pamplona - En su nuevo poemario, el octavo en su nómina personal, Isabel Blanco aborda cuestiones habituales en su trayectoria literaria, como la igualdad y los temas sociales, el dolor de las ausencias, la naturaleza y, por supuesto, el amor. Pero lo hace de una manera especial. Ilusionada. Y es que siente que, de algún modo, Brigid o el fuego de la transformación (Torremozas) es como un primer libro; como si, después de aplicarle una seria advertencia, la vida le regalara la oportunidad de continuar creando. La autora donostiarra afincada en Navarra presentará el volumen mañana en un acto que se celebrará a partir de las 20.00 horas en el Nuevo Casino Principal de Pamplona. La acompañarán Ana Belén Albero, de la Asociación Navarra para la Innovación, la Creatividad y la Cultura, el cantautor y poeta Iñaki Auzmendi y la cantante y compositora lisboeta M.O.M.

El año pasado, Blanco sufrió un AIT (Accidente Isquémico Transitorio) y, aunque no le ha dejado ninguna secuela, “el susto fue grande”. “Las semanas posteriores tuve dolores de cabeza, creí que me podía ir y lo primero que pensé es que no iba a poder despedirme de mi hija, y luego se me ocurrió que no iba a ver publicado este libro. Parecerá una tontería, pero a veces la vocación poética va más allá de muchas cosas”, comenta la autora, que afortunadamente pudo finalizar este poemario que ilustra una intensa pintura de Andrée Schwabe, artista francesa afincada en Luxemburgo. El título se refiere a la divinidad celta Brigid, que representa la sanación, las artes, la poesía y el fuego. La dualidad del fuego, porque “por un lado fue un gran hallazgo, uno de los más importantes, pero, por otro, es tremendamente destructivo. Pasa lo mismo con los seres humanos, que pueden ser extraordinarios, pero también malvados, y esto no va a cambiar nunca; lo que no quiere decir que los que nos dedicamos a los ámbitos artísticos dejemos de trabajar para generar conciencia en nuestro entorno”.

cuatro apartados El poemario está dividido en cuatro apartados, comenzando por Paisajes de la furia y el dolor, en el que Isabel Blanco despliega sus preocupaciones hacia el contexto histórico actual, con poemas como Los ojos de Alepo o Mi nombre es Salwah, unos versos sobre una niña siria con el que ha ganado un certamen y con el que pretende que “no nos quedemos solo en las cifras de este terrible conflicto, sino que profundicemos y, sobre todo, no miremos hacia otro lado”. El tercer capítulo, Con la impaciencia de un águila salvaje, también aborda temas sociales como el maltrato y la lucha por la igualdad, con piezas como 016 o Luchadoras de seda, y, antes, en el segundo, El amor nos defiende, la autora reúne una serie de poemas sobre el amor, “que, en sus distintos estados, nos acompaña toda la vida”. Por último, en Algunos días, resume un poco los tres apartados anteriores, pero a la vez finaliza con un mensaje en el que reivindica que, pese a las ausencias y a otros dolores, “todas las mañanas, todos los días, hay alguien que nos dice: levántate y anda”.

Como señala Mª Pilar Gorricho Castillo en el prólogo, los cuatro epígrafes funcionan bien por separado, pero todos ellos están unidos por un tejido común: “la polifonía y el uso de imágenes, así como de anáforas y metáforas brillantes ya presentes en sus anteriores libros”. Y en ese transitar por las páginas, añade Gorricho, se percibe “el diálogo permanente entre el yo poético y el yo lírico”. “Me pasa a menudo que, aunque esté escribiendo en primera persona, enseguida incluyo a las personas que hay a mi alrededor, y me dirijo a ellas”, apunta Blanco, gran defensora de la empatía. “Antes de tener alguien con alzhéimer en mi entorno, ya escribía sobre el tema, sintiendo de verdad ese sufrimiento. Si todos fuéramos más empáticos, que no solidarios, que eso es otra cosa que está muy bien, pero es distinto, esta vida podría cambiar bastante para mejor”, señala. Y lo mismo piensa de la igualdad. “Llevo años escribiendo sobre esta cuestión y diciendo que lo más importante es la prevención desde la educación, y parece que por fin se están dando pasos en ese sentido”, comenta, aunque también se horroriza ante las propuestas retrógradas de algunas formaciones políticas. Lo bueno, eso sí, es la “unidad que estamos mostrando las mujeres, es de lo más importante que ha sucedido en los últimos años”, y sonríe al decirlo. “Afortunadamente, también hay muchos hombres buenos; siempre hay que sumar, nunca restar”, agrega.

El tono de denuncia no impide, eso sí, que la poeta mime la estética de sus versos al máximo. “Siempre me ha gustado mucho cuidar la forma, aunque cambie de registro”, explica. Y cuenta que ya tiene varios poemas iniciados y proyectos a los que se entrega con auténtica vocación, sino devoción, cultural.

Título. Brigid o el fuego de la transformación (Torremozas).

Autora. Isabel Blanco Ollero.

Presentación. Mañana, a las 20.00 horas, en el Nuevo Casino Principal de Pamplona.

‘Grito de mujer’. Isabel Blanco vuelve a coordinar la celebración en Navarra del Festival Internacional de Poesía y Arte Grito de Mujer, que se celebrará el próximo 14 de marzo en el Planetario. Este año, bajo el lema Yo grito por mí.

Antologías. La autora acaba de participar en los poemarios colectivos Equilibrar los tiempos, editado por el Ayuntamiento de Valladolid, y en De sur a sur, antología de poesía erótica quie acaba de ganar una mención en Miami.

Con música. Blanco sigue trabajando en la grabación de un disco con sus poemas musicados por 14 cantautores del Estado.