pamplona - “En el antiguo edificio señalado con el número 30 de esta calle, el 10 de diciembre de 1883 nació Carmen Baroja y Nessi, escritora comprometida con los derechos de las mujeres en la Generación del 98, hermana del novelista Pío Baroja y madre de Julio y Pío Caro Baroja, antropólogo-historiador y documentalista, respectivamente”. Así reza la placa que se instaló ayer en la citada dirección de Pamplona, hoy ocupada por el Colegio San Francisco, cuyos estudiantes de 6º de Primaria participaron en el recuerdo a Carmen Baroja.
La colocación del distintivo fue solicitada por el grupo Nombrar Mujeres en Pamplona/Iruñean Emakumeak Izendatu, en colaboración con Ana Díez de Ure, Paco Roda y Silvia Fernández, autores del libro Ellas, las mujeres en la historia de Pamplona, y Joaquín Ciáurriz, editor de Hermana querida/Hermana querida, escrito por Amparo Hurtado para la colección Baroja (& Yo) de Ipso Ediciones. Salvo Fernández, fallecida recientemente y recordada por los presentes, todos acudieron al acto, también miembros de la familia de Carmen Baroja -sus nietos, Carmen y Pío Caro Jaureguialzo, y su nuera, Josefina Jaureguialzo- y un grupo de amigos de Bera. Lo amenizó la música de Schumann interpretada por miembros de Suakai.
La logística del evento corrió a cargo del Ayuntamiento de Pamplona, cuyo primer edil, Joseba Asiron, abrió el turno de palabra homenajeando a Baroja, “a una de sus hijas más queridas”. A pesar de ser “culta”, “educada” e “inspiradora” y disponer de una importante obra literaria, periodística y dramática, “es una representante de la invisibilidad a la que han sido sometidas las mujeres”, destacó el alcalde, para quien la colocación de la placa en su Pamplona natal sirve para “reivindicar su nombre”. “Ella se ganó por derecho propio pasar a la historia y aquí estamos para reconocerlo”, afirmó. Y mencionó, asimismo, la militancia de la autora. “Se consideraba feminista hasta la médula” y hablaba por sí misma, “desde el corazón y sin sumisiones; no sentía que debía nada a nadie y se sintió libre hasta el final”.
un ejemplo para los más jóvenes Los valores que defendió Carmen Baroja y Nessi durante su vida y su nacimiento en un edificio que hoy es una escuela pública han sido dos elementos que llevaron al profesorado de San Francisco a trabajar su figura con las/os alumnas/os de 6º de Primaria. Ocho de ellos participaron ayer en el tributo a la intelectual, leyendo fragmentos de sus memorias en euskera y en castellano.
Durante estas semanas, los/as escolares han estudiado las vivencias de una mujer, Carmen, hermana de Ricardo y Pío y dueña de una personalidad polifacética como intelectual, artista, periodista y folclorista. Vivió en Pamplona, San Sebastián, Zestoa, Valencia y Madrid y en 1906 pasó seis meses en París. En 1913 se casó con Rafael Caro Raggio, impresor y editor, y en 1925 participó en la fundación del Lyceum Club, cuyo objetivo era fomentar la emancipación de las mujeres a través de la cultura. Entre sus obras destacan El encaje en España (1933), obra todavía de referencia, y Joyas populares y amuletos (1949). En Itzea, la casa familiar de Bera, escribió cuentos infantiles como Martinito el de la casa grande (1942) y bajo el seudónimo de Vera de Alzate colaboró en el diario La Nación de Buenos Aires.
“sorprendida y orgullosa” En el acto de ayer también intervino su nieta, la también escritora Carmen Caro, que este año ha publicado Con voz propia. Colaboraciones en prensa de Carmen Baroja (Caro Raggio). “Sería un orgullo y una sorpresa para Carmen ver que le ponen una placa 68 años después de su muerte, después de tantos trabajos en el anonimato”, dijo. Y que el homenaje se llevara a cabo sin el tono institucional tan típico en estas citas “y con el protagonismo de los niños, ha sido algo excepcional”, agregó Caro, que también quiso agradecer la presencia de los vecinos de Bera que se desplazaron ayer a Pamplona. Sobre su abuela, subrayó que es “incomprensible” que una mujer como ella, “que no tuvo unos estudios formales”, fuera “capaz” de escribir unos artículos “asombrosos en forma y contenido”. Baroja fue una de las pocas colaboradoras en prensa que había en los años 40, algo que, sin embargo, nunca se reconoció. Es más, se las invisibilizó. “Hay mujeres importantes que son referencia en el comienzo del feminismo en España y no hay buenas biografías de ellas”, señaló Carmen Caro, consciente de que lo que disfrutamos las mujeres de hoy es en gran medida “gracias a su esfuerzo”.