barcelona - El funeral por Montserrat Caballé, fallecida el pasado sábado en Barcelona, reunió ayer en el tanatorio de Les Corts a líderes políticos y personalidades del mundo de la cultura, en una ceremonia en la que su voz tuvo un protagonismo especial y que concluyó con una gran ovación.

La ceremonia comenzó poco después de mediodía con el Ave María, que tantas veces había cantado la soprano barcelonesa, que ha dado pie a una misa con comunión, oficiada por tres sacerdotes, uno de ellos el popular padre Apeles.

Sonó otra de sus arias preferidas, O mio babbino caro, y la voz de Caballé brilló nuevamente a lo largo del funeral en un pasaje de la ópera Rinaldo de George Friedrich Haendel, y se volvió a oir al final de la ceremonia, interpretando La Vergine Degli Angeli, aria de la ópera La fuerza del destino, de Verdi. Entonces, el medio millar de personas aplaudieron durante varios minutos, mientras sus incondicionales lanzaban los “bravo, bravo” que tantas veces la soprano había escuchado.

representación cultural En la primera fila de la sala estaba situada la familia de la soprano, encabezada por su marido Bernabé Martí, su hermano Carlos Caballé, su hija Montserrat Martí Caballé y su sobrina Montserrat Caballé. A su derecha se situó la fila de autoridades políticas, entre ellos la reina Sofía y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Acudieron también numerosas personalidades del mundo de la cultura, como los tenores Josep Carreras, Jaume Aragall y Josep Bros, el barítono Joan Pons, y una amplia delegación del Gran Teatro del Liceu. - Efe