Según la mitología griega, Ariadna fue una joven princesa cretense que se enamoró del dios del vino, Dionisio. Por ello, no hay nadie mejor que ella para dar la bienvenida a la Bodega Otazu. Se trata de una gran escultura, realizada por el artista Manolo Valdés, situada justo en la entrada de esta institución dedicada, por supuesto, al vino y, con la misma intensidad, al arte. "Lo nuestro es pasión, por ambas cosas", dicen desde la Fundación Otazu, paraguas bajo el cual se agrupan todas las actividades artísticas que se realizan en Bodega Otazu. Una pasión que han trabajado a lo largo de muchos años y que les ha permitido lograr el Premio al Coleccionismo de ARCO por el valor artístico de su colección y su labor en el apoyo a la difusión del arte contemporáneo.

No es para menos. Su colección permanente está formada por cerca de 600 obras de arte contemporáneo que van mostrando poco a poco en diferentes rincones de sus instalaciones, donde el arte llega hasta el último de los recovecos. Su intención es unir arte, naturaleza y sociedad con la premisa de la creación artística como herramienta de reflexión, innovación, concienciación y mejora social. "En Bodega Otazu se lleva coleccionando arte durante muchos años, y la colección tiene ya un calado, una importancia", subraya Berta Viteri, coordinadora de la Fundación, para quien es fundamental "apartar la idea del coleccionismo como mera acumulación de obras de arte". En este sentido, explica: "Para nosotros, el coleccionismo no supone acumular obra y colgarla en un espacio; supone tener una relación activa con los artistas y una implicación con la red artística tanto del lugar en el que estamos como de otros lugares".

Así, su trabajo está enfocado a la involucración de la Fundación con la labor artística. Un ejemplo es el proyecto que llevan tiempo realizando bajo el nombre de Genios de Otazu, en el que artistas acuden a la bodega y trabajan mano a mano con los etnólogos realizando un vino e interpretando la barrica o la etiqueta del vino. "Se trata de aunar el proceso etnológico con el artístico", concreta Viteri, que especifica que de aquí "sale una edición especial de vino elaborada en conjunto y donde el artista ha interpretado toda la estética de la botella". Otro ejemplo es la Bienal de Escultura que celebra la Fundación Otazu, que acaba de cumplir su tercera edición y en la cual la institución propone un espacio concreto de la bodega para que los artistas realicen sus diferentes proyectos artísticos destinados a dicho espacio. Concretamente, la obra seleccionada en la última Bienal es Tiempo, del creador Hans Peter Feldmann, que pronto se podrá ver en las instalaciones situadas en el Señorío de Otazu.

cerca de 600 obras Las cerca de 600 obras de la colección permanente pertenecen a algunos autores como Carlos Cruz-Díez, Anish Kapoor, Ai WeiWei, Secundino Hernández, Dalila Gonçalvez, Alfredo Jaar, Leandro Erlich, Daniela Libertad, Ernesto Neto, María Luisa Fernández o Elena Asins, entre muchos otros. De esta última artista, hay que destacar, serán las obras que se expongan en la exposición temporal -la Fundación Otazu realiza anualmente una exposición dedicada a un creador o creadora en particular- que se inaugurará este mismo mes, el día 22. "Ha sido una de las autoras más importantes para el arte conceptual español, y queremos que tenga este reconocimiento, que se siga pensando sobre su obra", destaca Viteri, y avanza que se podrán ver obras tanto de la colección de Otazu como una obra del Museo Reina Sofía "que nunca antes ha salido de allí".

Respecto a la colección permanente, Viteri apunta que "todo comenzó con una colección familiar con una inquietud y pasión por el arte muy fuertes". "Poco a poco la colección fue creciendo y se fueron adquiriendo obras con un criterio más coherente", añade. En estos criterios se basa mucho la fijación de la fundación en el arte iberoamericano, porque entienden que "hay una relación cultural importante entre América y Península Ibérica, no desde una perspectiva colonial, sino desde una perspectiva postcolonial en la que ha habido muchas voces a las que no se les ha dado la importancia que merecían". "Es una pasión personal; muy pocas veces nuestra colección refleja las modas o las tendencias actuales, sino que tenemos un foco por lo más contemporáneo porque creemos que esa es nuestra labor como coleccionistas, así como lidiar con las preguntas de nuestro tiempo, involucrarnos con nuestro momento y crear una conversación actual", destaca la coordinadora de la fundación.

arte y vino Para Viteri, "el sector artístico y el industrial nunca tendrían que estar en oposición frontal sino que pueden relacionarse y aportarse el uno al otro". Y esta, quizás, sea una de las razones por las que el arte case tan bien en esta institución dedicada a la fabricación de vino. "En el fondo son dos lenguajes que se dirigen tanto al cuerpo como al espíritu", dice, y añade: "El buen arte tiene que removerte, tiene que llegarte dentro, tiene que cambiarte de alguna manera, casi como si te dejara tambaleándote y reflexionando; y con el vino creo que puede pasar esto mismo, un buen vino no lo sientes solo en la boca: te tiene que llegar dentro, tiene que hacerte sentir algo más allá, darte alegría de vivir, darte pasión...".

Por esto, apunta, "el arte está en todos los rincones de la bodega". "Queremos que arte y vino estén en continua relación, y por eso invitamos a muchos artistas a venir a este espacio y crear algo único dentro de este entorno; esta invitación está abierta a todo artista que quiera, de lo que se trata es de crecer en todos los sentidos", comenta.

conexión con la ciudadanía Uno de los retos que se plantea la Fundación Otazu a corto plazo es crear una conexión más cercana con la ciudadanía. Hasta el momento, su trabajo se ha centrado especialmente en ese vínculo entre institución y creación, pero es su deseo comenzar con una labor divulgativa real. Por ahora, para poder disfrutar de estas obras de arte es necesario concertar una visita con la bodega -no es gratuita-, en la cual se incluye el recorrido artístico. "Estamos todavía trabajando y viendo cómo podemos acercarnos más a todo el mundo porque queremos mostrar el arte de nuestra colección, queremos compartirlo e invitar a que haya discusión, a que haya reflexión, porque será solo así, junto con una invitación a los artistas a seguir creando, cuando se fortalezca todo el sector artístico", puntualiza Viteri.

Es aquí, de hecho, donde considera la coordinadora que más se puede notar el reciente reconocimiento que les ha otorgado ARCO (Feria internacional de Arte Contemporáneo de Madrid), institución con la cual la fundación guarda una estrecha relación. Así, subraya: "Estamos súper agradecidos y creemos que va a jugar un papel muy importante en la difusión de la colección, que se sepa que existe, que está aquí en Navarra y que todo el mundo la puede visitar". Sobre ARCO, añade: "Como coleccionistas, esta es una institución referente en el sector y nuestra relación viene de muchos años atrás". Fruto de ella es, por ejemplo, el ArtWeekend que se celebra anualmente en Otazu -este año será el 22 de febrero-, donde la fundación presenta todos sus avances y proyectos artísticos. "De hecho, forma parte del círculo de actividades de ARCO", puntualiza Viteri.