pamplona - Cuando se cumplen los 20 años de la publicación de su primer trabajo, La maqueta, Estopa, uno de los grupos de mayor éxito a nivel estatal vuelve a los escenarios con Fuego, su trabajo más intimista y autobiográfico con el que comienzan mañana mismo una gira de presentación. El primer concierto será mañana, en el Navarra Arena, a partir de las 21.30 horas. José Manuel Muñoz, uno de los dos integrantes del grupo, atiende a DIARIO DE NOTICIAS por teléfono, sentado desde una terraza y acompañado por su hermano David. Porque aunque la vida -y más bien su trabajo- les haya procurado grandes éxitos con los que ahora podrían estar en cualquier lugar, para los Estopa, los mejores momentos siguen siendo los que suceden en las terrazas de siempre, con las personas de siempre y con una buena cerveza en la mano.
Hoy (por ayer) es su cumpleaños. ¡Felicidades!
-Gracias, muchas gracias. Cuarenta y un añazos. Se dice pronto, pero ya llevamos media vida con esto de la música...
Parece que fue ayer cuando sacaron a la luz su primer trabajo, pero ya han pasado dos décadas. ¿Qué piensan cuando echan la vista atrás?
-Que ha pasado demasiado rápido. Hemos tenido muchísima suerte y nos hemos sabido guiar por nuestro instinto, no por sabiduría. Y creo que, para bien o para mal, siempre hemos tenido el objetivo de gustarnos a nosotros mismos y no intentar gustar a todo el mundo.
Se han guiado por un instinto, por un convencimiento de ser fieles a sí mismos y todo ello sin permitir que las modas de cada momento influyan en su trabajo.
-Siempre nos ha gustado tomar caminos diferentes a los que suele tomar todo el mundo. Nosotros respetamos todos los estilos musicales, pero la gente tiene que entender que nosotros queremos hacer lo nuestro. Que ya abarca, por cierto, muchos estilos musicales; siempre nos ha gustado jugar con el rock, con el reggae, con la bossa, y todo esto aderezado con la rumba. Estos han sido siempre nuestros ingredientes. Y la verdad es que intentar modernizarse a la larga sale caro, porque lo moderno luego suena antiguo.
Son 20 años ya sobre los escenarios. ¿La motivación sigue siendo la misma que el primer día?
-Creo que las ilusiones siguen intactas. Somos unos flipaos desde que nacimos, y siempre nos hemos flipado con cualquier cosa y con las canciones es un flipamiento constante. Una vez que las tenemos compuestas y grabadas deseamos que la gente las oiga. Nos ilusionamos muchísimo con cada proyecto y ahora estamos muy contentos por mañana empezar ya la gira.
Dice que son unos flipados, pero otros dicen, o decían, que son los “chicos de barrio”, los “calorros”... Después de tanto tiempo, ¿han quedado estas calificaciones atrás?
-El que nace calorro, muere calorro. No nos molesta en absoluto. La rumba siempre nos ha gustado, nos la puso nuestro padre desde pequeñitos y siempre nos trae buenos recuerdos y buen humor, y siempre estaremos dándole a la rumbilla.
Pasando a hablar ya del disco, lo primero que me gustaría destacar es esa cierta melancolía que se aprecia, al menos, en las letras.
-Quizás este sea el disco donde más se ve. Pero siempre ha habido melancolía, siempre hemos jugado con historias más trágicas o tragicómicas. Pero esta vez sí que miramos más hacia nuestro interior y hablamos más de los estados de ánimo que podemos tener. Es un disco más melancólico, pero en algunas canciones, porque otras pasan a ser totalmente oníricas. Y hablando de lo musical concretamente, también hay más acordes mayores, que eso siempre le da un punto más positivo al mensaje. Pero sí que hemos visto que las penas, con rumba, son menos penas. Espera, que ha venido mi hermano David con una cervecita -dice, mientras pega un sorbo-. Ya está, podemos seguir.
¿Por qué han preferido mirar hacia dentro en vez de contar lo que ha pasado fuera? En estos cuatro años entre su anterior trabajo y este, han pasado cosas como para un sinfín de canciones...
-Sí, pero nosotros siempre hemos hablado de cosas muy cotidianas que no salían en los titulares de los periódicos. Nuestras canciones hablan del día a día y siempre hemos tenido como una cámara hacia el exterior, pero quizás esta cámara ahora se ha vuelto una endoscopia.
¿Podría decirse que en Fuego Estopa suena más pop que nunca? Aunque no sé si le tienen mucho aprecio al calificativo pop...
-Siempre hemos tenido nuestros prejuicios. Cuando empezamos, decíamos: “¿Pop? Nosotros no somos pop”. Nos sonaba a Duran Duran y a grupos con los que no teníamos nada que ver. Y con el tiempo ha resultado que sí que tenemos un punto pop (ríe), lo que pasa es que siempre está aderezado con otros estilos musicales. Pero sí que hay un poco de dulcificación de los sonidos.
Más pop, pero ¿todavía seguidores fieles de grupos como La Polla Records o Extremoduro?
-Son nuestros exponentes y referentes números uno. Nuestros padres nos pusieron de jóvenes la rumbita, pero nosotros tuvimos una adolescencia punki en la cual escuchamos mucho Siniestro Total, La Polla Records, Kortatu, Extremoduro... Y después tuvimos una época de cantautores, donde escuchamos a Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute... Así que hemos pasado por diferentes etapas y somos lo que hemos oído.
¿Creen que cada vez cuidan más las letras de sus canciones? Ya no se oye aquello de “estaba yo en los semáforos vendiendo cleenex para pagarme un pico”.
-Bueno, en esa canción en particular estábamos hablando en primera persona pero evidentemente hablábamos de un personaje que había en nuestro barrio. Nunca hemos sido esa persona. Y ahora, quizás, ya no estamos en el parque, de botellón, de canutillos... De cervezas, sí (ríe).
La edad...
-Quizás sea la edad, sí. Ahora en vez de estar en la plaza, estamos en la terraza del bar, pero en la misma plaza, ¿eh?
Siguiendo con el nuevo disco, hay una canción que llama especialmente la atención, que es la que dedican a Siri -asistente inteligente de Apple-. Parece salida de un capítulo de la serie Black Mirror.
-Totalmente. El guión podría haber salido de esa serie, aunque también nos han dicho que se puede parecer a la película Her, que no la he visto. Mi hermano David sí que la vio después de recibir estos comentarios y me dijo que, efectivamente, se parecía. Pero lo cierto, es que la compusimos antes de ver la serie. Empezó como una broma y luego empezó a pillar un trasfondo que nos gustó mucho, y la canción tenía mucho flow, un caminar diferente al resto que hay en el disco, y eso siempre le va a dar un puesto titular en el disco. Al final, siempre procuramos hacer cosas diferentes, y Pobre Siri iba a dar un color diferente a todo el trabajo.
Ha mencionado el trasfondo, que lo cierto es que resulta bastante potente. Al final, están hablando de una persona que se enamora de un aparato, por decirlo de alguna manera.
-Sí, sí, pero es que si no hay ya alguien enamorado, en un futuro ya verás tú cómo habrá gente que incluso se casará con Siri.
Por otro lado, sigue intacta aquella idea que vienen diciendo desde el principio de que no se les ocurre nada para escribir. ¿Es cierto el bloqueo o es una forma de hablar?
-Es una manera de hablar. Siempre hemos tenido la cosa de que cuando hacíamos una canción esa sería la última. Pero desde nuestra primera canción, ¿eh? Creo que fue en la tercera canción que compusimos, que no se ha editado en ningún sitio, donde empezábamos así: “Últimamente no escribo nada, noto el vacío al llenar tantas hojas”. Así empezaba, y era la segunda o tercera canción que componíamos en nuestra vida. Pero bueno, es una sensación que luego se va.
Y así como sigue esta idea redundando en sus diferentes trabajos, también sigue muy presente su amor por la cerveza, como ha confirmado hace un rato.
-Sí. Antes, quizás, bebíamos más whisky con Coca-Cola, pero el día siguiente era demoledor. Entonces nos pasamos al diesel, que es la cerveza, que te permite vivir más (ríe). Nos hidrata, cuando hacemos deporte nos sienta genial... Por las mañanas, que vamos a hacer deporte, a nadar o a correr, nuestro premio es sentarnos y tomarnos una cervecita, tocar la guitarra y lo que surja. Y tomarnos unos berberechos también, por qué no.
Otra vez, la edad...
-También. Totalmente (ríe).
¿Cuál es la canción que más les ha emocionado de todo el disco?
-El último renglón. Es la canción nueve de este disco, y siempre las canciones que colocamos en el número 9 son las más especiales para nosotros, las que consideramos más mágicas. En El último renglón, por ejemplo, cuando vino a grabar el pianista, que pone el volumen muy alto, estaba tocando y a todos los que estábamos en el estudio se nos cayó una lagrimita. Fue un momento muy emocionante. Estamos muy contentos de cómo ha quedado.
Con esto dicho, ya solo queda escuchar esta, y el resto de composiciones, sobre el escenario del Navarra Arena. Para este y otros conciertos próximos las entradas volaron en minutos. Parece que la gente tenía ganas de Estopa.
-¡La verdad es que sí! La gente se ha volcado muchísimo con la venta de entradas y ya solo nos queda agradecer su apoyo. Porque siempre que sacas un nuevo disco a la venta o programas una serie de conciertos queda la duda de si gustará a la gente o si se llenará el sitio. Y creo que esta duda siempre va a estar, por mucho tiempo que lleves. A nosotros nos ha sorprendido para muy bien, y en Pamplona también. Porque en la anterior gira pasamos por Anaitasuna, que es un recinto algo más pequeño que al que vamos ahora, que ya nos han dicho que es enorme. Al principio pensamos que quizás sería demasiado grande. Pero mira, parece ser que se van a vender todas las entradas. En Barcelona también haremos doblete, en Valencia también y lo mismo en Granada... No podemos decir más que que estamos muy contentos y que gracias a toda esta gente se nos ha quitado la duda que teníamos. Ahora, solo nos queda decir eskerrik asko!