales que el pintor Wassily Kandinsky adquirió en Pamplona, dos de la catedral, una de la calle Mercaderes y una cuarta de la citada plaza del Castillo. Cuatro piezas clave para corroborar este dato que Martínez de Guereñu encontró en el archivo del pintor de origen ruso.

Pero nadie mejor que la propia investigadora para relatar el proceloso camino que le llevó a descubrir y poder afirmar con rotundidad que ambos pintores efectivamente estuvieron en Pamplona.

¿Cómo sabemos, es decir, cómo descubrió que Kandinsky y Klee visitaron Pamplona?

-En el archivo de Kandinsky figuran todos los itinerarios de los viajes que realizó. Yo sabía, porque hay una fotografía que lo refleja, que él y Paul Klee habían estado en la playa de Hendaia en 1929. Es una imagen que figura en los libros y que es muy conocida. Partiendo de ese dato, y puesto que las biografías publicadas de ambos no son muy concretas en este punto, lo que hice fue estudiar la correspondencia que mantuvo con los galeristas de arte y los editores de libros en aquella época. Entre estas cartas figura una, por ejemplo, con el galerista Christian Zervo, fundador de la revista Cahiers d’art, en la que le decía que iba a estar de vacaciones durante todo el mes de agosto por Biarritz y le facilitaba su dirección. De esta forma, ya sabemos seguro que en agosto de 1929 estaba por esa zona. Posteriormente, descubrí una postal en la que Josef y Anni Albers (ambos formaron parte de la escuela de la Bauhaus junto al pintor), que también habían viajado hasta Biarritz, le contaban que nosotros ya nos vamos, esperamos que los paséis bien en la playa los días que faltan. Nos vemos en la Bauhaus. Esta postal se la enviaron al hotel de Hendaia en el que estaba instalado. En ese momento de la investigación, yo todavía no sabía que habían estado en Pamplona, pero, como soy gizpucoana, el dato me hizo gracia y seguí investigando. Así que me fui al archivo de Kandinsky y me descargué toda la información relativa a ese tiempo, que principalmente eran fotografías vacacionales... pero, entre estas, encontré un folleto de excursiones turísticas por la costa vasca en el que figura una en la que, atravesando Baztan, se llegaba hasta Pamplona haciendo noche en la ciudad.

Eso ya podía indicar que era probable que visitara Pamplona... pero no seguro.

-Cierto, pero continué la investigación y encontré una carta de Lily Klee, mujer de Paul Klee, a su hijo, Felix Klee, datada el 17 de agosto de 1929 en Bidart, en la que decía: “Ayer pasamos una tarde maravillosa con los Kandinsky en San Juan de Luz. Ellos también han hecho el viaje a Pamplona”.

Este dato sí que cercioraba definitivamente que tanto Kandinksy como Klee estuvieron en Pamplona.

-Sí, pero tampoco me paré ahí y continué investigando en el archivo hasta que, entre todas las postales que recopiló aquel verano, di con cuatro de Pamplona, la de la plaza del Castillo, otra de la calle Mercaderes, y dos del claustro de la catedral. Son postales sin escribir, pero es que hay que tener en cuenta que Kandinsky era un personaje muy especial. Hay artistas que tiene un frontera muy difusa entre lo que es estar de vacaciones y trabajar. Por ejemplo, Paul Klee pintaba 350 cuadros al año... pero, Kandinsky, sin embargo, era un señor que decía: “Yo, durante las vacaciones, lo que hago es absorber para la digestión posterior”. Y cómo absorbía, pues recopilando postales y haciendo fotos. De hecho, hay imágenes tomadas por él de una corrida de fotos en San Sebastián y de la bahía de la Concha. Pero de Pamplona, de momento, no hemos encontrado. Solo tenemos las cuatro postales, el itinerario de viajes y, por supuesto, la carta de Lily Klee, que como dices, no solo cerciora que Kandinsky visitó Pamplona sino que también lo hizo Paul Klee; en distintos días eso sí. Cuando investigas, lo que haces es trazar una hipótesis y luego la intentas contrastar. Es decir, descubres una cosa pequeña y a partir de ahí dices: a ver sí... Por ejemplo, hay que tener en cuenta que las cuatro postales son de agosto de 1929, un año en el que Kandinsky era profesor de la Bauhaus, en un momento el que la escuela cuenta como director con Hannes Meyer, alguien que hacía de menos a los artistas porque su idea era que la arquitectura debía ser muy racional, en el sentido de que no era ni espiritual ni humanista: vamos a poner una estructura metálica, vamos a poner ladrillos... Kandinsky, por lo tanto, en esa época tenía su puesto de trabajo en juego. Teniendo eso en cuenta, ese verano recopiló numerosas postales de estructuras y modernas y luego las comparó. De hecho, hay una carta mecanografiada con unos dibujos a lápiz que, posteriormente, dieron lugar a una series de cuadros que en cierta manera son como el pasado a limpio de esos dibujos, reflejando la comparativa citada.