cine - Antonio Banderas vive unas semanas frenéticas, entre EEUU para la promoción de Dolor y gloria y Málaga con los ensayos para inaugurar su Teatro del Soho, pero, pese a los avisos que le ha dado la salud, lo tiene claro: “Pase lo que pase, lo que no quiero es vivir muerto, morirme antes de morirme”.

“Si me tengo que morir, me moriré, pero no voy a parar porque no puedo, es mi forma de ser. Me encierro en mi casa y me como las paredes”, afirmó ayer a los periodistas Banderas, que presentó la campaña de moda otoño-invierno que ha protagonizado para El Corte Inglés.

En su proyecto teatral quiere tirar de sus “relaciones personales” y traer a artistas que hablen con los jóvenes actores para que éstos “no se sientan desamparados”, una sensación que él “tenía constantemente” cuando empezó a hacer teatro en los años 70 y que no quiere que tenga ahora “el talento joven que hay o que se educa en Málaga”.

Recuerda aquellos momentos cuando iba “vestido de romano, con el casco y el plumero, en un Vespino hasta el Teatro Romano de Málaga para interpretar a Marco Antonio en el ‘Julio César’ de Shakespeare”, algo que “es muy gracioso ahora, pero entonces no era tan gracioso”.

A la apertura del Teatro del Soho con el estreno del musical A Chorus Line vendrán su hija, Stella del Carmen; su exmujer, Melanie Griffith; los dos hijos de ésta, Dakota -“si no está rodando”, puntualizó Banderas- y Alexander, y toda su “familia americana”, según el actor malagueño.

“Vienen como unas sesenta personas desde Nueva York para el estreno”, resaltó Banderas, que asume la “responsabilidad” en el retraso de la inauguración, porque él ha “contratado las obras”, pero advierte de que “esto ha sido una carrera de obstáculos”.

“Es increíble que vayamos a estar en disposición de abrir a mediados de noviembre. Tendría que pasar un desastre para que no estuviéramos, pero vamos a estar”, aseguró.

Se felicita por haberse rodeado en el Teatro del Soho de un “equipazo” que ha “traído de la mano” una persona con la que ha “trabajado desde el año 80”, en alusión a Lluís Pasqual, director del espacio escénico, que es un “gran gestor” y con el que considera haber logrado “un éxito” al traerlo a Málaga.

Y para A Chorus Line tiene un equipo de noventa personas, porque Banderas asevera que “si se hace teatro musical, no puede haber nada pregrabado, y hay diecinueve músicos que tocan en directo y diecisiete chicos en el escenario que cantan en directo”. - Efe