madrid - Encorvado, con perilla y su inseparable sombrero, Jerry González, fallecido ayer a los 69 años en un incendio en su casa, era un habitual del jazz madrileño, que acogió a este trompetista, referente mundial del latin jazz y compañero de Dizzy Gillespie o Chet Baker, hace ya 20 años.

El trompetista y percusionista neoyorquino de origen puertorriqueño, a los que se conoce como nuyorrican, sufrió anoche en su domicilio del céntrico barrio de Lavapiés un incendio que le provocó una parada cardiorrespiratoria por inhalación de humo y aunque fue trasladado a un hospital aún con vida falleció esta mañana a consecuencia de la inhalación masiva.

Gerald Antonio González decidió dejar Nueva York y residir en Madrid tras los atentados de las Torres Gemelas y en coincidencia con su participación en el documental de Fernando Trueba Calle 54 (2000). Hace unos meses había sufrido un ictus del que se había recuperado “estupendamente”, según explicó su amigo y colega el baterista venezolano Ramón Mucci Storm. Para el músico español Jorge Pardo, González ha tenido un hondo significado en el jazz mundial porque era “de esa generación de artistas que había en los años 60 en Nueva York, un nuyorrican con todo lo que eso significaba. Su vida allí es lo que cuenta west side story”.

González tocó con Dizzy Gillespie, Chet Baker, Freddie Hubbard, Eddie Palimieri o Mongo Santamaría y por su arte fue candidato a lo largo de su carrera a seis premios Emmy. Fundador del grupo Fort Apache Band, colaboró también con los grandes de la música latina y del flamenco como Tito Puente, Chano Domínguez, George Benson, Paco de Lucía, Diego El Cigala, Niño Josele, Andrés Calamaro o Enrique Morente. - Concha Barrigós