pamplona - A partir de las 17.00 horas, esta historietista e ilustradora procurará enseñar en el taller Señoras que no saben dibujar, en el Museo Muñoz Sola, que cualquier elemento permite construir un mensaje.

Cualquier persona que haya seguido de cerca su trayectoria habrá podido ver que lo que empezaron siendo viñetas sobre las relaciones amorosas han dado paso a cuestiones serias y muy relacionadas con el ámbito político.

-Supongo que es una evolución lógica. Primero una empieza hablando sobre conflictos domésticos o cotidianos y cuando quiere pasar a otra cosa o simplemente se aburre, como en mi caso, que tengo bastante tendencia a aburrirme de todo en un momento, pasa a hablar de conflictos a gran escala, como lo es la política o la sociedad en general.

Es curioso que, aunque los temas hayan cambiado, los dos personajes que componen la gran mayoría de sus dibujos no.

-No son dos personajes en concreto a pesar de que mucha gente lo piense. Se parecen en cada dibujo, pero no son las mismas personas. De hecho, a veces por eso les pongo nombres, para que la gente sepa que son personas diferentes. Es más, estoy bastante en contra de crear un personaje porque luego te lo piden. Como Mafalda, que es el único personaje que vinculan a Quino. Es cierto que la manera de dibujar que utilizo yo es muy sencilla y eso puede dar a una equivocación.

El humor sarcástico es una de sus señas de identidad. ¿Es más fácil así hablar sobre todo tipo de temas?

-Claro que sí. El humor es una herramienta que permite abordar de forma suave temas que son difíciles, y permite abordarlos, también, de una forma sana. Si hablo de algo que le está afectando a un lector o lectora, esta persona siempre procesará mejor el mensaje si le llega desde el humor.

De hecho, se suele decir que desde el humor es desde donde mejor llega una reflexión o una crítica.

-Todos sabemos cómo funciona esto. Tiene que ser un tipo de humor que no pisa, que intenta no ridiculizar a quien no se debe ridiculizar, evidentemente. Se pueden hacer chistes sobre la muerte, pero no estás diciendo que qué bien que se haya muerto alguien. Por ejemplo, hablar sobre las circunstancias en las que ha muerto una persona no implica que tú te estés riendo de eso ni que lo estés ridiculizando, simplemente estás transmitiendo unos hechos. Le quitas gravedad al asunto fijándote en otros aspectos del suceso.

En relación con esto podríamos hablar de los límites del humor, de los que tanto se ha hablado recientemente. ¿Qué opina al respecto?

-No creo que los límites sean del humor, sino del público. El humor no tiene límites. Todos hemos dicho de todo en circunstancias diferentes. Entre amigos o en un círculo pequeño todos hemos hecho algún chiste que si se dijese en público supondría el fin de nuestra carrera. Pero en petit comité sí que lo haces. Así que el límite estaría en el público que te está viendo o leyendo.

En alguna ocasión ha dicho que “reímos para no morir”. ¿A qué se refiere con esta expresión?

-Para no morir o para no matarnos, más bien. En muchas ocasiones nos reímos de temas que son complicados y que nos pueden acabar deprimiendo si no hacemos más que pensar en ellos, desde la actualidad, la vida y la muerte o la salud emocional, por decir algunos. Entonces el primer paso para que las cosas dejen de ser tan crípticas es sacarlo afuera, hablar sobre ello, y lo haces además con un lenguaje que procura quitar un poco de gravedad.

Lleva ya un tiempo dibujando para ‘El País’. ¿Qué le parece trabajar para un medio generalista como este? ¿Ha supuesto un cambio en su trabajo de alguna manera?

-Lo único que ha cambiado en mi trabajo es que esto supone una regularidad. Es decir, yo tengo que hacer una viñeta a la semana y la tengo que hacer sí o sí. Y, bueno, en algunas ocasiones tienen que estar relacionadas con la realidad.

En algunas ocasiones, sí, pero hay viñetas suyas que perfectamente se podrían ver dentro de cinco años y seguirían estando igual de vigentes que hoy en día.

-Claro, es que eso es lo ideal, que no haya un contexto. Quizás sí que muestren aspectos de hoy en día pero no un contexto muy marcado, porque entonces dentro de veinte años necesitarían una explicación. Creo que tienen que ser dibujos que vayan a la raíz de la cuestión. Pongamos por ejemplo las nuevas elecciones. Pues en la viñeta, en vez de poner la fecha de 10 de noviembre, hay que hablar del hecho en sí, de qué está pasando en el sistema en general y eso es atemporal. Es decir, reflejar que hay un pueblo y unos representantes, algo que siempre ha habido y que se entiende hoy y dentro de cinco años.

¿Cómo es su forma de trabajar? Si tiene una idea, ¿prefiere reposarla antes de darle forma o la aborda en caliente?

-Es obligatorio reposar, porque cuando se te ocurre una idea no es directamente la viñeta sino que es un tema general, digamos, y tienes que andar destilando esa idea hasta encontrar la raíz de eso, qué es lo que hace que tenga una contradicción o que sea interesante ese tema. Y esto es la mayor parte del trabajo, aunque yo la hago de cabeza, no suelo anotar lo que voy pensando.

Su trabajo está muy ligado a la lucha por la igualdad, por los derechos de la mujer, etcétera. Y, como usted, otras tantas ilustradoras. ¿Es que ahora nos estamos atreviendo a hablar en público de estos temas o ya se tocaban de antes pero no éramos conscientes de ello?

-Yo diría que lo segundo. Evidentemente, nacer mujer o sentirse mujer siempre ha implicado estar en inferioridad de oportunidades y de derechos. Y creo que las mujeres siempre hemos hablado de ello, solo que ahora es de dominio público. No olvidemos que son temas que afectan a más de la mitad de la población.

Comparte gran parte de su trabajo a través de las redes sociales. ¿Qué ha supuesto para su crecimiento profesional una herramienta como ‘Instagram’?

-Es la base de todo. Me ha permitido tener todos los trabajos que tengo porque es un escaparate donde yo muestro todo lo que hago.

¿Qué aprenderán las y los asistentes al taller que impartirá mañana en Tudela?

-Es un taller para todos los públicos, no está dirigido a personas con una formación específica. Se trata de un taller para pensar, para tratar de, a partir de ejercicios cortos y enunciados, solucionar la forma de expresarnos. No importa si alguien solo sabe dibujar cuadrados y círculos, porque puede elaborar un diálogo también divertido con estos dos elementos.

“Las redes sociales son la base de todo y lo que me ha permitido tener todos los trabajos que tengo”

“En muchas ocasiones nos reímos de temas que son complicados para que no nos acaben deprimiendo”

“No importa si alguien solo sabe dibujar cuadrados y círculos, se pueden elaborar diálogos divertidos también”