concierto de la orquesta sinfónica de euskadi

Intérpretes: Orquesta Sinfónica de Euskadi, Coral de Bilbao (director, Enrique Azurza); Mojca Erdmann, soprano. Programa: John Corigliano, Promenade overture; Edgard Varese, Tuning up; Steve Reich, Clapping Music; Mikel Chamizo, Navigare necesse est (estreno); Arnold Schoenberg, Erwartung; Usandizaga, Dans La Mer, con el apéndice del Boga Boga, en armonización de Guridi. Programación: ciclo de la OSE. Lugar: Auditorio Baluarte, sala principal. Fecha: 3 de octubre de 2019. Público: lleno (35, 10 euros).

Se pretendía, con la sorpresiva apertura del ciclo de la orquesta vasca, introducir al oyente en la incertidumbre de navegar por aguas desconocidas: no se reveló el programa, a excepción del estreno de Chamizo. Y, efectivamente, ni Corigliano, Varése, Reich, Chamizo, ni, incluso, Schoenberg son precisamente compositores del repertorio habitual de las orquestas. Así que, efectivamente, el primer objetivo se cumplió. Por otra parte, el ejecutar todo el programa sin solución de continuidad, aunque llevó a algunos equívocos, hizo del concierto una nueva composición en sí mismo, con aguas espumosas y festivas (Promenade); llenas de humor (Tuning up); rítmicas (Clappiing music); históricas (Navigare); de oleajes dramáticos (Erwartung), y de amplios y bellos horizontes (Dans la Mer). Y cada espectador pudo interpretar, a su manera, todo ese mar de músicas; incluso con esos equívocos -“será la mujer de Elcano”, oí algún comentario, creyendo que la obra de Schoengberg, formaba parte del estreno de Chamizo-. Pero, al fin y al cabo, tampoco es un disparate esa apreciación: ¿no es la espera (Erwartung), el gran drama de las mujeres que esperan a los hombres que se hacen a la mar? En fin, de todos modos, el concierto fue, parafraseando a nuestro poeta Juanjo Olasagarre, por lo menos, un 80% navegable; en algunos tramos, con la soprano Mojca Erdmann, por ejemplo, para mí, casi el cien por cien.

Ciñéndonos a la música, el maestro Treviño hace un comienzo muy norteamericano: tres compositores neoyorquinos (Varese es francés, pero se desarrolló y murió en Nueva York), con fanfarria y desfile de las familias de la orquesta, en la overtura de Corigliano; un divertimento a partir de la afinación de la orquesta, de Varese, con sus repentinas masas sonoras incluidas; y un espectacular ejercicio rítmico del oscarizado Steve Reich, muy bien interpretado por los percusionistas de la orquesta, que se llevaron una gran ovación.

El estreno de Mikel Chamizo, Navigare necesse est (encargo del año Elcano), es una partitura que se entiende bien: parte con la Salve, tan pegada a la tradición marinera, cantada correctamente por la Coral de Bilbao; sigue el trajín del puerto de S.L.de Barrameda, con el recuento de las provisiones -detalle bien traído-; y los primeros envistes del agua, donde se escuchan golpes de mar (o de remo), con carácter ostinato y una música inquietante que acompaña a esos “doscientos corazones encogidos”, un tanto sosegada por la dulzura de la Salve, que se escucha de nuevo. La obra se defiende sola, es clara, y tampoco quiere abundar en el dramatismo de lo desconocido; en este último punto, claro, sin quitarle nada, queda un tanto eclipsada por una de las obras más importantes del siglo XX, “Erwartung de Schoenberg. Treviño hace una versión convincente, potente en los extremos dramáticos, fluida y a las órdenes del cambiante texto -lleno de amor y muerte-; siendo fundamental la voz y la implicación de la soprano Erdmann, que, a través de esa enorme -en tesitura, volumen, colorido emocional- especie de recitativo arioso, con momentos de gran lirismo -“mis labios arden y brillan”-, hace una interpretación magnífica, en el estilo, superando cualquier tipo de compás, y guiándose por el extraordinario libreto. Es verdad que, en las culminaciones de los clímax, continuos en esta partitura, la voz queda absorbida por la orquesta; pero es más bien eso, absorbida, más que tapada, para cuidar el carácter.

Todo queda un tanto sosegado -solemnemente-, por los bellos paisajes marinos de Usandizaga (Dans la Mer). Un concierto distinto. Comienza la travesía.