barcelona - Lágrimas de Sangre están de vuelta con Vértigo, un tercer álbum con el que quieren reivindicarse como “banda de rap” y con el que reconfirman su salto cuantitativo, pues su puesta de largo será el 23 de marzo en el Sant Jordi Club de Barcelona ante 4.500 fans.

“Antes del lanzamiento sí que nos planteamos que íbamos a llegar a más gente, pero la intención era sencillamente hacer un mejor disco”, apunta el guitarrista RamaLama, antes de que su compañero el MC Microbio apostille: “Pero somos ambiciosos, siempre trabajamos para mejorar y ofrecer un espectáculo más bueno”.

Vértigo es un salto cualitativo que reflexiona, a lo largo de sus 17 cortes, sobre el mundo que habitamos en 2019 a ritmo de hip hop sin dejar de lado otros estilo como el rock, el reggae o incluso la salsa. Sea con el género que sea, en su minutaje están plasmadas las inquietudes vitales de este combo barcelonés.

“Da un poco de miedito”, resume Microbio, quien luego desarrolla: “Vienen unas elecciones nacionales y como votante de izquierdas me encuentro un poco perdido, no sé a quién dirigirme. Si fuera un poco facha supongo que tendría más opciones ahora mismo. Nosotros somos hijos políticos del 15-M al final y estamos profundamente tristes con cómo han ido las mareas”.

Tercia Microbio para remarcar que ellos hacen “música política” porque en un momento dado sintieron que “había una necesidad social. Y sentimos que la sociedad se politizaba y se hablaba más del tema. Pensamos que en nuestro contexto podíamos hacer algo”, señala.

alejados de etiquetas Pasando de las etiquetas, sí que se aprecia en Vértigo esa preponderancia del hip hop, aunque Acid Lemon explica que siguen “fusionando el rap con otros géneros” en función de lo que les “pide el cuerpo”.

En la mejor tradición del hip hop, no faltan en Vértigo un buen número de colaboraciones, entre las que destacan Kutxi Romero (Marea), el humorista Miguel Noguera, Adala, EAM, Vito o Valtonyc. Al estar exiliado en Bélgica para evitar la cárcel en España, este último tuvo que participar a distancia, algo que cobra una dimensión simbólica. “Nos pareció que tenía valor simbólico que la hiciera él solo”, relata Microbio, antes de luego reflexionar sobre la situación del país en general y de su colega en particular: “Es que hemos vuelto a la represión, a los exiliados, a la autocensura”. - E.P.