Aunque resulte extraño, hubo un tiempo en el que el cuerpo humano no generaba ningún interés para el arte. No fue hasta la llegada del Renacimiento cuando los artistas comenzaron a darle una nueva interpretación a la anatomía. El Museo San Telmo de Donostia se ha centrado en esas primeras obras en torno a la complexión humana en la exposición La invención del cuerpo. Desnudos, anatomía y pasiones, que recoge un centenar de piezas de los siglos XVI, XVII y XVIII traídas para la ocasión de los principales museos europeos.

Durero, José de Ribera, Juan de Juni, Alonso Cano, Pedro de Mena, Alonso Berruguete, Tintoretto, Carletto Veronese, Charles Le Brun, Zurbarán y hasta Rubens se dan cita en el museo donostiarra hasta el próximo 17 de febrero. Artistas que representaron, todos ellos, el cuerpo humano ya fuese en pintura, escultura, relieve, dibujo o escayola.

“En la primera modernidad europea se configuró una nueva civilización en torno al cuerpo que atravesó las ciencias y se expresó en imágenes que fundaron un nuevo territorio de conocimiento”, reveló ayer durante la inauguración María Bolaños, comisaria de la exposición y directora del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, institución que ha producido la muestra junto al Museo San Telmo.

De este modo, la exposición recoge trabajos que van desde el Renacimiento, como La Fortunata, un desnudo femenino del taller de Rubens, artista del que también se puede apreciar su Venus y Cupido, hasta la Ilustración, como el impactante Ángel anatómico, de Jacques-Fabien Gautier, que muestra a través de la pintura las entrañas de un cuerpo humano con tal realismo que causó revuelo en la época.

Precisamente, las disecciones médicas ocupan buena parte de la muestra. En ella figuran dibujos de esqueletos del médico e investigador Andrés Vesalio, estudios sobre el ojo humano del que fuera pintor de cámara de Luis XIV, Charles Le Brun, y maniquís articulados como el que realizó con madera extraída de boj Alberto Durero.

También tienen cabida los apuntes que recogió Juan Valverde de Amusco en 1556 de varias autopsias a cadáveres para su Historia de la composición del cuerpo humano. Un libro que supuso un impulso a la nueva anatomía que se había establecido pocos años atrás el italiano Andrea Vesalio.

Otra parte de la exposición se centra en la visión del cuerpo femenino, que en muchas ocasiones se centraba únicamente en el aparato reproductivo. Es el caso del óleo Casta Susana, de Jan Massys, y de la pintura El encuentro de Tamar y Judá, de Tintoretto. Por aquellos siglos, las sesiones de anatomía de cuerpos femeninos apenas suscitaban interés en la comunidad científica, limitándose los estudios a su aparato reproductor.

Mirada femenina “insólita”

Entre las curiosidades que se pueden encontrar en la muestra se halla una selección de obras sobre la carnosità, una palabra italiana que define la materialidad de la carne.

Representar la carne era por aquel entonces sinónimo de encarnación, por lo que era regla común representar figuras con colores sutiles y una sensualización erótica. En la exposición se recogen obras de los siglos XVI y XVII como La Magdalena, de Juan Bautista Maíno, y La visitación de la Virgan a Santa Isabel, de autor desconocido.

Asimismo, la comisaria ha tratado reflejar la impresión de las artistas femeninas en torno al cuerpo humano.

Una labor complicada, ya que la mirada de mujeres era “insólita” y solo ha podido trasladar el trabajo de la pintora barroca italiana Artemisia Gentileschi.

La invención del cuerpo. Desnudos, anatomía y pasiones ha sido posible gracias a la colaboración entre los dos museos y la aportación de otros centros europeos que han cedido parte de sus colecciones. Son el caso del Prado, el Louvre, la Biblioteca Nacional de París, la Galería Borghese de Roma, el Thyssen-Bornemisza de Madrid, el Museo Tessé de Le Mans y el Bellas Artes de Orleans.

La muestra de San Telmo se complementa con una serie de actividades que arrancan mañana con una conferencia de la propia Bolaños, quien explicará de primera mano la colección.