PAMPLONA. Se llama Álvaro, pero todo el mundo lo conoce como "Guitarricadelafuente" (por la guitarra aragonesa y su apellido: Lafuente), un artista que, en tan solo un año, se ha convertido en uno de los cantantes revelación, al que todavía le parece "flipante" que su música consiga inspirar a la gente.

Todo empezó cuando se abrió una cuenta de Instagram en la que subió covers y, más tarde, canciones suyas y grabadas de forma casera, con las que comenzó poco a poco a ganar visibilidad y seguidores por su peculiar voz y su estilo, que lo ha llevado hasta la "girica" que comienza este febrero en Pamplona.

Sus canciones suenan a flamenco, a las jotas que Álvaro escuchaba desde niño por la megafonía de su pueblo, a los campos turolenses y al mar de Benicassim, donde nació; pero, al mismo tiempo, recuerdan a las guajiras, quizás inspiradas por un tatarabuelo suyo que estuvo en la Guerra de Cuba, y a Manu Chao: uno de sus cantantes favoritos.

Es por esto por lo que su música es diferente y, a la vez, tan suya. Toda esa mezcolanza forma parte de él y, por eso dice que tiene el corazón "partío" entre Benicassim y las Cuevas de Cañart (Teruel), el pueblo de su abuela, y donde afirma que ha aprendido "el cariño a la familia, a la naturaleza, al campo y a los amigos".

Según una de sus composiciones, allí "la vida es tan bonita que parece de verdad" y por eso todavía se emociona al recordar en una entrevista con Efe el concierto que hizo allí el verano pasado, un acto que asegura que fue "muy especial" y "un homenaje" a la gente del pueblo que lo "había visto crecer".

Nacido en el seno de una familia de músicos y joteros, aprendió por su cuenta a tocar a su inseparable compañera: la guitarra, en la que ha encontrado la manera de poder expresarse a través de su música, la cual, dice que "no tiene significado", o, sí, pero "el que le guste a cada uno", explica.

Al preguntarle a Álvaro cómo se describiría si fuese una casa, detalla que tendría "mucha luz" y "cristaleras por todos los lados", con "jarrones de cerámica", y un jardín enorme que se encontraría "en el medio del campo" pero "cerca de un acantilado".

Todo este gusto por la estética viene dado por sus anteriores intentos académicos (probó con arquitectura y también con dirección de cine) y se ve reflejada en lo que después descubrió que era su pasión: la música; en sus videoclips y en las portadas de sus singles, inspiradas por los fotógrafos de Magnum, Alex Webb y Rebecca Norris.

Para el cantante, la música está "ligada" a la estética y, de lo contrario, "no sería coherente", es el ejemplo de la paloma que aparece en el video de "nana triste", que significa "una metáfora de la libertad" y un recurso "utilizado en muchas canciones y en el folclore", como en la jota de "La Palomica", una de sus preferidas.

Se muestra sorprendido al conocer que una de sus canciones, "El Conticinio", ha sido la base de inspiración para un relato del escritor Holden Centeno. "Me parece flipante y estoy super agradecido de que mi música inspire a la gente" y "motive a la creatividad", admite.

Sin embargo, no es al único al que le han llegado sus canciones, también a todos aquellos que han agotado las entradas para este primer concierto en la Sala Zentral de Pamplona casi al día siguiente de haber anunciado la fecha, que continuará haciendo parada, al menos, en 21 ciudades más.

"Va a haber escenografía y un concepto "diferente" en cuanto a lo visual", adelanta, y no descarta que en su debut aparezca en el escenario la pamplonesa Natalia Lacunza para interpretar su dueto de "nana triste", una de las culpables del rápido éxito del joven.

Por el momento, confiesa que su intención es seguir nadando a contracorriente de las grandes discográficas y que encuentra grabando ya temas que le "encantaría poder sacar", que tiene diez canciones fijas y que pretende sacar disco antes de verano e ir desvelando singles hasta entonces. El primero: en marzo, desvela.