Cuatro arqueólogos de la Factoría Marítima Vasca Albaola y un técnico de una excavadora iniciaron ayer en la bahía de la Concha, a los pies del muro este, a la altura del tiovivo de Alderdi Eder, un sondeo para buscar todo un tesoro, "un posible pecio" que tendría más 267 años de antigüedad.

Los trabajos no son fáciles. No en vano, los investigadores no saben siquiera si realmente encontrarán los restos de un navío o no. Tampoco existe una relación de los naufragios ocurridos en la bahía, debido al incendio del archivo municipal tras el asalto de 1813. Es, por lo tanto, un sondeo arqueológico "a ciegas", tal y como confirmó ayer el director del departamento de investigación de Albaola y uno de los responsables de excavación, Xabier Alberdi.

Lo que sí existe, y es lo que motiva esta investigación, es información cartográfica del siglo XVIII. Es decir, un mapa que marca el lugar, si recurrimos al tópico literario. El también director del Museo Marítimo Vasco ?el antiguo Museo Naval? explicó que, entre 1753 y 1754, se elaboraron una serie de planos para construir el muro de Guardamar, que aún linda con la playa. Al excavar para colocar los cimientos de ese muro se encontraron con el pecio que ahora vuelven a buscar los arqueólogos de Albaola.

El sondeo, que cuenta con una ayuda de 6.000 euros de Kutxa Fundazioa, se alargará hasta mañana, y se ha hecho coincidir con las mareas vivas que, en cierta medida, han facilitado el acceso de los arqueólogos a la zona. "Si aparecen restos, perfecto; si no lo hacen... la arqueología no es una ciencia exacta", se curó en salud Alberdi.

El muro se cimentó sobre pilotes de madera y, según afirmaron los expertos, también sobre el propio pecio. Según los planos del siglo XVIII, de encontrar algún material, este aparecería a una profundidad no superior a metro y medio, algo "lógico" si se tienen en cuenta los recursos de construcción de hace dos siglos.

Durante la jornada de ayer ya surgieron fragmentos de madera, tanto de los pilotes como de embarcación, pero aún no han encontrado un pecio que "puede ser de ese barco o de cualquier otro que se ha hundido a lo largo de los siglos". De hecho, la bahía de La Concha guarda en su interior una decena de naves naufragadas, que se conocen gracias a prospecciones arqueológicas subacuáticas. Es el caso de un barco hundido del siglo XVI frente a donde ahora se sitúan los relojes y también el de la embarcación conocida como Los Flejes porque iba, precisamente, cargada con flejes de hierro de ferrerías vascas.

datación "Sabemos que el navío es anterior a 1753. ¿Cuánto anterior? Saberlo es el objetivo", expuso Alberdi en la presentación ante la prensa. Si se halla dicho pecio, extraerán un trozo de material ?madera? y procederán a datarlo mediante la prueba del Carbono 14. Conocer la cronología del navío es "fundamental" para poder diseñar intervenciones a futuro.

A juicio del experto, lo más interesante sería que la embarcación fuese anterior al siglo XVIII. De hecho, Alberdi aseguró que ya cuentan con planos y ejemplos de cómo eran las embarcaciones de hace 200 años, por lo que, en ese caso, no se procedería a una excavación arqueológica más profunda. "En cambio, no tenemos planos de barcos anteriores, por lo que cualquier pecio que aparezca es de interés para conocer las características de la construcción naval de la época", expuso, para después añadir que cuanto más antiguo sea el barco, más interés suscitaría.

En dicho caso, se buscaría la complicidad de los responsables institucionales para llevar a cabo una actuación mayor en la zona, "de varias semanas, quizás, para localizar y documentar" el navío.