madrid - Klaus, de Sergio Pablos, ha hecho historia al convertirse en la segunda cinta de animación española nominada al Oscar (tras Chico y Rita en 2012), y Buñuel en el laberinto de las tortugas, que recrea el documental del cineasta Luis Buñuel Las Hurdes. Tierra sin pan (1933), se quedó a un paso de Hollywood, pero ganó los Premios de la Academia Europea: las dos están en los Goya.

Y con ellas, Elcano y Magallanes: La primera vuelta al mundo, de Ángel Alonso, tres muestras de la madurez de los equipos de animación españoles, que probablemente comenzaron su despegue internacional con Planet 51. Aunque la historia de la animación en España se remonta a los inicios del siglo XX, con los trabajos de realización de Segundo de Chomón para los estudios Pathé. Un siglo después, la evolución de la tecnología, la profesionalización de los estudios españoles y trasvase de directores, técnicos y dibujantes españoles en los últimos 20 años -también con los más prestigiosos estudios del mundo, de Disney a Fox, Warner, Paramount o Píxar- ha cambiado la concepción de los llamados "dibujos animados".

Lo mismo para la industria. La animación española facturó 654 millones de euros (725 millones de dólares) y dio empleo directo a 7.450 profesionales digitales en 2017, según datos del último Libro Blanco del sector, publicado por la federación Diboos de productores de animación y efectos visuales a finales del año pasado. Esa publicación sitúa a España como quinto productor mundial y segundo europeo en largometrajes de animación y destaca su potencial de crecimiento: las alrededor de 250 empresas que forman el tejido productivo llegarán a facturar mil millones de euros cuando acabe 2020.

Klaus, con dos nominaciones a los Goya; Buñuel, con cuatro; y Elcano y Magallanes, con una, son un claro ejemplo de ese cambio de percepción un sector en auge. "Empezamos a ser parte importante en la industria cinematográfica española, estamos creciendo mucho y cada vez estamos más presentes a nivel internacional", señaló a Efe Deneb Sabater, vicepresidenta de la asociación Mujeres en la Industria de la Animación (MIA). - Efe